“Nuestros personajes públicos (en los privados tendría alguna justificación) ni siquiera tienen en consideración si lo que afirman se contradice con lo que dijeron hace una semana”

OPINIÓN. 
Piscos y pegoletes
. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA


16/05/24. 
Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las opiniones : “El campo más perjudicado en este tema es el del periodismo, donde la noticia y los intereses económicos priman sobre la verdad. Me causa vergüenza como se hace la...

...publicidad en la actualidad y como se somete al oyente, lector o vidente a presiones y trucos para traerlos al terreno que les interesa. Esperemos que en un tiempo esto esté también legislado”.

Conocer antes de actuar, incluso de opinar

Este es un principio que se debe de seguir en la vida en primer lugar si queremos evitar equivocarnos, o hacerlo lo menos posible. Aunque soy un férreo defensor de la existencia y el uso de la intuición, que pudiera de un momento evitar la etapa de acceder a un mayor conocimiento, este sin duda, ocupa lugar preferente cuando uno piensa actuar sobre temas de interés, por ser de mayor confianza, al menos desde nuestra cultura.

Pero en este nuevo mundo en que nos ha tocado vivir ha trastocado la secuencia de conocer para opinar. Hoy se habla de todo sin temor a equivocarse aunque sobre la cuestión en si no se tenga conocimientos suficientes, sino por razones como pueden ser justificar mis intereses, obedecer consignas, llevar la contraria, o, simplemente, porque a mí me parece que esto es así. Lo peor es que esto sucede con aún mayor frecuencia en el ámbito de nuestros representantes y cargos públicos que se supone deben estar informados.

Pero, peor aun, nuestros personajes públicos (en los privados tendría alguna justificación) ni siquiera tienen en consideración si lo que afirman se contradice con lo que dijeron hace una semana.

Mejor nos iría a todos si al opinar sobre cualquier tema tratáramos de adquirir unos mínimos conocimientos sobre el mismo, hecho relativamente fácil teniendo en cuenta los medios de acceso a la información existentes hoy en día, como internet y sus aplicaciones.

Aquí aparece otro tema de importancia, la fiabilidad de los medios. Muchos los elegimos por afinidad ideológica o de pensamiento, pero aun así, existen referencias sobre la objetividad y rigurosidad de unos y otros, así como la integridad de sus dirigentes.

No quiere esto decir que no existan muchos temas en si mismo controvertidos y que puedan ser objeto de opiniones diversas todas bien documentadas, sino a la falta de reflexión (comprobación) a que se somete cualquier tema de análisis.

Dada esta situación, a la que le acompaña la facilidad en acceder a los medios de comunicación (redes sociales) no es de extrañar entonces que cualquiera publique lo que se le ocurra sin reparar en su exactitud, guiado por el motivo más espurio o, lo que es peor, sin motivo alguno, solo por verse en letra impresa.

De esto a la aparición de las fake news hay un solo paso, que es cuando la noticia falsa se da con la intención de perjudicar a favorecer a alguien. De hecho, según la empresa NoFakes, el 55% de las reseñas en Internet son falsas, y de estas el 36% se corresponden a bares y restaurantes.


La única manera de defenderse de estas actitudes, aparte de la protección que puedan proporcionarnos la ley y su aplicación y la integridad de los valores de ciudadanos e instituciones, es la creación de técnicas y sistemas que desenmascaren a los que operen de manera fraudulenta. A ello se dedican empresas como NoFakes que propone certificar las reseñaa para darles el marchamo de verdaderas. En este caso es imprescindible la colaboración de los empresarios y de los propios clientes.

El campo más perjudicado en este tema es el del periodismo, donde la noticia y los intereses económicos priman sobre la verdad. Me causa vergüenza como se hace la publicidad en la actualidad y como se somete al oyente, lector o vidente a presiones y trucos para traerlos al terreno que les interesa. Esperemos que en un tiempo esto esté también legislado.

No digamos ya las mentiras descaradas incluidas en cada parte, sobre sus “opositores” con insultos y realidades deformadas.

Es un consuelo que haya aparecido el llamado periodismo científico (es decir, del bueno) y como en España hay grandes profesionales como Iñaki Gabilondo, Jordi Ébole y Milá que lo practican y son respetados.

Lo cierto, volvamos al principio, es que antes de opinar y más aun de actuar, por sentido común, hay que informarse lo mejor posible, cosa hoy relativamente fácil con los medios existentes, sin que esto suponga suprimir las críticas que resulten del juicio de los ciudadanos lógicas en toda la democracia.

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