“La única realidad es que la vida en si misma es complicada y compleja pero que los valores éticos y de conducta son imprescindibles para la realización de las personas”

OPINIÓN. 
Piscos y pegoletes
. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA


09/06/22. 
Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la vida: “Es evidente que no es lo mismo ‘estar ocupado’ que ‘vivir’. Es más, muchas veces se nos escapa la vida por estar demasiado ocupado de cosas que aunque puedan parecernos...

...importantes, no lo son”.

La segunda vida comienza cuando descubres que solo tienes una

Es evidente que no es lo mismo ‘estar ocupado’ que ‘vivir’. Es más, muchas veces se nos escapa la vida por estar demasiado ocupado de cosas que aunque puedan parecernos importantes, no lo son.  De este modo, dice el estoico Séneca que “no tenemos poco tiempo de vivir, sino que perdemos mucho”. Claro que es un tanto subjetiva la consideración del tiempo de vida perdido o no perdido, según de los principios filosóficos de que uno parta. Para él, nuestro tiempo de vida da para mucho si se administra bien.


A pesar de que hay opiniones contrarias muchos acuden a la frase de Homero “es exigua la parte de vida que vivimos”. Ante esta disyuntiva existen dos posturas contrapuestas que se encarnan en el estoicismo y los epicúreos. Los primeros, como el propio Séneca y más tarde, Marco Aurelio, contraponen al hombre ocupado con el que el hombre que ‘vive’. Ahora bien, ¿cual es el criterio de demarcación entre el hombre ocupado y el hombre que vive?

Para Séneca “no hay nada que un hombre ocupado pueda hacer debidamente”. Para aprender a vivir hay que dedicarle todo el tiempo durante toda la vida, es más a “aprender a morir toda la vida”. El hombre ocupado pasa la vida dedicado a los placeres, los negocios, la adulaciones, las intrigas, cargos públicos, etc…, pero no se ocupa de su propia vida. Como el propio filósofo cordobés dice ”no son noblemente ociosos los que pasan la vida jugando a las damas, a la pelota o tostándose al sol”. Como vemos ha descalificado a un buen porcentaje de aquellos que emplean su tiempo libre actual en viajes turísticos y el ocio cotidiano.

Entonces, ¿quiénes son los que viven una existencia verdadera? “Solo son ociosos aquellos que tienen tiempo para la sabiduría, ya que esta se acumula mediante el conocimiento generación tras generación. Son noblemente ociosos aquellos que se dedican a la oratoria, a la filosofía o a las artes y a la práctica del deporte por placer”.


Examinemos alguno de estos términos. En primer lugar, la acumulación de conocimientos es positiva cuando se basa en la aplicación de un método científico empírico. Es decir, el conocimiento filosófico nunca es acumulativo a que se basa en apriorismos contrapuestos y normalmente poco conciliables. Por ello aparecen las escuelas, inductivismo, deductivismo, empirismo, positivismo, intuicionismo…, que parten de principios diferentes e incompatibles entre sí en la mayoría de los casos.

Por otro lado, es evidente que el hombre ocupado olvida las grandes preguntas de la humanidad como individuo o como grupo, como dónde estoy, de dónde vengo y a dónde voy, no analiza sus formas de comportamiento y también olvida sus deberes cívicos y familiares.

Otro tema a comentar de los agnósticos, que podemos extender a la sociedad clásica en general, es la preocupación por la oratoria. Esto significa la exposición clara de las ideas, la comprensión y entendimiento del discurso y el convencimiento mediante la argumentación. El tema de la comunicación mediante el lenguaje, tema luego olvidado durante siglos y que a partir de la gramática generativa (Chomsky) se ha puesto de actualidad de nuevo con planteamientos más profundos como los de Jacques Derrida (deconstrucción semántica), que pone de manifiesto las dificultades de comunicar con sistemas y lenguajes con contenidos y formas diferentes.

Mas importante me parecen las objeciones de este tipo de argumentos de los epicúreos, para la única realidad cierta es la que perciben los sentidos por lo que debemos de ocuparnos de sus manifestaciones y no de conceptos indemostrables y que solo existen en el campo de las ideas y que nos son de escasa utilidad, incluida la realidad de los dioses. Sin embargo, los habitantes del “jardín” no solo defendían el gozo de los sentidos, sino también la honestidad y la amistad como valores supremos que deben de tener los hombres.

La única realidad es que la vida en si misma es complicada y compleja pero que los valores éticos y de conducta son imprescindibles para la realización de las personas, sin olvidar que los placeres y el goce en general son elementos que nos ayudan a pasarla con dignidad y placer el tiempo que estemos en ella.

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