“El turismo ha cometido muchos pecados, es verdad y los iremos examinando en esta columna, pero no debemos de avergonzarnos por ellos, porque también ha dejado muchos beneficios y no solo económicos”

OPINIÓN. 
Piscos y pegoletes
. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA


17/09/20. 
Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre los trabajadores del sector turístico: “Una cosa es que haya que transformar el turismo hacia otros perfiles más tecnológicos, creativos y de mayor valor añadido, con mejores salarios y más cualificados,...

...y otra es que ayudemos a su destrucción, teniendo en cuenta que es una actividad económica para la cual tenemos ventajas comparativas y competitivas”.

España, ¿un país de camareros?

Ya en los años noventa, durante la crisis, se publicó en el diario de mayor tirada de este país, un artículo con similar título en el que se menospreciaba esta digna profesión y, de paso al turismo, actividad preterida tanto desde la perspectiva económica, como política en España, especialmente por parte de los gobiernos del partido al que se vincula el periódico de referencia.


Por otro lado, camarero es una profesión no solo digna, sino de las más complejas y complacientes que existen y que puede llegar a culminar en el excelso título de tabernero. Uno, que los ha frecuentado y lo hace todavía en el límite de sus posibilidades, ha constatado numerosas veces el bien hacer de estas personas, con amplios conocimientos técnicos de su profesión, pero también en sus relaciones con los parroquianos y con los problemas que les aquejan.

Mi amigo Luis que levantó un pequeño imperio en la Carihuela, no entendía porqué se maltrataba la profesión a la que había dedicado su vida y me decía al borde del llanto, que él estaba muy orgulloso de ser camarero de Europa y que Smith, Mery, Hans y muchos otros eran sus grandes amigos cuyos hijos se habían relacionado, y mucho, con los suyos y que los consideraba como de su familia, y que eso lo había logrado siendo camarero, camarero de Europa.

Por otra parte, no creo que haya muchos camareros entre los 2,68 millones de trabajadores que supone esta actividad en España, y que dentro de estos ha ingenieros informáticos, arquitectos, guías, restauradores de arte, fabricantes de textil, economistas, abogados,…

Aunque el sueldo medio dentro del turismo los sueldos medios estén un 17,4 más bajo del total de la media salarial de España, también lo es que en los últimos años se ha ido acortando estas diferencias.

Lo que si no podemos negar es la existencia de una alta precariedad en el sector, debido sobre todo a la externalización de algunos empleos (Kelys) y la estacionalidad factores ambos que sobre los que se debe seguir luchando desde las políticas públicas y las iniciativas empresariales.

El problema es que estas críticas a la actividad turística están sirviendo para justificar su hundimiento con una irresponsabilidad social sin límites. Una cosa es que haya que transformar el turismo hacia otros perfiles más tecnológicos, creativos y de mayor valor añadido, con mejores salarios y más cualificados, y otra es que ayudemos a su destrucción, teniendo en cuenta que es una actividad económica para la cual tenemos ventajas comparativas y competitivas.

El turismo ha cometido muchos pecados, es verdad y los iremos examinando en esta columna, pero no debemos de avergonzarnos por ellos, porque también ha dejado muchos beneficios y no solo económicos. Nos acercó a Europa trasmitiendo parte de su actividad cultural y sus costumbres sociales y sexuales.

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