“El 10% de la población más rica del mundo contamina el 49% (contabilizando emisiones por consumo individual). Por la otra parte, el 50% más pobre tan solo es responsable del 10% de las emisiones”
OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA05/02/21. Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión escribe sobre el impacto ambiental según el poder adquisitivo: “Los lujos son caros y muy contaminantes. Por ejemplo, la minería del oro y del litio tiene un severo impacto ambiental y los ricos compran más joyas y...
...más aparatos tecnológicos. También consumen más de otros productos de alto impacto ambiental. Por ejemplo, viajan más y usan más aviones”.
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¿Qué produce más impacto ambiental? ¿La superpoblación o los ricos?
Los científicos han dejado claro que teniendo menos hijos hacemos un gran favor al planeta. Pero hablemos claro, son los ricos quienes consumen más y, por tanto, los que más contaminan y más ecosistemas destrozan. Es innecesario decidir cual de los dos problemas es más grave, porque ambos deben tenerse en cuenta si queremos alcanzar una humanidad sostenible: debemos limitar el número de nacimientos y reducir el número de ricos. Ambos problemas son muy graves, y hay mecanismos relativamente simples para tratarlos. ¿Estará esa voluntad política al servicio del interés general?
Examinemos Madagascar
La isla de Madagascar es un ejemplo en pequeño de lo que está pasando a nivel planetario. Su riqueza biológica es espectacular. A día de hoy tiene unos niveles únicos de especies endémicas: 83% de sus plantas fanerógamas, 92% en reptiles, 100% en anfibios y mamíferos (sin contar especies introducidas), 40% en aves… Al llegar el ser humano a la isla, algunas especies desaparecieron, como las aves elefante, 17 especies de lémures y 3 especies de pequeños hipopótamos. De las 160 especies de camaleones existentes en el mundo, 84 son malgaches.
Madagascar tenía una población en 1900 de solo 2,2 millones de habitantes. Hoy ya supera los 28 millones y podría llegar a los 54 a mitad de siglo. En cambio, Madagascar está entre los 10 países más pobres del mundo. La agricultura da empleo al 80% y produce sus principales exportaciones (cacao, vainilla, clavo, café, canela…).
Además de la tala ilegal, cuando quieren ampliar sus pastos o sus cultivos, queman los bosques, cosa que ocurre en cada estación seca. Entre 1950 y 1985 la isla perdió la mitad de sus bosques, pero siguieron deforestando y ahora solo queda el 10%. Mucha de la riqueza biológica que comentábamos en el párrafo anterior está ahora en serio peligro de extinción. Por citar un ejemplo, el 95% de las especies de lémures están amenazadas.
El desastre ambiental y poblacional de Madagascar ha pasado y está pasando en casi todo el planeta. Por ejemplo, en España se siguen quemando bosques por intereses particulares.
¿Cuanto contaminan los ricos?
El siguiente gráfico impresiona. Representa lo que contaminan los ricos: el 10% de la población más rica del mundo contamina el 49% (contabilizando emisiones por consumo individual). Por la otra parte, el 50% más pobre tan solo es responsable del 10% de las emisiones. ¿Qué problema es más acuciante? ¿La superpoblación o los super-ricos?
La explicación es muy sencilla: los lujos son caros y muy contaminantes. Por ejemplo, la minería del oro y del litio tiene un severo impacto ambiental y los ricos compran más joyas y más aparatos tecnológicos. También consumen más de otros productos de alto impacto ambiental. Por ejemplo, viajan más y usan más aviones (o incluso tienen su propio avión o helicóptero). Si eliminamos del planeta a China, EE.UU., la UE, India, Rusia y Japón, las emisiones se reducirían a menos de UN TERCIO.
Reduciendo la desigualdad, todos ganamos. Hay medidas muy simples y efectivas para reducir la desigualdad: garantizar servicios básicos (sanidad, educación…), instaurar salarios mínimo y máximo razonables, combatir el fraude fiscal, reducir la jornada laboral, elevar impuestos a los lujos, acabar con los paraísos fiscales (o penalizar a quienes los usen), etc.
Los países con mejor calidad de vida son aquellos en los que hay menos desigualdad. Es como si los ricos necesitaran que haya pobres para mantener su riqueza y para que haya sitio donde poner los desechos industriales contaminantes (racismo ambiental). En todo caso, es obvio que los ricos tienen más capacidad para influir en el poder legislativo, por lo que podríamos pensar que cambiar el sistema es imposible. Pero no es cierto. El poder está en la ciudadanía, aunque normalmente no lo usamos, o lo usamos sin la reflexión debida.
La conclusión es bien sencilla. Si conseguimos “empobrecer” un poco al 10% más rico del planeta habremos conseguido influir en ese 49% de las emisiones mundiales contaminantes. A cambio, solo se perjudica ligeramente la vida del 10% de la población que seguirá siendo rica. Bajar a esa población al siguiente nivel de riqueza implica una enorme reducción de contaminación. Asimismo, elevando impuestos al 20% más rico del planeta, estaremos reduciendo sus emisiones, que suman ahora el 68% del total.
Un sistema de impuestos justo y verde puede reducir la contaminación y la desigualdad tanto o más que medidas tan importantes como el veganismo o reducir la natalidad. Sin embargo, se habla más del problema de la superpoblación que del problema de la riqueza absoluta.
Los gobiernos que tienen que implantar estas medidas, ¿estarán controlados por los poderosos o por la ciudadanía que los elige?
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