“El hombre que está quedando cada vez más solo, solo con su móvil, con sus pantallas, con sus dudas y sus amarguras. El llamado bienestar no se transforma en bien – ser”
OPINIÓN. Piscos y pegoletes. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA
16/02/23. Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la sociedad: “Es necesario volver a las utopías humanistas que vayan más allá de la inteligencia artificial, que si no sabemos manejarla pueden alejarnos aun más de la sociedad...
...en que vivimos y de nosotros mismos. El hombre cree que vive en libertad pero está más engañado que nunca porque se trata de una libertad creída”.
El optimismo de la voluntad debe oponerse al pesimismo de la inteligencia
“El optimismo de la voluntad debe oponerse al pesimismo de la inteligencia”
Gramsci
Si la inteligencia es ante toda analítica, la voluntad es transformadora. En esta era de zozobra, las mentes preclaras y a la vez lúcidas nos auguran tiempos de sufrimiento, tristeza y dolor. Como dijo Víctor Jara, “nunca estuvo el bueno tan lejos del malo”. A pesar del consumismo y de las alaracas que las celebraciones y los festivales de todo tipo distraen nuestras preocupaciones, la cada vez mayor desigualdad, los tambores de guerra, la violencia personal y social y los desequilibrios personales son cada vez mayores. Sin embargo, precisamente en estos momentos de mundos y seres perdidos, necesitamos más que nunca el optimismo de la voluntad.
El hombre que está quedando cada vez más solo, solo con su móvil, con sus pantallas, con sus dudas y sus amarguras. El llamado bienestar no se transforma en bien – ser. Vamos por la calle rezando nuestro rosario digital y ni siquiera le miramos a la cara a las personas, esas miradas que nos trasmiten alegría, pena, preocupación o cariño, y si no sabemos comunicar los sentimientos la vida se nos puede transformar en un continuo camino al desamparo, la desesperación y la locura,
Es necesario volver a las utopías humanistas que vayan más allá de la inteligencia artificial, que si no sabemos manejarla pueden alejarnos aun más de la sociedad en que vivimos y de nosotros mismos. El hombre cree que vive en libertad pero está más engañado que nunca porque se trata de una libertad creída, no real ya que su tiempo y su esfuerzo les vienen dictados por las necesidades ineludibles que, mediante sutiles sistemas de captación, les trasmite la propia sociedad, pero es él mismo el que se pone los grilletes y vive de un modo acelerado formando esta “sociedad del cansancio” que tan bien nos describe Byung-Chul Han.
Hace falta luchar contra este estado de cosas que pueden destruirnos y para ello lo primero e imprescindible es lograr un estado de voluntad de cambio u optimismo que nos devuelva la fe de ser dueños de nosotros mismos, fuera del sueño a que se nos somete, y a partir de este estado iniciar, basándonos en nuestra propia voluntad, un nuevo proyecto de sociedad y de individuo.
Muchos pensarán, tras un análisis severo y realista de nuestra realidad, que esto es imposible, pero por eso mismo hoy día es imprescindible el “optimismo de la voluntad”, no se puede dejar de creer en la capacidad de regeneración del propio hombre, pero para ello hay que comenzar por hacerlo libre de sus propias ataduras y, sobre todo, de esas que el mismo se ha creado.
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