“No es una cuestión solo de cariño, sino de vacío. Vicente Granados fue una figura grande en muchos aspectos. Un ser humano de enormes dimensiones, al que, además, le gustó vivir al límite, con una capacidad de relacionarse tremenda”

Hoy se celebra una mesa redonda en su memoria en la Sociedad Económica de Amigos del País: ‘Ética y conocimiento’, unas características que le definían, según su moderador, el arquitecto Salvador Moreno Peralta

24/11/22. 
Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe para EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre su amigo Vicente Granados, al que se le ofrece un homenaje esta tarde, en la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga a las 19:00 horas, en forma de mesa redonda (AQUÍ), cuyo título es ‘Ética y conocimiento’...

...Estará moderada por el arquitecto Salvador Moreno Peralta y contará con la presencia de los políticos Concha Gutiérrez, Rafael Rodríguez y José Asenjo, y con la trasplantada y deportista Paki Silva.


La necesidad de nuevos enfoques en la enseñanza de la economía

Cuando desaparece un amigo solo recuerdo el resplandor de su paso por mi lado.
Panair Itrarti

Al año de haberse marchado, Vicente Granados sigue aquí. Y es que hay personas que no las dejamos que se vayan así como así. No nos da la gana.

No es una cuestión solo de cariño, sino de vacío. Vicente fue una figura grande en muchos aspectos. Un ser humano de enormes dimensiones, al que, además, le gustó vivir al límite, con una capacidad de relacionarse tremenda a la que le ayudó su facilidad para los idiomas.

Recuerdo un verano que se marchó de vacaciones y la vivienda que me estaban haciendo, una comunidad de propietarios de profesores de la Universidad de Málaga en Cerrado de Calderón, se retrasó en su entrega, por lo que le pedí permiso para pasar el mes de agosto en su casa. Vivienda que yo le había buscado cerca de la Peña el Palustre, en el Palo. Me dijo que sí, claro, lo único que posiblemente iría a pasar unos días un amigo, Enrique Morales, y su pareja. Como la casa era grande me figuré que no habría problema. Lo que sucedió en ese mes fue inaudito.


Primero se presentaron dos extranjeras en la puerta preguntando si allí vivía Vicente, que les había ofrecido su casa, y a los pocos días llamó otra extranjera desde el aeropuerto, con idéntico tema, aunque en inglés. Evidentemente no ocurrió nada irreparable transformándose en aquel momento la vivienda en la Fonda de Vicente o si lo prefieren, el camarote de los Hermanos Marx.


En otra ocasión tuvo que parar la salida de Málaga un avión de Iberia, gracias a los oficios de nuestro querido y recordado Luis Callejón, cuando nos íbamos a Cuba, porque Vicente llegó tarde corriendo por la pista. Por cierto que en ese divertido viaje nos quedamos sin gasolina en el coche (prestado) después de una fiesta habanera, y al día siguiente tomamos un vuelo desde Camagüey a La habana, desde un aeródromo donde solo estábamos nosotros, por no estar no estaba ni el avión.

En todo momento Vicente mostró un humor muy superior al gallego y comentamos estas y otras anécdotas muchas veces, todas divertidas, más otras que son más de comentar en una sobremesa.

Lástima, que el único avión que debió de perder no lo perdió, y el año pasado por estas fechas él se quedó en el cielo y nosotros en tierra. Lo esperaremos eternamente para darnos otro entrañable abrazo.

Puede leer aquí anteriores artículos de Enrique Torres Bernier.