“Si la memoria reconstruye el pasado, la imaginación trata de figurar el futuro, o algo inexistente que podrá ser o podría haber sido”

OPINIÓN. 
Piscos y pegoletes
. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA


02/02/23. 
Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la memoria y la imaginación: “Para mí, estos dos elementos son la vida de los hombres. Desde la memoria se cuenta lo que pasó, o mejor, se versiona, ya que la memoria es subjetiva y...

...un hecho se cuenta de tantas formas como personas lo recuerdan. Igual pasa con la memoria colectiva con la que se construye la historia”.

Memoria e imaginación

“Pero la memoria es el material del que disponemos. No porque haya una contradicción entre la imaginación y la memoria, ya que la imaginación juega con la memoria y quizá no podría existir si no hubiera memoria. La imaginación presupone la memoria, y además, la memoria también es inventiva“
Jorge Luis Borges

Para mí, estos dos elementos son la vida de los hombres. Desde la memoria se cuenta lo que pasó, o mejor, se versiona, ya que la memoria es subjetiva y un hecho se cuenta de tantas formas como personas lo recuerdan. Igual pasa con la memoria colectiva con la que se construye la historia. Los hombres somos lo que recordamos y lo que nos recuerdan, incluso la propia realidad al ser etérea instantánea, se vuelve recuerdo en el momento mismo de suceder.

La imaginación construye desde la memoria, o, al menos edifica sobre ella, incluso a veces se confunden una y otra. La memoria, en sus filtros se convierte en trauma, felicidad o anécdota, esto como relación de hechos aislados que rescatamos del pasado. Los malos tragos se quedan en la memoria como una condena que nos persigue y nos martiriza, al contrario que los buenos que nos ayudan a seguir viviendo. La anecdótica, quizás la más objetiva, es la que nos ayudan a recordar donde está una calle o el nombre que asociamos con un rostro. Aun, así en todas ellas podemos equivocarnos y, lo peor, llevarlas al olvido de un modo más o menos voluntario.


Si la memoria reconstruye el pasado, la imaginación trata de figurar el futuro, o algo inexistente que podrá ser o podría haber sido. Es, como dice Rosa Montero en un libro que podría considerarse un ensayo, “La loca de la casa”, la que nos saca de una realidad que no es pero que podría haber sido. La imaginación también sirve para otros menesteres. Para investigar la realidad en forma de conjetura, o para construir lo que es imposible que existe como la realidad fantástica.

Para William James, “cuantas más veces recordamos algo, más modificaciones introducimos.”, luego los recuerdos repetitivos modifican progresivamente la realidad. Eso es lo que solemos decir en caso positivo, la “idealización”, positiva o negativa de los hechos y también de las personas.

De todas estas reflexiones deducimos que el hombre desconoce la realidad en que vive y que tal vez solo puede conocer “su realidad”, limitada y subjetiva, a pesar de lo que acudimos al “sentido de la realidad”. Solamente la puesta en común de realidades coincidentes, juicios de realidad, y el empirismo, pruebas experimentales que han dado lugar a la ciencia, nos hace sentir seguros en nuestras acciones, a pesar de que intuición y magia y creencias no probadas ni probables, rodean nuestro mundo como abismo que nos rodea y nos roba seguridad.

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