“La economía circular es una herramienta que puede usarse bien o mal. Añadir la palabra «circular» no garantiza que ningún proceso sea sostenible”

OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA


10/06/22. 
Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión escribe sobre la economía circular: “La palabra «circular» nos recuerda el «reciclaje». Pero la economía circular debe ser mucho más: un modelo de producción y consumo que, para ser auténticamente ecológico, debe...

...partir primero de REDUCIR la producción y el consumo”.

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La economía circular es un estupendo limpiador verde: #GreenWashing

Cuidado con las palabras. La economía circular es una herramienta que puede usarse bien o mal. Añadir la palabra «circular» no garantiza que ningún proceso sea sostenible. De hecho, a veces se emplea para engañar (greenwashing).

Un ejemplo: las nuevas Apps para compra/venta de productos de segunda mano podrían ser tanto una herramienta de economía circular como una herramienta de consumismo facilón.


La palabra «circular» nos recuerda el «reciclaje». Pero la economía circular debe ser mucho más: un modelo de producción y consumo que, para ser auténticamente ecológico, debe partir primero de REDUCIR la producción y el consumo. Luego, después de esa reducción —y solo después de esa reducción— un modelo de economía circular implica compartir lo que se pueda (gratuitamente o por alquiler), reutilizar, reparar… y al final del todo —y solo al final— reciclar los materiales. A veces se empieza por el reciclaje sin haber hecho ninguno de los pasos previos. Las empresas deberían estar obligadas a diseñar todo para que tenga máxima durabilidad y máxima facilidad para reparar y reciclar. En España, la reciente Ley de residuos es un intento de quedar bien sin que nada sustancial cambie, para no molestar a las empresas que dominan la política. El tiempo lo demostrará.

¿Es economía circular comprar productos de segunda mano?

Depende. Si se ha sido honesto en el paso de «REDUCIR» (el primer paso), entonces es posible que sí sea economía circular. Por tanto, no siempre lo es. Antes de comprar algo de segunda mano, piensa:

  1. ¿Realmente necesitas ese producto? No uses la economía circular como excusa para comprar cosas de las que, en conciencia, puedes prescindir fácilmente.
  2. Compres lo que compres, hay contaminación (más o menos) oculta: Piensa en toda la energía y materiales necesarios para fabricar y enviar un producto a tus manos (especialmente si compras por Internet). Algunos opinan que en productos de segunda mano no hay que considerar el impacto de su fabricación, pero es falso (véase el punto 4).
    Antes de vender algo a grandes distancias, piensa en los transportes y embalajes. Posiblemente, decidas venderlo o regalarlo localmente.
  3. Al comprar un producto estás evitando que ese producto pueda adquirirlo alguien que lo necesite más que tú. Debes ser tú quién valore si realmente merece la pena. No olvides que tu compra influye en la demanda global. Ya sabes: hay que pensar globalmente y actuar localmente.
  4. Al comprar un producto estás haciendo girar la rueda de la industria. Hay gente que se compra ropa nueva porque sabe que luego puede venderla de segunda mano. O sea, la posibilidad de vender productos usados es, a veces, un reactivo para comprar nuevos. Sin quererlo, los compradores de ropa de segunda mano están colaborando a que se fabrique ropa nueva.

Tres claves básicas en economía circular

  1. Tenemos que comprar menos si queremos un planeta habitable —con biodiversidad— y si queremos dejar de alimentar el crack climático.
    • Ahora bien, si todos compramos menos, se pueden perder empleos. ¿Cuál es la solución? Reducir también la avaricia y la jornada laboral (y otra erre igual de importante, la Renta  Básica).
    • Una investigación ha mostrado que pequeñas acciones pueden generar grandes beneficios y propone seis cambios esenciales (en el mundo rico) que podrían frenar la crisis ambiental. Uno de esos cambios es comprometerse a NO comprar más de tres prendas de ropa al año. El informe no aclara si son o no prendas reutilizadas, porque no es relevante. No es que el impacto sea igual. El impacto —las emisiones— pueden ser distintas, pero depende de muchos factores (tipo de prenda, si es de cuero…).
    • Es habitual que los que compran en exceso se sientan peor tras comprar (o al menos, que no se sientan mejor). Compran para ser felices, pero no evalúan si realmente consiguen la felicidad que esperan. Si se hiciera esa evaluación, seguro que se compraría menos. Está bien demostrado que el exceso de cosas dificulta el ser felices.
  2. Es difícil que reciclar sea ecológico. Reciclar solo es ecológico si se hacen bien un buen montón de etapas previas, y siempre que su costo se incluya en el precio inicial del producto. Hoy no se cumple ninguno de esos dos requisitos, en ningún producto. Por tanto, reciclar no es ecológico. Por supuesto, tirar los materiales a la basura es peor.
  3. Quemar basuras no es economía circular. La basura suele tener muchos contaminantes que se liberan al aire al incinerarla. Aunque no lo creas, aún hay políticos españoles (del PP) que proponen estas y otras barbaridades.

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