“En la calle se encontraba con amigos y con enemigos, se “socializaba” como ahora se dice, y era la base de la sociedad civil, asociaciones y cualquier tipo de grupo con fines lúdicos”

OPINIÓN. 
Piscos y pegoletes
. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA


02/05/24. 
Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la disminución de las salidas de ocio: “En esta adaptación está el tema del gasto, que al aumentar con el coste de la vida, frena las salidas, pero hace también que las ofertas de comida...

...compartida y menús y tapas de degustación incluidas en la bebida aumenten, y hagan las salidas en grupo más atractivas y siempre en horarios de tarde noche”.

Los españoles salimos menos de casa

“Los españoles comen menos veces fuera de casa y de forma más planificada,
con salidas ligadas a ocasiones especiales y mayor gasto por salida”
Kantar Worldpanel

El español ha sido siempre “hombre de calle”, no tanto por profesión como por adición. Es decir, en la calle se encontraba con amigos y con enemigos, se “socializaba” como ahora se dice, y era la base de la sociedad civil, asociaciones y cualquier tipo de grupo con fines lúdicos.

Pero según los datos de Kantar Worldpanel, parece que esto está cambiando, al menos en lo que a salidas gastronómicas y de ocio se refiere, las salidas de los españoles de diversión, fundamentalmente de copas y comidas, están siendo más planificadas pero menos frecuentes. De hecho, han disminuido en 2023 un 2%, significativo teniendo en cuenta que estas opciones en valor han aumentado en el mismo periodo, aunque en esto también influye el aumento del coste de la vida, que ha afectado a los “maduros” (de 35 a 49 años), mientras que son los “mayores” (de 60 a 75 años) los que más han aumentado en esta categoría de consumo.

Es evidente que un examen más segmentado daría resultados distintos. Así, por ejemplo, los hombres saldrían más que las mujeres, aunque en esto las diferencias de género también se estén estrechando, y las regiones más cálidas también tendrían mayor frecuencia de salidas. A pesar de todo, no creo fácil que el hábito tan arraigado de “salir de copas, paseo, visitas, etc…” se pierda en este país. Es cierto que con las nuevas tecnologías las distancias físicas se cambian por las virtuales, tal como hemos podido comprobar en la pandemia, pero también hemos podido ver como una vez pasado, lo primero en recuperar los individuos es la calle.


En Andalucía, y también en muchos lugares de España, las relaciones sociales se han dado lugar en los bares, mesones, restaurantes,… como lugares lúdicos de encuentro, y, aunque ha habido que adaptarse a los nuevos tiempos, sigue siendo así.

En esta adaptación está el tema del gasto, que al aumentar con el coste de la vida, frena las salidas, pero hace también que las ofertas de comida compartida y menús y tapas de degustación incluidas en la bebida aumenten, y hagan las salidas en grupo más atractivas y siempre en horarios de tarde noche.

Ante estas circunstancias es de interés preguntar por el tipo de establecimiento que los españoles se inclinan para sus salidas nocturnas. Hasta hace poco los bares “locales” eran los preferidos, al menos para la clientela “local”. La aparición en las ciudades de un turismo masivo puede haber hecho cambiar estas preferencias ante la aparición de las franquicias y cadenas, o simplemente bares más modernos con un nuevo concepto de restauración y servicio. Aunque solo sea como “observador participante” me parece claro que las franquicias ganan terreno, mientras que lo que podríamos llamar gastro bares, sin duda en crecimiento, tienen un futuro aleatorio. Lo que si parece asentarse son las pequeñas cadenas locales (de 3 a 5 establecimientos) que mantienen signos de tradicionalidad y al mismo tiempo acceden a las economías de escala que otros no pueden alcanzar. Puede que en ellos se encuentre el futuro de la restauración tradicional y que sean representativos de la misma, concitando al mismo tiempo la demanda local.

Creo sinceramente que el salir a la calle de los españoles está en nuestro ADN y que muy mal tienen que venir las cosas para que cambie esa costumbre sustancialmente. La nueva idea del gobierno de “recogernos antes por la noche”, aparte de descabellada me parece contraproducente. Precisamente los turistas que nos visitan destacan como ventaja nuestros horarios nocturnos como un hecho diferencial, suprimirlo sería un dislate y perjudicaría a nuestra actividad estrella. La tendencia debería ir en sentido contrario, aunque debidamente regulada y con retribuciones laborales mayores. Y, por favor, como dicen los americanos, lo que funciona mejor no cambiarlo.

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