“Si el criticar me ha parecido siempre útil y constructivo, el oficio de crítico tiene algo de negativo que generalmente produce rechazo entre la gente normal, entre los cuales me encuentro”
OPINIÓN. Piscos y pegoletes. Por Enrique Torres Bernier
Profesor del Departamento de Economía Aplicada de la UMA24/10/24. Opinión. El Doctor en Ciencias Económicas y especialista en turismo y ordenación del territorio, Enrique Torres, escribe en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com sobre la crítica: “El crítico especializado ha perdido terreno frente a los gurús y al número de visitantes y sus opiniones sobre cada tema, sin que esto suponga que sabe del mismo. Las empresas y...
...profesionales, que saben lo que se juegan, gastan ingentes cantidades de dinero en acceder a personas y canales, donde se libra la batalla de la reputación”.
Crítica, conocimiento y bondad
“Si alguna vez cultiváis la crítica literaria o artística, sed benévolos. Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin o conformidad con lo inepto, sino voluntad del bien, en vuestro caso, deseo ardiente de ver realizado el milagro de la belleza. Sólo con esta disposición de ánimo la crítica puede ser fecunda”
‘Juan de Mairena’, de Antonio Machado’
Estas palabras, nacidas de un hombre en el “buen sentido de la palabra bueno” dicen mucho de cómo debe uno enjuiciar de la obra de otro. Si el criticar me ha parecido siempre útil y constructivo, el oficio de crítico tiene algo de negativo que generalmente produce rechazo entre la gente normal, entre los cuales me encuentro.
El problema reside de principio en que los críticos, especialmente en el campo de las artes y las letras, normalmente son personas ajenas al campo que critican. Aclaramos, el crítico taurino ni ha toreado en su vida, ni es ganadero, ni empresario de plazas de toros; el de música, ni compone ni canta, el pintor no pinta, el de futbol, no se ha vestido nunca de corto (alguno hay, pero es excepción), y menos aun ha arbitrado, como le ocurre al de cine o de teatro. No digamos ya de los críticos gastronómicos, muchos de los cuales los méritos que tienen es el haber comido mucho, bien y habitualmente gratis.
A pesar de todo, la existencia de críticos en los campos citados, es, no solo conveniente, sino necesaria. Es evidente que hay buenos y malos, como los hay en los colectivos a los que cualifican, pero su tarea orientadora al profano es muy positiva. Otra función es la de su influencia en la valoración en las obras de los artistas, o profesionales que cualifica, lo que da lugar en ocasiones a transacciones económicas, u otros favores, encubiertas entre crítico y criticado. En el campo de la tauromaquia esto ha sido sabido y frecuente.
Hoy en día, en que en la opinión del consumidor tienen influencia decisiva, y en estos campos también, las redes sociales, internet si lo prefieren, son los “influencer”, que en muchas ocasiones saben menos que los críticos, los que han ocupado buena parte de este campo, donde también cuentan las opiniones de quienes están en ellas. El crítico especializado ha perdido terreno frente a los gurús y al número de visitantes y sus opiniones sobre cada tema, sin que esto suponga que sabe del mismo. Las empresas y profesionales, que saben lo que se juegan, gastan ingentes cantidades de dinero en acceder a personas y canales, donde se libra la batalla de la reputación.
Pobres críticos que ya nadie les pasa un sobrecito de vez en cuando o les regala algún “pata negra” en navidades.
De todos modos, siempre existirán los datos objetivos en que apoyarse, número de orejas cortadas, de libros vendidos, espectadores asistentes, o incluso, duración de los aplausos.
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