“Cuando niño, salvo raras excepciones, todos éramos del Madrid, que no solo era el club de la capital de España, sino del Estado mismo con su destino en lo universal incluido”
OPINIÓN. Piscos y pegoletes. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA04/07/24. Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el Real Madird: “Si me preguntaran porqué soy del Madrid no sabría que decir, posiblemente por la misma que me gusta el vino y el flamenco. Es evidente que esto entra dentro del campo...
...de los sentimientos más que de la razón”.
¡Hala Madrid!
Que en una sesión “seria” se incluya un tema como el futbol y más sobre el Real Madrid puede parecer chocante. Pero la verdad es que también uno tiene su “corazoncito” y que el mío es blanco desde siempre. Si me preguntaran porqué soy del Madrid no sabría que decir, posiblemente por la misma que me gusta el vino y el flamenco. Es evidente que esto entra dentro del campo de los sentimientos más que de la razón. Es verdad que cuando niño, salvo raras excepciones, todos éramos del Madrid, que no solo era el club de la capital de España, sino del Estado mismo con su destino en lo universal incluido. Ciertamente el domingo que el Madrid perdía yo tenía un disgusto que duraba, por lo menos 24 horas. Luego estaba el Córdoba, un amor más cercano y permanente, del que fui socio muchos años. Pero el Madrid estaba por encima de todo, llegando incluso a aprenderme las lineaciones de memoria. Y se lo puedo probar: Alonso, Marquitos, Santamaría y Lesmes, Santisteban, Zárraga, Kopa, Puskas, Di Stéfano, Rial y Gento. Probablemente esos fueron los ganadores de la primera Champion.
Curiosamente, por cuestiones del trabajo de mi familia, del sector textil, siempre tuvo negocios con directivos del Barcelona, con los que llegó a tener excelentes relaciones. Un Vicepresidente, Marí y Martí, iba siempre de representante del club cuando el Barcelona visitaba Córdoba, que por aquel entonces estaba en primera, para pasar un par de días con nosotros y nos invitaba al estadio. Sin embargo, eso no disminuyo en nada mi madridismo.
Es evidente que con el paso del tiempo mis fervores fueron a menos, como mi consideración del futbol como deporte, aunque siga opinando que un buen partido de futbol es difícil de igualar en otra actividad deportiva. A pesar que como deportista destaqué más en baloncesto y en tenis, actividad para la que mi madre me compró una magnífica Dunlop de madera y con cuerdas de tripa de elefante, que pesaba como un paquidermo entero.
Sin embargo, y después de tanto raciocinio, cada vez que veo al Madrid ganar un gran trofeo hay algo en mi que revive el orgullo y la pasión y digo ¡Hala Madrid!. Pasión pura.
Puede leer aquí anteriores artículos de Enrique Torres Bernier