“Hay que reconocer que nuestra vida está llena de acontecimientos particulares que solo pueden atribuirse a hechos aleatorios”

OPINIÓN. 
Piscos y pegoletes
. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA


04/11/21. 
Opinión. El doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el sino: “Muchas veces todos nuestros esfuerzos encaminados a lograr determinados objetivos se vuelven inútiles por la aparición de un factor externo, fortuito o no, que da al traste...

...con nuestros proyectos. Cuantas veces hemos hablado de nuestra “mala suerte”, aunque esto es una excusa socorrida para esconder otras causas menos agradables de argumentar por nuestra parte”.

El sino

Sino proviene del latín y significa “señal”, “presagio”, “fatalidad”, “desdicha”, “desgracia”, “adversidad”, “desventura”, “infortunio”,… a la que habría que añadir otra expresión griega que se adapta más a la intencionalidad de este artículo: “hado” como fuerza desconocida que obra de manera irresistible sobre los hombres, los dioses y los acontecimientos.


Muchas veces todos nuestros esfuerzos encaminados a lograr determinados objetivos se vuelven inútiles por la aparición de un factor externo, fortuito o no, que da al traste con nuestros proyectos. Cuantas veces hemos hablado de nuestra “mala suerte”, aunque esto es una excusa socorrida para esconder otras causas menos agradables de argumentar por nuestra parte.

Así, como ejemplo más frecuente ocurre cuando, a pesar de que uno lo intenta todas las semanas y fiestas de guardar, lleva años intentando que le caiga la lotería (de verdad) y no sucede, y no porque le haya mirado un tuerto, porque no habría tuertos en el mundo para los años que llevo haciéndolo. Parece que lo que ocurre es “que no está de Dios”, o del diablo, que no he sido en esta vida tan malo como para que Dios me castigue con eso, aunque puede ser que no haya sido tampoco tan bueno como para que me premie con una bonoloto completa o con el gordo de Navidad.

Fuera de esta situaciones paradigmáticas sobre el sino, hay que reconocer que nuestra vida está llena de acontecimientos particulares que solo pueden atribuirse a hechos aleatorios que nosotros denominamos como “sino” y que tienen diversos grados de influencia sobre nuestra vida. Esas intervenciones que durante muchos siglos se atribuyeron a los dioses o la rectitud de nuestra vida, hay ocasiones que nos marcan para bien o para mal (el dinero abundante y sobrevenido no siempre es bueno, hay que saber administrarlo).

Yo personalmente me apunto a esta letra de soleá, antigua como para carecer de autor que dice:

Pérdidas que son ganancias,
Son caudales redoblaos,
Estoy tan hecho a perder
Que cuando gano me enfao

No obstante, yo seguiré echando la primitiva y apostando en Navidades por el mismo número que echaba mi padre, porque lo primero que hay que tener para que suceda un suceso imprevisto y gozoso es fe, esa que mueve montañas y que vuelve a uno rico (con el 20”% de Hacienda) de la noche a la mañana.

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