“Lo inteligente son las ciudades compactas, con muchas zonas verdes, bicicletas y buen transporte público (incluso gratis)… ciudades de 15 minutos”
OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA
17/09/21. Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión escribe sobre las urbanizaciones dispersas y las piscinas: “Vivir en ciudades sostenibles es tan necesario y tan importante que no puede ser complicado. Requiere compromiso de los ciudadanos y voluntad política...
...de los gobernantes elegidos. Cuando los ciudadanos no demandan medidas saludables y ecológicas, los gobernantes favorecen a las empresas de alto impacto ambiental”.
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El desastre de la urbanización dispersa y con piscinas
Hace siglos que sabemos que la forma de diseñar una ciudad influye en la calidad de vida y en la sostenibilidad. Vivir en ciudades sostenibles es tan necesario y tan importante que no puede ser complicado. Requiere compromiso de los ciudadanos y voluntad política de los gobernantes elegidos. Cuando los ciudadanos no demandan medidas saludables y ecológicas, los gobernantes favorecen a las empresas de alto impacto ambiental (por ejemplo, constructoras o empresas que talan árboles).
A pesar de que la natalidad en España es —afortunadamente— baja, muchas ciudades se están expandiendo a un ritmo irrazonable, agravado por la llamada urbanización dispersa: chalets o casas aisladas (a veces adosadas), o bien, urbanizaciones privadas y cerradas. Y todos con jardines y piscinas. Esta urbanización dispersa es descaradamente insostenible, de alto impacto ambiental y económico:
- Se requiere coche hasta para comprar el pan. No tienen cerca tiendas, ni lugares de ocio, ni colegios, ni centros de salud… Tampoco hay transportes públicos, o son escasos. Y la bicicleta no es una opción porque todo está demasiado lejos.
- Altos costos públicos en los suministros (electricidad, agua, recogida de residuos, limpieza…). En contraposición, es evidente que las ciudades compactas —que alternan bloques con parques, y mezclan negocios y viviendas—, requieren menos gastos para la hacienda pública.
- Altos consumos en climatización. Calentar y enfriar viviendas aisladas suele requerir mayores consumos que en bloques de viviendas.
- Requieren nuevas infraestructuras (carreteras, depósitos de agua, saneamiento…). La creación y el mantenimiento de esas infraestructuras aumenta el impacto y los gastos.
- Se reduce la filtración de agua. Al ocupar mucho terreno, las ciudades dispersas cambian radicalmente el flujo de agua, impidiendo la recarga de los acuíferos.
- Se eliminan zonas naturales o de agricultura, con las consecuencias negativas para la biodiversidad y para la soberanía alimentaria.
Y si todo eso fuera poco, muchas viviendas —incluso unifamiliares— tienen piscinas.
- Las piscinas tienen un alto consumo, principalmente de agua pero también de otros recursos: productos de limpieza, cloro o sal, electricidad… Una piscina pierde mucha agua en su uso normal (por los bañistas, por salpicaduras…), además de por evaporación. Todo depende del número de usuarios, de su comportamiento, de la temperatura, del tamaño de la piscina… pero cualquier piscina, por pequeña que sea, cada semana estival hay que rellenarla con miles de litros de agua limpia. Incluso las piscinas saladas tienen que reponer la sal en varias toneladas al año. Podría concluirse que las piscinas unifamiliares son auténticos atentados ambientales, aunque los ricos no suelen reconocer su alto impacto ambiental.
Una propuesta ecológica es prohibir las piscinas (construir y llenar) cuando la división entre el número máximo de personas residentes y la superficie de la piscina, sea inferior a 6 hab/m2. Esto supone hoy un escándalo para unos pocos… pero cuando no haya agua el escándalo será que no podamos beber.
Todo esto no es nuevo. Hace muchos años que se ha dicho (por ejemplo por Nebel y Wrigth). Sin embargo, se siguen diseñando ciudades para los coches, cuando ni siquiera los vehículos eléctricos son una opción inteligente, aunque reciban millones en subvenciones (4.300 millones recientemente). Lo inteligente son las ciudades compactas, con muchas zonas verdes, bicicletas y buen transporte público (incluso gratis)… ciudades de 15 minutos, donde los coches privados quedan aburridos… aparcados.
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