“Proponer y desarrollar certificados o sellos que garantizara que empresas, productos o destinos han adoptado un conjunto de medidas que se consideran como suficientes y más adecuadas para evitar los contagios”
OPINIÓN. Piscos y pegoletes. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA
30/06/20. Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los certificados de garantía sanitaria: “En el caso de Andalucía que ha puesto en marcha "Andalucía destino seguro" como propuesta de garantía de higiene frente al COVIT 19 para cuya obtención será...
...necesaria una declaración jurada del propietario del establecimiento, que posteriormente será verificada por inspectores”.
Certificados de garantía sanitaria: ¿recuperación del turismo o vendiendo humo envenenado?
Uno de los consultores turísticos de mayor prestigio en España, Eulogio Bordás, opina que el primer factor que es necesario para que el turismo se recupere en nuestro país es lograr un nivel de confianza suficiente en el mismo, tanto por parte de los empresarios, que deberán de abrir los establecimientos haciendo frente a nuevas inversiones en seguridad sanitaria, como de los propios turistas, a los que habrá que devolver la confianza en nuestros destinos y empresas. Pero la confianza depende de la certidumbre que se tenga sobre el dominio del coronavirus, que es aun escasa y no hay mucha esperanza de que vaya a cambiar a corto plazo. No se conoce bien el desencadenante de la pandemia, como se difunde, y menos aun los modos de erradicarlo de manera efectiva y total. Esto da pie a una certeza irrefutable cualquier declaración de lugar libre de Covid, COVID Free en lenguaje del imperio, es mentira y por lo tanto los sellos y sistemas de garantía que así lo publiciten están engañando a los turistas como posibles consumidores de los productos y destinos turísticos que las usen, y por lo tanto, pueden ser objeto de responsabilidades legales, aparte de terminar teniendo resultados contrarios a los deseados en caso de que se produjeran contagios.
Otra cosa es proponer y desarrollar certificados o sellos que garantizara que empresas, productos o destinos han adoptado un conjunto de medidas que se consideran como suficientes y más adecuadas para evitar los contagios. Entre estas certificaciones hay de todo tipo, entre las de mayor interés podríamos distinguir las siguientes:
Como instrumento genérico tendríamos que citar en primer lugar a la nueva aplicación de Identificación Turística Mundial conocida como World Tourist identification (WTID) solución desarrollada a iniciativa de la OMT que permite una total identificación de los turistas que incluye copias digitales de su documentación y su identificación y trazabilidad. Es una medida sobre todo identificativa que puede ayudar en mucho a los posibles contagiados.
Otra cosa también de alto interés, es establecer y certificar protocolos que tiendan a garantizar medidas (no resultados) destinadas a evitar el contagio. Bajo esta finalidad han crecido varias iniciativas con sus correspondientes sellos de garantía.
En primer lugar, el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés) ha lanzado el sello mundial de seguridad e higiene. Su objetivo es que los viajeros puedan reconocer qué gobiernos y qué empresas de todo el mundo han adoptado protocolos globales para que los consumidores puedan viajar seguros.
Las empresas turísticas podrán usar el sello una vez que se hayan establecido los respectivos protocolos de salud e higiene definidos por WTTC.
En España el ICTE (Instituto de la Calidad del Turismo Español) recibió el encargo del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo de elaborar los protocolos de prevención de riesgos frente a la Covid-19 para 21 subsectores turísticos que ya están dispuestos para su uso. Además, dicha entidad ha decidido crear el sello "Safe Tourism Certified", como marca de garantía.
La patronal Hostelería de España presenta un sistema integral de acreditación de bares y restaurantes seguros dirigida a todos los locales de hostelería de ámbito nacional. Para lucir los distintivos de «Hostelería Segura», «Bar Seguro» o «Restaurante Seguro».
Tanto la Secretaría de Estado de Turismo como Cehat apostaron desde el primer momento también por el ICTE como organización apropiada para coordinar este proyecto, dado que ya disponía de la experiencia específica de los procesos normalizadores y certificadores Q de calidad) y, además, en su Junta Directiva se integran la Secretaría de Estado de Turismo, las patronales de todos los subsectores turísticos y representantes de las Comunidades Autónomas y de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), lo que ha permitido realizar un proyecto transversal a todos los subsectores de la cadena de valor del turismo.
Para obtener esta acreditación, dirigida a los más de 300.000 locales de hostelería que existen en el país, será necesario, entre otros requisitos, completar una formación específica sobre medidas para prevenir el contagio por Covid-19 recogidas en el manual elaborado por el Comité técnico, en coordinación con el Icte. La concesión de este sello requiere del pago de los derechos de uso del mismo y los gastos de la auditoría que han de superar para conseguirlo.
Portugal lanzó al principio de la recuperación el sello " Safe & Clean" para tratar de posicionarse ventajosamente frente a sus clientes potenciales y para hacerlo operativo exigió una declaración aceptando los protocolos que definidos para obtener tal certificación. El sello, válido por un año, es gratuito y opcional y exige la implementación en las empresas de un protocolo interno que, de acuerdo con las recomendaciones de la Dirección General de Salud portuguesa, garantiza la higiene necesaria para evitar riesgos de contagio y los procedimientos más seguros para la realización de actividades turísticas.
En el caso de Andalucía que ha puesto en marcha "Andalucía destino seguro" como propuesta de garantía de higiene frente al COVIT 19 para cuya obtención será necesaria una declaración jurada del propietario del establecimiento, que posteriormente será verificada por inspectores. Esta certificación será gratuita, al contrario de la del ICTE que lo será solo para los que tengan ya la "Q" de calidad turística y cuyo coste variará según la entidad de la empresa.
También ha habido otras iniciativas tanto por Comunidades Autónomas (Castilla y León), municipales (Alicante) y empresas (TUY) y operadores (AIR BNB) casi siempre de carácter voluntario.
Si hay algo claro que la finalidad última de estas marcas y certificados es trasmitir confianza al "nuevo turista" post-Covid, desorientado ante una pandemia aun no controlada. Ahora bien, ¿Cuál será la efectividad de estas medidas?
En primer lugar me reitero que cualquier garantía de inexistencia de coronavirus en el ámbito que sea, al ser una falsedad no solo no debe de ser tenida en cuenta, sino que debe ser denunciada. En cuanto a la efectividad de las demás certificaciones y procedimientos habría que considerar cinco puntos fundamentales.
1º La adecuación de los protocolos a la finalidad que persiguen
Dicho de otro modo las garantías de que las medidas a tomar para lograr la certificación son las más adecuadas y de que se desarrollan de un modo correcto. Un somero examen nos indica que son muy similares, formación, desinfección con los productos y espacios adecuados, distancias de seguridad, uso de mascarillas y otras prendas homologadas.
2º Las instituciones que lo emiten
En estos casos se corre siempre el peligro de autocertificarse. Es decir ser juez y parte. Aunque la iniciativa sea de una asociación empresarial o de un organismo público de turismo. El procedimiento de certificación, las auditoría y controles de los establecimientos y empresas, deberán estar hecho por organismos técnicos independientes de reconocido prestigio, sean públicos o privados. Aparte, mientras mayor entidad tengan estos organismos y mayor número de instituciones lo apoyen, mayor será también la garantía que presenten ante terceros. No se trata de autocertificarse como proponen algunos destinos, sino que un tercero garantice ante los posibles turistas que se han tomado y que se ha hecho adecuadamente las medidas propuestas como más efectivas para evitar contagios.
3º El coste
Si la certificación representa unos gastos (auditorías, inspecciones,...) lo lógico es que esto se repercuta sobre los certificados, otra cosa es que desde las administraciones o asociaciones de empresarios, se decida hacerse cargo, en todo o en parte de esos costes.
4º El modo de certificación
Hay aquí un tema clave que afecta directamente a la confianza del consumidor. Para alguno de estos certificados se exige solo una declaración jurada, mientras que para otros incluye una auditoría de cada establecimiento, cursos de formación para el personal, inspecciones, incorporación de novedades de protección, y protocolos y seguros ante posibles contagios.
Hay que reconocer que las grandes empresas y corporaciones, por los medios que poseen y su desarrollo empresarial, ya poseen hábito de estas prácticas (seguridad e higiene en el trabajo, por ejemplo), y no les costará incorporarse a estos hábitos y cumplir las exigencias que se les haga, pero otras muchas, especialmente las PYME'S tan abundantes en turismo, puede que no solo no estén propicias, sino que ni puedan siguiera cumplirlas.
También hay aquí un tema esencial y es que se establezcan protocolos en caso de contagios, aislamientos, trazabilidad, información,... sistema que parece el más efectivo, por ahora y que ya se está siguiendo.
5º La capacidad y eficacia de su comunicación a los turistas
Es evidente que de nada sirven estas certificaciones si no se trasmite a los turistas, no solo desde las empresas, sino también desde las instituciones de promoción turística e incluso desde las propia marca/país.
Por lo tanto cualquier certificado tendente a garantizar la higiene ante el coronavirus de una empresa, producto o establecimiento turístico, debe concurrir en él características sobre su calidad técnica, independencia, prestigio y neutralidad de los certificadores, y publicidad y difusión entre los posibles usuarios.
No deberíamos olvidar que de la honesta aplicación de estas políticas puede depender el futuro de nuestro sector, especialmente en Andalucía y que no deberíamos por lo tanto emprender aventuras disparatadas que pueden resultarnos letales.
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