“Por eso buscarse una explicación global y teocrática de la existencia nos viene tan bien y nos deja tan tranquilos. Lo malo es que siempre hay listos que se aprovechan y nos la administran para manipularnos y vivir de nuestros cuentos”
OPINIÓN. Piscos y pegoletes. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA
23/11/23. Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el destino: “Un tema que ha sido objeto de reflexión y polémica a lo largo de los siglos, tratado desde la perspectiva filosófica y religiosa, es el de la predestinación, es decir si el futuro de...
...los hombres como individuos y el de la humanidad como especie está escrito y es inalterable”.
Cuando el destino está escrito
“Todos los hechos que pueden ocurrirle a un hombre, desde el instante de su nacimiento hasta el de su muerte, han sido prefijados para él. Así, toda negligencia es deliberada, todo casual encuentro una cita, toda humillación una penitencia, todo fracaso una misteriosa victoria, toda muerte un suicidio. No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas; esa teleología individual nos revela un orden secreto y prodigiosamente nos confunde con la divinidad”
Jorge Luis Borges, El Aleph
Un tema que ha sido objeto de reflexión y polémica a lo largo de los siglos, tratado desde la perspectiva filosófica y religiosa, es el de la predestinación, es decir si el futuro de los hombres como individuos y el de la humanidad como especie está escrito y es inalterable.
Esto plantea problemas filosóficos y especialmente éticos puesto que si lo que va a suceder es inalterable para que actuar en cualquier sentido y para que mantener criterios en esta actuación. A pesar de ellos autores como Calvino defendieron que Dios nos tenía preparado nuestro devenir y que no podíamos hacer nada para evitarlo. El ya había repartido los papeles. Hay corrientes parecidas tanto en entre musulmanes y budistas, incluso en la religión cristiana hay autores que hacen alusión a este tema, como San Agustín. Su actitud ante los albigenses va en esta dirección, al plantearle las dudas sobre su culpabilidad o no en base a su posible inocencia, dijo que mejor es matarlos a todos que la omnisciencia de Dios salvaría del infierno aquellos que no fueran herejes.
Es evidente que estas teorías entran en contradicción con el libre albedrío de los humanos y, por lo tanto con la posibilidad de pecado. ¿Cómo se va a condenar al infierno a alguien que no es dueño de sus hechos?
Tampoco podríamos juzgar a nadie por su pasado, que ya habría sido predeterminado. Lo cierto es que si llegáramos a dominar el tiempo como hemos hecho con el espacio la curvatura del tiempo de Einstein), y pudiéramos ir al pasado como aseguran que es el origen de las visitas de los extraterrestres, ¿podríamos actuar sobre los acontecimientos ya ocurridos, incluso, bajo una perspectiva ética, ¿podríamos cambiar acciones realizadas que dieron lugar a nuestros pecados en la épocas pasadas, como se intervenía en la serie del “Ministerio del Tiempo”?
Es evidente que todo esto entra dentro de los intentos de comprender el mundo y la realidad de lo que se viva. Recuerdo que alguien, pero no recuerdo quien, que lo único que sentía ante la muerte es que se iba a marchar de este mundo sin saber lo que era. Por eso buscarse una explicación global y teocrática de la existencia nos viene tan bien y nos deja tan tranquilos. Lo malo es que siempre hay listos que se aprovechan y nos la administran para manipularnos y vivir de nuestros cuentos.
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