“Sea el sistema que sea, todos los hombres desean detentar el poder durante el mayor tiempo posible, en la mayor cantidad posible y sobre el máximo de población posible”

OPINIÓN. 
Piscos y pegoletes
. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA


18/07/24. 
Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre el poder: “El hombre no se conforma con el poder familiar, con ser el cabeza del grupo primario, o “pater familia”, también aspira a extender ese poder a los distintos estratos de la sociedad,...

...su estrategia entonces dependerá de cómo esta se encuentre organizada”.

Poder, ambición y organización social

El poder constituye un tremendo estigma, una especie de orgullo humano que necesita controlar la personalidad de otros. Es una condición antilógica que produce una sociedad enferma. La represión siempre produce el contragolpe de la rebelión. Desde que era niño sentí la necesidad de oponerme al poder, al bárbaro castigo por cosas sin importancia, cuyas razones nunca se manifiestan.
Augusto Roa Bastos

Uno de los principales deseos de las personas es detentar poder. Poder en general y en el entorno familiar y social. El poder nos permite obediencia de los demás y sumisión, aparte que nos ayuda a lograr nuestros objetivos personales. Debemos reconocer que esta capacidad de imponer capacidad de decisión sobre los demás tiene en determinados ocasiones justificación, ya sea por la incapacidad de la otra parte para tomar decisiones, por incapacidad o desconocimiento de la realidad, o por necesidad para la organización social. Como ejemplo del primer caso tenemos los poderes que se otorgan a los padres de familia y tutores sobre los menores o dependientes. Sin embargo, este empoderamiento se ha usado en muchas ocasiones para justificar hechos sociales totalmente injustos como la esclavitud o el poder sobre la mujer como persona no capacitada para decidir.

El poder para la “organización social” es algo más complicado. El hombre no se conforma con el poder familiar, con ser el cabeza del grupo primario, o “pater familia”, también aspira a extender ese poder a los distintos estratos de la sociedad, su estrategia entonces dependerá de cómo esta se encuentre organizada. Como sabemos, para los griegos las ciudades/reinos podían ser tiranías, oligarquías o democracias, cada una con sus variantes, como la gerontocracia, alcanzándose el poder por imposición, acuerdos o elecciones. Los romanos, después de fracasar en el mantenimiento de la república, acudieron a una tiranía representada por el imperio, aunque apoyada por las diferentes dinastías, que eran oligarquías encubiertas. Tanto tiranos como oligarcas usarán el poder a su favor para alcanzar sus propios objetivos y para debilitar, incluso destruir a los que se oponen a ellos. La democracia, en cambio, tratará de repartir el poder entre los ciudadanos, aunque ciudadanos no fueran “todos” los habitantes de referencia, pasando luego a discutir el modo de hacerlo. Aquí es donde aparece el “contrato social” que incluye temas tan importantes como la manera de elegir a los representantes de los ciudadanos para ejercer el poder, su duración, el peso de los grupos o como destituir a los incumplan el mandato representativo o abusen de él. Esto es particularmente importante según se van consolidando las democracias.


Sea el sistema que sea, todos los hombres desean detentar el poder durante el mayor tiempo posible, en la mayor cantidad posible y sobre el máximo de población posible. Pero hay otro principio general que se vienen demostrando en el tiempo, que el poder corrompe y, como se dice, el poder absoluto corrompe absolutamente. Esto supone que el poder el malo o lleva al mal y, por lo tanto, deberíamos alejar a los hombres de los resortes del poder. Dado que, en la construcción del Estado y su organización, el poder no desaparece, sino que se regula, para conseguir que las personas actúen sin intereses se debería desmontar el Estado, o, si se prefiere hacer que el poder dentro de él fuera efímero y detentado por las bases. Nos encontramos ante los principios de la formulación del anarquismo como ideología (Bakunin), ya que como sistema no ha llegado nunca a afirmarse, excepto en alguna ocasión y lugar como en Cataluña y Aragón al principio de la Guerra Civil española. A.pesar de la atracción de las ideas de la utopía anarquía y la brillantez de sus defensores como Chomsky, lo cierto es que los principales detentadores del poder, sean del signo que sean, siempre se opusieron a esta y procuraron por todos los medios su desprestigio.

Finalmente y en mi opinión, no está tanto en la eliminación del poder como fuente de problemas, injusticias y desigualdades, como en su justa administración, gestión y control por los que lo detenten directamente y por delegación, porque el poder no solo debe ser un instrumento de la justicia, sino también de la clemencia y del perdón.

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