“Que nadie dude que la técnica debe ir unida a la expresión personal, e incluso me atrevo a decir que al trabajo posterior de rediseño y adecuación, sin la limitación de congelar un momento exacto, sobre todo en política

OPINIÓN. Cuarta cultura
. Por Ramón Burgos
Periodista


22/02/21. Opinión. El periodista Ramón Burgos escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la actitud de los parlamentarios andaluces: “Claramente no vi en ellos la expresión de algunos valores que considero imprescindibles en estos tiempos de revuelta mudanza: la fe inquebrantable; el recuerdo nunca perdido; el guiño cómplice a toda una herencia de lealtad”...

Mirar con atención

En el Parlamento de Andalucía –con un protocolo y actitudes bastante discutibles durante toda la sesión– recordé, junto a un buen amigo y compañero de fatigas, de los pocos que de aquellos tiempos aún quedan “en activo”, otras actividades en las primitivas sedes del legislativo andaluz –Reales Alcázares de Sevilla, Palacio de la Real Audiencia y la Iglesia del antiguo convento de San Hermenegildo–.


Entonces, os lo aseguro, la idea de solidaridad planeaba por encima de otras muchas opciones, incluso de las posibilidades personales, bien fueran sociales, económicas o políticas.

Si bien es cierto que, para algunos de los protagonistas del acto comentado parecía como si el fruto de la soledad de forzada apariencia, aunque no sea comparable al que se puede alcanzar en comunidad, tuviese no sólo la virtud de los resultados de la meditación, sino también el del encuentro con uno mismo, sin engaños ni falsas justificaciones –hasta el mayor demente, cuando se enfrenta a sí mismo, conoce el fin último de sus acciones–, claramente no vi en ellos la expresión de algunos valores que considero imprescindibles en estos tiempos de revuelta mudanza: la fe inquebrantable; el recuerdo nunca perdido; el guiño cómplice a toda una herencia de lealtad.

En algunos sí vi historias de hermandad y devociones, tan unidas como eficaces en la difusión de la realidad y, a la vez, contestación a tantas y tantas preguntas que al menos algunos nos hemos realizado sobre el futuro de Andalucía.

Confieso que las actitudes de determinadas señorías me recordaron también lo que siempre mantuve sobre otro campo de acción: una obra de arte llega a la máxima expresión cuando no se limita a plasmar lo evidente, sino que va más allá al poner en claro los valores ocultos a cualquier mirada o razón crítica.

¿Cuántas veces he escuchado aquello de que los parecidos al original marcan la senda para el triunfo…? Y cuántas veces, junto a uno de mis maestros (don Manuel López Vázquez), me he opuesto radicalmente a la pléyade de los copistas.

Que nadie dude que la técnica debe ir unida a la expresión personal, e incluso me atrevo a decir que al trabajo posterior de rediseño y adecuación, sin la limitación de congelar un momento exacto, sobre todo en política.

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