“El fresquito es ese aire suave que nos acaricia la piel y nos trasmite una extraña sensación de bienestar, es como un abanico de la naturaleza”

OPINIÓN. 
Piscos y pegoletes
. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA


05/10/23. 
Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el ‘fresquito’: “Nada tiene que ver con la “corriente”, que puede llevarnos al resfriado en todas sus variantes, ni al aire que es capaz de ponerle nombre hasta a algunas calles por su carácter pertinaz, y...

...mucho menos los aparatos de aire acondicionado, tan útiles en verano, como peligrosos para la salud”.

Elogio al fresquito

¿Qué tendrá el fresquito que tanto lo valoramos? Evidentemente no me refiero al frío, ni siquiera al fresco, sino al fresquito. El fresquito es ese aire suave que nos acaricia la piel y nos trasmite una extraña sensación de bienestar, es como un abanico de la naturaleza.


Existen lugares y épocas que relaciono con el fresquito y que los busco voluntariamente. Cierta ventana de mi casa, el paseo junto al Guadalquivir, la brisa de las playas de Cádiz... No se qué ocurre, pero cuando lo siento me trasmite un bienestar especial, una serenidad diferente parecida al abrazo materno.

Nada tiene que ver con la “corriente”, que puede llevarnos al resfriado en todas sus variantes, ni al aire que es capaz de ponerle nombre hasta a algunas calles por su carácter pertinaz, y mucho menos los aparatos de aire acondicionado, tan útiles en verano, como peligrosos para la salud.


Es algo que, además, puede presentarse en cualquier momento, pero siempre de manera agradable de manera que en un día aciago nos reconcilia con el mundo y sus quebrantos.

Es una sensación parecida a la que tenía de joven con el agua brava de la sierra de Córdoba, burbujeante y cantarina, que sabía a gloria, y que ya hemos perdido porque ahora están contaminadas hasta las fuentes.

Lo cierto es que, a pesar de que ya no volveremos a sentirlo a la puerta de la casa, sentados en una silla se anea y viendo pasar a la gente por la calle, siempre será bienvenido el fresquito.

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