“Mi sobrina-nieta me acaba de preguntar el por qué del uso “incorrecto” de determinadas palabras y locuciones, sobre todo en las comparecencias de la mayoría de los responsables”
OPINIÓN. Cuarta cultura. Por Ramón Burgos
Periodista
02/10/23. Opinión. El periodista Ramón Burgos escribe en su colaboración para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el uso “incorrecto” de determinadas palabras y locuciones: “Con prudencia, entendí –y le dije– que la cuestión se centraba más en el uso y abuso de un “lenguaje especial utilizado originalmente con propósitos crípticos por determinados grupos, que a veces se extiende al uso general”...
“Palabros”
Siempre que he tenido oportunidad, he empleado parte de mi tiempo en la tarea de recomendar la lectura y “comparación” del Diccionario de la lengua española, de la Real Academia, como método seguro para corregir y enriquecer nuestro lenguaje.
Ahora, tengo que reconocer que esta sugerencia, de forma muy concreta, se ha vuelto contra mi paz familiar en forma de reproche: mi sobrina-nieta me acaba de preguntar el por qué del uso “incorrecto” de determinadas palabras y locuciones, sobre todo en las comparecencias de la mayoría de los responsables.
Con la intención de ganar algo de tiempo, le dije que concretara la interrogación, y la respuesta fue un listado similar al siguiente: “desescalada, nueva normalidad, resiliencia, inocuo, transición, distanciamiento social, medidas de alivio, asimetría, criterios homogéneos...”.
Con prudencia, entendí –y le dije– que la cuestión se centraba más en el uso y abuso de un “lenguaje especial utilizado originalmente con propósitos crípticos por determinados grupos, que a veces se extiende al uso general; p. ej. la jerga de los maleantes” (RAE).
Mi contestación, como era de esperar –¡o no!–, tuvo una réplica: “es decir, que no quieren que nos enteremos de nada”.
Al hilo de su sentencia, intenté explicarle cada uno de los “palabros” citados, en medio –por su parte– de un silencio sepulcral. Afortunadamente, y por una vez, me sentí aliviado: un fallo tecnológico puso fin a la conversación telefónica, pues de haber continuado –por mi parte– habría sido interminable y rozando lo tedioso.
Prometo intentar seguir escuchando la radio y viendo la televisión –las comparecencias de nuestros líderes (lideresas)– por saber si, por ejemplo, la estudiada Teoría de la Literatura y Literatura Comparada sirve para aclarar, y aclararme, de lo que nos están endilgando (si es un sesgo) y cuáles son las verdaderas intenciones de lo explicitado.
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