“Viento iba descalzo y se manchó de humo negro. Un fuego trepidante se alegró al verlo y le pidió que soplara con ímpetu. Las llamas salían del mar y el viento quiso protestar”
OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA
04/02/22. Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión un relato: “No os enfadéis conmigo, mis hidrocarburos estaban en mis entrañas, pero unos seres extraños, una plaga, una pandemia, me han agujereado para exprimirme. Han depilado mis bosques, masacrado...
...mi fauna, intoxicado mi piel…”.
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Tres amigos inseparables: Viento, Océano y Tierra
Viento iba descalzo y se manchó de humo negro. Un fuego trepidante se alegró al verlo y le pidió que soplara con ímpetu. Las llamas salían del mar y el viento quiso protestar:
—Estimado Océano, no me quejo de que humedezcas mis brisas, pero ahora estás intoxicando mi alegre vendaval.
Océano lloraba a grandes olas y apenas pudo contestar algo más que sollozos:
—¡Viento! ¡No soy yo el culpable! Tierra ha escupido negra bazofia y ardiendo nos está matando.
Juntos, Viento y Mar fueron a reclamar a Tierra. La encontraron plañiendo en largos y anchurosos ríos. Al verlos llegar con cara de lástima herida, no les dejó ni hablar:
—No os enfadéis conmigo, mis hidrocarburos estaban en mis entrañas, pero unos seres extraños, una plaga, una pandemia, me han agujereado para exprimirme. Han depilado mis bosques, masacrado mi fauna, intoxicado mi piel…
Viento, que era el más veloz, contestó con seguridad:
—Actuemos juntos los tres contra este desastre ambiental. Yo traeré lluvia para apagar el ardiente gigante. Océano dispersará el negro vómito para minimizar daños. Y tú, Tierra, danza como puedas para tapar tus pozos, tus llagas.
Océano, que era normalmente más calmado, habló con propiedad:
—Hagámoslo y rápido, aunque eso solo resolverá esta agresión y no la plaga que nos aflige. Me desgarran mi fondo y sobrepescan a mis amigos. También, como a vosotros, me llenan de tóxicos que ni ellos se atreven a oler. ¿Qué podemos hacer? Necesitamos una vacuna que frene la infección.
—La mejor vacuna contra estos egoístas será que cambiemos el clima que les ha permitido prosperar en eso que llaman Holoceno. Más calor, más huracanes, más sequías y más inundaciones… y si no rectifican, más y más aún.
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