“La Renta Básica Universal e incondicional es un ingreso pagado por el Estado a cada miembro de pleno derecho de la sociedad, incluso si no quisiera trabajar de forma renumerada, independientemente de otras fuentes de rentas o de si es rico o pobre, y sin importar con quién conviva”
OPINIÓN. Las historias que nos contamos. Por Carmen Molina Cañadas
Bióloga y ecologista
29/03/21. Opinión. La bióloga Carmen Molina escribe, en su colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, un texto sobre la Renta Básica Universal: “Según un informe de Naciones Unidas, hasta dos tercios de los empleos en los países en desarrollo podrían desaparecer en un futuro próximo. El desempleo que genera la tecnología hará desaparecer los modestos logros conseguidos contra la pobreza y...
...el hambre crecerá. Los gobiernos deben buscar respuestas, y no hay muchas opciones en este modelo económico. Una renta básica universal puede ser ‘la opción’”.
En defensa de una Renta Básica Universal e incondicional al pasar el ecuador de la Iniciativa Ciudadana Europea que propone su debate en el Europarlamento
Durante lo peor de la crisis de deuda en Grecia, allá por 2012, los niveles de pobreza alcanzados en el país heleno nos mostraron con claridad a qué conduce una crisis económica que degrada las condiciones sociales. La deforestación en Grecia fue el primer efecto ambiental constatado, y es que, ante la imposibilidad de pagar el combustible, centenares de familias calentaban sus casas con madera extraída de los bosques que rodean Atenas provocando una muy preocupante deforestación. Es decir, no se puede, en ningún caso desligar, la situación económica, de la social y de la ambiental.
Una propuesta planteada, y que no acaba de cuajar, para paliar la crisis social y que sin duda, contribuiría a mejorar la económica y la ambiental, es la implantación de una Renta Básica Universal e incondicional (RBUi). Es una medida que le daría la vuelta a la economía especulativa y financiarizada, esa que socializa pérdidas y acumula dinero y poder en muy pocas manos. Una medida para revertir los niveles de desigualdad crecientes en nuestras sociedades.
No podemos optar por una salida individual a ninguna de las crisis. No es posible la supervivencia o escapatoria individual. La salida de todas las crisis es, necesariamente, un deporte de equipo. Cualquiera que sea el futuro que encaremos, nos afectará a todas.
Va a ser imprescindible repensar el reparto del trabajo remunerado, la jornada laboral, la distribución de la riqueza, y como digo, plantear una renta básica.
La estabilidad, la protección ante el despido o la negociación colectiva han sido pilares del derecho al trabajo y de la democracia. Sin embargo, el poder económico ha construido formas de reproducir el capital en las que el trabajo humano es cada vez más prescindible y a la vez, más esclavo. El empleo que depende de la extracción de cantidades ingentes de materias primas de territorios colonizados y de la generación de cantidades ingentes de residuos, está llegando a su fin. Por eso, deberíamos reflexionar sobre el objetivo último de la economía. Debería ser un instrumento para que prospere la sociedad y no parece que sea así. La premisa del crecimiento en que se apoya la economía neoliberal, es falaz. No puede ser que nos dediquemos a crecer y acumular socavando las bases que sustentan nuestro mundo.
Hay que decir también, que la renta básica se opone a la idea imperante de que el trabajo remunerado es un derecho y cambia esta lógica por el derecho a vidas dignas. Vidas y economía que no socaven las bases ambientales que las sostienen y que alivien la ansiedad causada por la máquina neoliberal, con grandes corporaciones que dirigen y orientan la política global, en beneficio no se sabe de quién.
Según un informe de Naciones Unidas, hasta dos tercios de los empleos en los países en desarrollo podrían desaparecer en un futuro próximo. El desempleo que genera la tecnología hará desaparecer los modestos logros conseguidos contra la pobreza y el hambre crecerá. Los gobiernos deben buscar respuestas, y no hay muchas opciones en este modelo económico. Una renta básica universal puede ser “la opción”.
En noviembre de 2018, la red europea de RBU incondicional se reunió en Budapest para analizar la situación en Europa, discutir sobre la conveniencia de una posible Iniciativa Ciudadana Europea (ICE) sobre la RBUi y el tipo de renta básica a desarrollar.
La RBU otorga dignidad al ser humano, sin necesidad de tener que dignificarse a través de un empleo. Es frecuentemente confundida -muchas veces, intencionadamente- con las rentas mínimas y otros subsidios condicionados que otorga el estado a los desempleados y personas con muy bajos ingresos. Bien al contrario, la RBUI es un ingreso pagado por el Estado a cada miembro de pleno derecho de la sociedad, incluso si no quisiera trabajar de forma renumerada, independientemente de otras fuentes de rentas o de si es rico o pobre, y sin importar con quién conviva. No sustituye a otras prestaciones universales e incondicionales, como la sanidad y la educación públicas. Es decir, su implantación no debe suponer merma alguna de los servicios públicos ni de los derechos sociales (educación, sanidad, dependencia, vivienda, etc.) que son derechos fundamentales de un Estado Social que se considere como tal.
Es posible garantizar una RBUI a toda la población, financiándola de varias posibles maneras:
- con una subida de la imposición fiscal, que hiciese que el 20% más rico de la población pagara de acuerdo a su riqueza.
- gravando actividades que generan beneficios a quien las acomete, pero suponen un alto coste para la sociedad.
- aumentando los impuestos indirectos a quienes más consumen.
- exigiendo impuestos a las transacciones financieras (tasa Tobin) y a las emisiones contaminantes.
- luchando contra el fraude fiscal y los paraísos fiscales.
Estas medidas no son excluyentes entre sí.
La implantación de una RBUi favorecería los trabajos vocacionales, voluntarios, el cuidado de los niños, de los mayores y discapacitados y dotaría a mujeres víctimas de violencia de género de independencia económica para alejarse de su agresor. Es la mejor opción ante la creciente automatización de las labores en todos los sectores de actividad, ya que, con los avances tecnológicos se prevé que desaparecerán en 20 años el 50% de los empleos actuales (aunque aparecerán otros).
La RBUi es perfectamente posible y una alternativa plausible para el futuro que viene. Con ella tendríamos libertad para aceptar o no, según qué empleos, y para negociar las condiciones de los mismos, o para asociarnos con otras personas en cooperativas, o explorar modelos de trabajo asociado distintos.
“…Con la RBUI se cuestionan varias creencias arraigadas en el sistema: la primera es la de que el trabajo (o empleo) dignifica a los seres humanos; la segunda, que proviene de la Biblia, nos condena a ganar el pan con el sudor de nuestra frente; la tercera, que afirma que el sentido de la vida de las personas es el trabajo; la cuarta es la equiparación de empleo a supervivencia; y la quinta, la de que la riqueza actual pertenece sólo a sus propietarios “legales”, las grandes compañías multinacionales y lobbies financieros mundiales.” Así se recoge en textos trabajados por Humanistas por la Renta Básica Universal.
Sírvanos de ejemplo el “Fuero de los Bosques”, publicado en 1217 en Inglaterra. Este corto y potente documento garantizaba los derechos de los plebeyos a las tierras comunales, que podían usar para labrar, pastar, recoger agua y para recolectar madera o frutos. Otorgó reconocimiento oficial a un derecho humano: que nadie debería ser privado de los recursos necesarios para el sustento. Y hoy sabemos, gracias a la premio nobel de economía Elinor Östrom, que se gestionan mucho mejor los recursos compartidos o bienes comunes cuando la responsabilidad de su conservación y mantenimiento corre a cargo de los que se benefician de esa conservación. Retomar el antiguo “Fuero de los Bosques” y el derecho de acceso a lo común se vislumbra como la mejor alternativa.
El 25 de septiembre de 2020 se inició una Iniciativa Ciudadana Europea (ICE), mecanismo para que la ciudadanía europea pueda someter a la Comisión y el Parlamento Europeos una propuesta para su discusión y posible aprobación, en este caso sobre la RBUi. Para ello hay que recoger 1 millón de firmas. Y el período para su recogida es de 1 año.
La ICE pide a la Comisión Europea que elabore una propuesta para introducir rentas básicas incondicionales en toda la UE, que reduzcan las disparidades regionales y fortalezcan la cohesión económica, social y territorial de la UE. La recogida de firmas se extenderá hasta el 25 de septiembre de 2021. El sitio web de recogida de firmas que facilita la UE es ESTE, AQUÍ.
La conclusión de esta “historia” que os cuento es pediros esa firma para poder lograr el objetivo. Aún quedan algunos meses por delante. Creo que es un debate necesario.
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