“Parece que China está teniendo problemas de crecimiento con una economía recalentada y con gran presión demográfica, y los EEUU, se deslizan por una senda nacionalista que puede tener consecuencias negativas para su propio futuro”

OPINIÓN. 
Piscos y pegoletes
. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA


21/09/23. 
Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la decadencia de Estados Unidos: “Lo que parece claro es que los americanos no se van a dejar arrebatar en papel de líder mundial tan fácilmente y que si esto lleva a un conflicto armado...

...de grandes dimensiones puede suponer el exterminio de la humanidad, si no lo hacemos nosotros antes mediante la destrucción de nuestros recursos”.

La difícil decadencia del imperio americano

Once de septiembre de 2001 fue un momento dramático e impactante en la historia de Estados Unidos. Sin embargo, no fue un momento definitorio. Fue tan sólo un acontecimiento relevante en una trayectoria que dio comienzo mucho antes y que se prolongará durante varias décadas más, un largo periodo al que podríamos llamar el de la decadencia de la hegemonía de Estados Unidos en un mundo caótico
Immanuel Wallerstein

Los imperios y los sistemas culturales que representan tienen sus tiempos de desarrollo, consolidación y decadencia, hecho este comprobable si repasamos la historia de la humanidad. La sustitución de unos por otros no es algo automático y pasan por periodos de transición y de guerras en la que el imperio “saliente” intenta permanecer camuflándose con el “entrante”, ofreciéndole ventajas cuando en realidad es que la suerte está echada.

Piénsese en el imperio romano y su sustitución por los bárbaros, primero y los árabes después, en el impero español, el inglés y a partir de la segunda guerra mundial del americano.

Otro tema a señalar es que los imperios se han creado e impuesto mediante el poder militar, ya sea por la eficacia del armamento, por las tácticas aplicadas en los combates o, simplemente por los medios humanos utilizados. Con el transcurso del tiempo. El primer motivo ha ido aumentando su importancia, de manera que en la actualidad lo que llamamos el “imperio americano” ha dependido directamente del poderío de su armamento e indirectamente de sus avances tecnológicos en general y particularmente en la industria de la guerra.

Paralelamente desde la finalización de la segunda guerra mundial, se han producido, cuando no provocado directamente por las grandes superpotencias, conflictos armados en diversas partes del mundo que han servido para probar la eficacia del armamento de cada bloque, aunque en su versión convencional (no nuclear). Entre estos conflictos destacan la guerra de Vietnan, la ocupación de Afganistan, los conflictos árabes palestinos y la invasión de Irak, aparte de otros menores.


El resultado de estos conflictos, así como la libertad de expresión y el aparato de propaganda y difusión del mundo occidental han despertado en la mayoría de los países una animadversión hacia los Estados Unidos como justa correspondencia hacia sus propias actuaciones para mantener su liderazgo.

La caída de la Unión Soviética pareció una prolongación “sine die” del poder americano, pero la misma torpeza al tratar de gestionar el futuro de este gigante, y la aparición de China como otro contrapeso a los EEUU usando un capitalismo de Estado combinado con una planificación flexible, dio como resultado una cifras de crecimiento en ese país increíblemente altas, postulándose como posible rector de la economía mundial. Es interesante señalar que aun teniendo armento potente y abundante, incluso nuclear, nunca lo ha usado para guerras localizadas como si lo han hecho Rusia y EEUU.

El nuevo conflicto de Ucrania, que ha implicado también a la UE, agrava el equilibrio entre bloques, en un momento en que los nacionalismos vuelven a surgir por todas partes y la globalización, indudable instrumento de crecimiento del capitalismo, se ve cuestionada por sus consecuencias sociales y medioambientales.

¿Qué sucederá con la hegemonía mundial en un futuro próximo? Parece que China está teniendo problemas de crecimiento con una economía recalentada y con gran presión demográfica, y los EEUU, se deslizan por una senda nacionalista que puede tener consecuencias negativas para su propio futuro.

Lo que parece claro es que los americanos no se van a dejar arrebatar en papel de líder mundial tan fácilmente y que si esto lleva a un conflicto armado de grandes dimensiones puede suponer el exterminio de la humanidad, si no lo hacemos nosotros antes mediante la destrucción de nuestros recursos. Tal vez tengamos que depositar nuestras esperanzas en los extraterrestres, tal como describe Amin Maalouf con profunda sorna pero indudable angustia, en el libro “Nuestros inesperados hermanos”.

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