“Ante el reto del colapso climático-ambiental, deberíamos cambiar la educación a todos los niveles, desde infantil hasta la universidad. Sin embargo, nada está cambiando”
OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA03/11/23. Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión escribe sobre visitas recomendables para colegios: “Para aprender cómo funciona algo, no hay nada mejor que ir a verlo in situ. Las personas de cualquier edad —especialmente los jóvenes...
...en los colegios— deberían visitar todos los siguientes tipos de instalaciones; y que alguien imparcial les explicara la verdad de su funcionamiento: sus bondades, los impactos globales de su construcción y uso, etc”.
Puede ver el artículo en su fuente original pinchando AQUÍ.
Diez visitas obligatorias para todos (los colegios)
Sospecho que la ignorancia es la mejor justificación para actuar de forma incorrecta. Lo más grave es cuando la necedad es propiciada por un sistema que esconde información para controlar la opinión de las masas.
Para aprender cómo funciona algo, no hay nada mejor que ir a verlo in situ. Las personas de cualquier edad —especialmente los jóvenes en los colegios— deberían visitar todos los siguientes tipos de instalaciones; y que alguien imparcial les explicara la verdad de su funcionamiento: sus bondades, los impactos globales de su construcción y uso, etc.
AVISO: No es fácil organizar visitas completas —y con cámaras— a algunas de las siguientes propuestas, tal vez porque tienen mucho que esconder.
Al menos, diez visitas
- Vertederos (también llamados «parques tecnológicos» o «centros ambientales»). Es fundamental saber a dónde va nuestra basura y tomar conciencia tanto del trabajo que se genera como de sus costos económicos y ambientales. Tal vez, así se entendería mejor por qué es aconsejable compostar en casa (o lo más localmente posible) y por qué es preferible reciclar (siempre que no se pueda reducir ni reutilizar).
- Incineradoras de residuos (sean exclusivas, o bien, en industrias como las cementeras). Es un tratamiento de las basuras alternativo al clásico vertedero y, sin duda, mucho peor. Pasar unas horas respirando vapores y humo tóxico no parece muy agradable, pero la experiencia sin duda será suficientemente dramática como para entender por qué es urgente cerrar esas instalaciones.
- Depuradoras de aguas residuales (EDAR). Los visitantes aprenderían aquí lo costoso y pestilente que es limpiar el agua que sale de nuestras casas. Cuando tiramos de la cisterna o abrimos un grifo, podemos olvidarnos de lo que desechamos, pero la realidad es que ni el váter ni el sumidero hacen desaparecer nada por arte de magia. Sin duda, allí nos contarán el desastre ambiental que suponen las toallitas húmedas cuando se tiran por el inodoro. Esta visita es una de las mejores formas de concienciar en el ahorro de agua.
- Estaciones potabilizadoras o desaladoras de agua. El agua que llega a nuestras viviendas requiere un proceso previo que gran parte de la ciudadanía ignora. Ni siquiera sabemos de dónde viene el agua que bebemos. Mucho menos conocemos sobre su tratamiento o sobre sus costes (salvo lo que venga en la factura, la cual nunca incluye el epígrafe de costes ambientales). Si el guía lo explica de forma completa, nos indicará el coste energético y los problemas ecológicos derivados, por ejemplo, de extraer agua de un ecosistema, o por las toneladas de salmuera de las desaladoras (que hay que gestionar adecuadamente para evitar contaminación salina).
- Mataderos. Esta visita —obligatoria para aspirantes a veterinario— debería ser también necesaria para obtener el título de primaria o secundaria. El objetivo no es que nuestros jóvenes se hagan veganos, sino que no se oculten las consecuencias reales del consumo de carne. Esta información se puede buscar por Internet, pero no hay autoridades educativas ni institucionales que nos insten a informarnos sobre este asunto. Pareciera como si fuera un tema del que es mejor no hablar. Ni siquiera nos planteamos qué tipo de persona decidiría trabajar ahí, especialmente en el cargo de matarife. Sería educativo conocer la parte en la que despellejan a los animales para la industria de la piel o del cuero.
- Macrogranjas. «La ganadería industrial es repudiada por prácticamente todos aquellos que se han atrevido a investigarla», dice Óscar Carrera. Los animales viven en situaciones horrorosas para reducir costos y maximizar beneficios. No hay ética que perdone esa atrocidad; y menos si conoces también las consecuencias ambientales: lo que contaminan sus desechos (purines), la deforestación, la pérdida de especies, el excesivo consumo y contaminación del agua (también al producir la comida de los animales), etc. Para este propósito sirven también las macrogranjas de vacas lecheras y las de gallinas ponedoras, aunque evidentemente no nos van a mostrar cómo las llevan al matadero cuando llega el final de su vida útil (para los humanos).
- Estaciones de control de calidad del aire. Creemos que respiramos simplemente aire, pero inhalamos otras cosas (como contaminación química o partículas). Saber qué parámetros se miden, cómo se miden, dónde y por qué, nos ayuda a entender la importancia de reducir todas las fuentes de contaminación, empezando por el tráfico y siguiendo con algunas industrias.
- Centrales de energía. En este apartado, lo ideal sería visitar una de cada tipo, aunque entendemos que es demasiado complicado. Algunas de las cosas que deberíamos aprender en estos lugares son: cómo funcionan, qué materiales son necesarios tanto para su construcción como para su operación normal, de dónde se extraen y qué impacto tienen (económico y ambiental), cuántos años de vida útil tienen y si es rentable reciclar el 100% de sus materiales. También deberían mostrarse los problemas de las líneas eléctricas (muerte de aves, tala de árboles en su recorrido, etc.). Además de eso, hay cuestiones propias de cada tipo de energía:
- Centrales nucleares (o las minas de uranio): deberían exponerse los argumentos a favor y en contra de este tipo de energía, sistemas de seguridad, por qué es tan complicado acceder a ellas, de dónde viene el combustible nuclear y a dónde va una vez gastado, cuántos millones de años dura la radioactividad de la basura nuclear, accidentes ocurridos en la historia, etc.
- Centrales hidroeléctricas: por qué es una energía barata, qué tipo de ecosistema ha desaparecido bajo el pantano, por qué es preferible la mini hidráulica, por qué desaparecen o se reducen las poblaciones de peces del río y otras especies (aves, anfibios…), por qué desaparecen las playas de la desembocadura, por qué se salinizan los pozos de la costa, etc.
- Centrales de gas/carbón (o las minas del combustible): se debería ver el combustible y recibir información sobre su extracción, transporte y la cantidad de contaminación que produce (no solo CO2 y NOx), incluyendo por supuesto, la lluvia ácida.
- Centrales solares (de cualquier tipo): cuántas hectáreas se necesitan para producir cada MW de potencia, cómo se compagina con el ecosistema circundante, qué trámites legales se exigen, por qué es complicado poner paneles solares en los tejados de las ciudades y en los polígonos industriales, etc.
- Centrales eólicas: cuántas hectáreas se necesitan para producir cada MW de potencia (contando los caminos que se deforestan en el monte para conectar los molinos), así como otros problemas ambientales (tales como la muerte de aves y murciélagos por colisión).
- Huertos urbanos ecológicos. Son lugares en los que aprender a producir nuestro propio sustento, de forma barata y con bajo impacto. Pocas cosas pueden ser de tanta utilidad. Por supuesto, también es bueno visitar huertos ecológicos en entornos rurales. Las granjas escuelas podrían hacer ese papel, aunque es frecuente que cosifiquen a los animales para ponerlos al servicio de los humanos. Por eso, es mejor visitar granjas hortofrutícolas, sin animales.
- Otras opciones para completar la formación pueden ser: piscifactorías (aunque seguramente ahí no se ve el porqué de su insostenibilidad), ríos urbanos (estén como estén, con el objetivo de aprovecharlo para comparar ríos renaturalizados y encementados), centros de datos (para entender el impacto de Internet), centros de reciclaje (de los que funcionan bien, no de los que se queman regularmente), bosques o cualesquiera otros ecosistemas (desiertos, costas, praderas… para comprender su relevancia y percibir su belleza), etc.
Ante el reto del colapso climático-ambiental, deberíamos cambiar la educación a todos los niveles, desde infantil hasta la universidad. Sin embargo, nada está cambiando. Ni siquiera hay un itinerario para aprender horticultura ecológica (tal vez la única asignatura que salvaría la vida a nuestros jóvenes en su incierto futuro).
Por supuesto, en estas visitas hay un riesgo evidente: que se intenten esconder estancias o datos importantes, para maquillar las cifras y aprovechar estas visitas para hacer greenwashing. De ahí que sea necesario que la persona guía sea externa y objetiva y no alguien que trabaje para la institución.
¿Es difícil organizar una visita a todos los sitios anteriores? ¿Quién puede tener interés en que su lugar de trabajo quede oculto? Te animamos a rodar vídeos en tu empresa, si hay algo que debas denunciar o resaltar.
Afortunadamente, todos los colegios hacen visitas culturales, pero las instalaciones mencionadas arriba son, en general, descartadas o ni siquiera son consideradas. Sin duda, no hay un acuerdo clandestino para que así sea, pero la realidad es que niños y adultos no sabemos apenas nada de dónde viene nuestra comida, dónde va nuestra basura ni los impactos de comernos un filete, encender la luz o abrir un grifo. Mantener ciega a la población es algo muy lucrativo para un puñado de empresas.
Puede ver aquí anteriores artículos de Pepe Galindo