“Tal vez se pretendía hace olvidar al pueblo americano la amargura de la segunda guerra mundial, porque al español, era imposible arrancarle de la memoria el horror de nuestra guerra civil”
OPINIÓN. Piscos y pegoletes. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA15/02/24. Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el cine de los años sesenta: “el cine ocupaba un lugar principal en nuestras vidas. Era un acontecimiento, con sus rituales y parafernalias. Era una actividad de fines de semana, grupal,...
...socializadora, con desviaciones eróticas e intelectuales. Ir al cine suponía seleccionar película, ponerse de acuerdo con los amigos, elegir sesión y comentar luego lo visto”.
Recuerdos de cine
“Aunque ya nada pueda devolvernos la hora del esplendor en la hierba, de la gloria de las flores, no debemos afligirnos, porque la belleza existe en el recuerdo…”
Oda a la inmortalidad. William Wordsworth
Hay para mi una serie de películas que por la edad en que las vi, y por sus propias características, han quedado permanentes en mi memoria.
La verdad que no puedo decir que soy un cinéfilo, pero si que durante mi juventud lo fui. Tal vez porque en el tiempo libre de esa época, el cine ocupaba un lugar principal en nuestras vidas. Era un acontecimiento, con sus rituales y parafernalias. Era una actividad de fines de semana, grupal, socializadora, con desviaciones eróticas e intelectuales. Ir al cine suponía seleccionar película, ponerse de acuerdo con los amigos, elegir sesión y comentar luego lo visto. También para algunos estaba la calificación moral que unos censores ineptos donde los haya, en especial aquellas que eran para “aptas para todos los públicos”, “mayores”, “mayores con reparos” y “gravemente peligrosas”.
La verdad es que lo verdaderamente prohibido estaba a partir de las que eran para “mayores” (más de 18 años), a pesar de que la mayoría de edad estaba entonces en los 21. Las “más peligrosas” ni se cuestionaban, seguramente porque no tenían clientela y tenían otros causes de comercialización.
Recuerdo que mi hermana la menor a sus 20 años, casada y con un hijo, le pusieron trabas para acceder a una película en el Zarco por su aspecto, hasta que llego su marido y se arreglo el mal entendido.
Evidentemente, el cine era algo importante en la sociedad española de los años sesenta a ochenta.
Otro tema fueron los cine club y cine forum, donde iban a parar las películas de autor o las que fueron calificadas como “peligrosas” para la mente y el alma de los españoles, regentados por círculos progresistas, en la mayoría de los casos de la iglesia e instituciones de enseñanza.
Hubo en los años sesenta una serie de películas que marcaron la época de oro de Hollywood, rodadas por excelentes directores cono Elia Kazan, en los últimos adelantos del color, sobre la felicidad en la juventud americana. Entre ellas destacan ‘Esplendor en la hierba’, cuya idea se basa el poema Oda a la inmortalidad de William Wordsworth, ‘Dulce pájaro de juventud’, ‘Rebelde sin causa’, y toda la serie de James Dean.
Era un cine sin censura y con algo edulcorado, con sus puntos de acidez pero en la moral americana que se intentaba, con dosis apabullantes de sacristía, encajar en la estricta moral de la época.
En el fondo eran odas a la belleza, acompañadas de efectos estéticos (música, colorido, paisajes,…) y por actores guapísimos. Tal vez se pretendía hace olvidar al pueblo americano la amargura de la segunda guerra mundial, porque al español, era imposible arrancarle de la memoria el horror de nuestra guerra civil.
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