“La fidelidad y el afecto que estos animales son capaces de dar, no siempre correspondido, tiene múltiples y emotivos ejemplos”
OPINIÓN. Piscos y pegoletes. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA12/09/24. Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre las mascotas: “Siempre me pregunté que nos piden estos animales cuando nos miran como lo hacen, creo que simplemente decirnos que están ahí, que necesitan de nuestros...
...cuidados, incluso caricias y que están dispuestos a compartir, a su manera más que a la nuestra, nuestras vidas”.
Nuestros queridos animales
“No es mortal quien muere, sino quien está seguro de que va a morir”
Fernando Sabater
La consideración del mundo como casa común, no solo de los hombres sino de la naturaleza en general, nos debe llevar a la reflexión de que todo lo que habita en él nos concierne como parte nuestra. Estamos acostumbrados a considerar al hombre como el rey de la creación y, como tal tiene a su servicio todo lo creado. Unas visiones más holísticas y solidarias consideran que aunque el hombre se sirva de lo creado, debe de respetarlo considerándolo parte de si mismo. De esta idea parte también el concepto de la sostenibilidad.
Muchos de los seres creados, animales y plantas, los usamos para cubrir nuestras necesidades, ya sean alimentarias o de otro tipo, pero también nuestros caprichos, incluso nuestros vicios y crueldades.
Dentro de los animales que a pesar de que su misión primaria fuera de colaboradores del hombre en determinadas tareas vinculadas al trabajo y a la vida, han terminado siendo “de compañía”, integrándose en el grupo familiar, llamándolos muchas veces “mascotas”.
Hoy día hay mascotas de todo tipo, desde cocodrilos a tigres, pero el común de los mortales sigue adicto a los perros y a los gatos. A pesar de lo diferentes que son, unos y otros componen una parte indisoluble de la imagen de la familia española. La fidelidad y el afecto que estos animales son capaces de dar, no siempre correspondido, tiene múltiples y emotivos ejemplos.
Ellos en realidad no tienen pautas éticas, pero si genes de afecto y dependencia de sus amos. Y si hay algo claro es que no sufren por temas como la muerte, ya que no saben que van a morir. A mí personalmente me conmueven a pesar de su simpleza o precisamente por ella. Hay maravillosos poemas sobre ellos y sobre el sufrimiento que supone su ausencia. Un veterinario me dijo que cuando un perro llega a un estado terminal y aconseja dormirlo, siempre pide que su “dueño” esté presente y lo acaricie, porque el no podría entender que lo abandone. Debe ser terrible cuando un animal de estos se pierde y, peor aun cuando voluntariamente lo abandonan.
Siempre me pregunté que nos piden estos animales cuando nos miran como lo hacen, creo que simplemente decirnos que están ahí, que necesitan de nuestros cuidados, incluso caricias y que están dispuestos a compartir, a su manera más que a la nuestra, nuestras vidas.
Yo tengo un gato, con tanto orgullo como belleza, que, sin duda, es parte de nuestra unidad familiar. Mantiene, cuando quiere, largas conversaciones con nosotros con tonos y significados perfectamente claros, y nos “exige” cuando le toca, su comida, donde distingue menús de preferencia. Nos hace fiestas cuando llegamos y sabe cuando estamos enfermos para acurrucarse a nuestro lado. Como soy un viajero impenitente y no le gusta que desaparezca, cuando hago la maleta se mete dentro, y cuando le decimos que está gordo se sube al peso que tenemos en el suelo. Lleva quince años con nosotros, ¿No lo vamos a querer como de la familia? Yo temo que fallezca pronto, pero por lo menos, como el no tiene conciencia de lo que es la muerte, no sufrirá por ello. Procuraré estar con él en ese momento y acariciarle las orejitas que tanto le gusta.
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