“La llegada del Renacimiento cambió el modo de ver el mundo y dio paso a la Ilustración, la era de la razón, que diferenció claramente lo material de lo espiritual y lo divino de lo humano”
OPINIÓN. Piscos y pegoletes. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA
10/10/24. Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la religión: “Los dioses, en sus diversas formas y rangos, eran los responsables de todo lo que no éramos capaces de explicarnos mediante la razón o el sentido común. Desde esa...
...situación de poder, no solo daban explicaciones de lo incomprensible, sino que creaban normas de comportamiento para la vida del colectivo, siempre a mejor aprovechamiento suyo y de sus socios en el poder”.
El Estado seglar como punto de partida para una sociedad libre
“El Estado debe quedar al margen de la religión y debe ocuparse de la defensa y el progreso de los ‘intereses civiles’: la libertad, la salud y la propiedad privada. El gobierno no se puede meter en la salvación de las almas, que es algo que solo depende de cada uno de nosotros”
Locke
La atribución a lo divino de todo lo inexplicable ha sido una constante en el ser humano, tanto como individuo como en grupo. El uso de la razón y la experimentación, así como de la inducción y la deducción, todo ello de una forma más o menos organizada, ha ido reduciendo en el mundo paulatinamente ese extenso campo de lo inexplicable.
El atribuir lo no explicable a la divinidad fue lo más corriente en todas las sociedades con el añadido de establecer unos responsables terrenales de esos misterios, que, además los ejercían en connivencia con los detentadores del poder social. Así los dioses, en sus diversas formas y rangos, eran los responsables de todo lo que no éramos capaces de explicarnos mediante la razón o el sentido común. Desde esa situación de poder, no solo daban explicaciones de lo incomprensible, sino que creaban normas de comportamiento para la vida del colectivo, siempre a mejor aprovechamiento suyo y de sus socios en el poder.
Con el paso de los tiempos y el aumento de la capacidad de explicación de la realidad por parte de los seres humanos, fue reduciéndose la parte mágica de la vida, la esfericidad de la tierra, el heliocentrismo, la doble circulación de la sangre, la gravedad universal… fueron imponiéndose, no sin dejar por el camino miles de vidas sacrificadas por las iglesias por contradecir sus soluciones a la ignorancia.
La llegada del Renacimiento cambió el modo de ver el mundo y dio paso a la Ilustración, la era de la razón, que diferenció claramente lo material de lo espiritual y lo divino de lo humano. Esto supuso conflictos ya que suponía privar de sus posiciones de poder a las iglesias aliadas con las clases altas (a bass la calot), dando lugar a periodos revolucionarios que cambiaron las estructuras de las sociedades europeas dando paso a una nueva era presidida por la razón y el conocimiento científico. Esto tuvo un coste de ríos de sangre y sufrimiento pero logró la construcción de una sociedad en que fe y razón se circunscribían a campos diferentes y compatibles, aunque algunos no los consideran así.
Esta idea, que acompañó a la de libertad, igualdad y fraternidad, entró en todas las constituciones y dio lugar a lo que hemos llamado estados laicos. A pesar de todo muchos están todavía teocratizados (todos los musulmanes) y otros siguen muy influidos por la religión dominante, España por ejemplo, con usos y costumbres de carácter religioso (yo soy ateo, pero a mi, a la Macarena que no me la toquen).
De este modo las creencias y lo que de fe llevan se desenvuelven en el plano personal, en el hogar o en el templo, sin que esto impidan que las personas den testimonio de ellas en el ámbito social, eso si, respetando siempre las de los demás.
Hay una cosa que quisiera señalar y que pasa normalmente desapercibida. En el ámbito espiritual y religioso el conocimiento viene mediante la fe, no la razón, lo que lleva a ser calificado en los ámbitos de la ciencia. Esto supone negar cualquier intento de conocimiento fuera de la razón, como por ejemplo, la intuición, la meditación, u otros caminos. No creo que se deban rechazar otras posibilidades de plano, por muchos resultados que hayamos encontrado mediante la aplicación del método científico. El hombre y sus potencias es aun un inmenso campo por estudiar.
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