“Si te parece que estas 40 medidas son utopías, es que no lo has pensado bien (…) Una utopía es pensar que podemos hacer lo que nos plazca, sin sufrir las consecuencias”
OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA
25/10/24. Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión otras 20 medidas para evitar el colapso: “Tal vez, son decisiones extrañas; algunas posiblemente imposibles de llevar a cabo de forma directa y a corto plazo; pero todas tienen algo...
...especial: nos invitan a la reflexión y no son bagatelas, sino que van a la raíz de los problemas (aunque algunos no lo vean, o no quieran verlo)”.
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Otras 20 medidas todavía extrañas —pero eficientes— para evitar lo peor del colapso
Tras el éxito de las anteriores 20 medidas, nos hemos decidido a continuar nuestra lista con otras 20 nuevas ideas. Tal vez, son decisiones extrañas; algunas posiblemente imposibles de llevar a cabo de forma directa y a corto plazo; pero todas tienen algo especial: nos invitan a la reflexión y no son bagatelas, sino que van a la raíz de los problemas (aunque algunos no lo vean, o no quieran verlo).
Par ver más soluciones a las crisis climática, ambiental y económica, aquí te dejamos otras ideas.
Vayamos a la raíz
- Las personas que quieran acceder a un puesto político deberán superar un curso de educación ambiental básico. Diputados, senadores, alcaldes, ministros, concejales… todos tendrán un plazo razonable para hacer un curso ambiental de mínimo 6 meses impartido por alguna universidad pública, con el visto bueno de alguna ONG ambiental reconocida «de utilidad pública». Si estamos cansados de que los políticos se comporten contra la naturaleza, debemos garantizar que, al menos, no sean analfabetos ambientales. Esta formación básica también debería exigirse —poco a poco— a otros sectores de la sociedad (como funcionarios o consejos de administración de empresas que trabajen para el Estado o reciban ayudas públicas). Si la educación ambiental se hace algún día en el colegio, posiblemente podremos evitar este trámite. Por ahora, la educación ambiental está ausente en la formación obligatoria.
- La representación femenina y masculina en puestos relevantes debe ser la contraria a la población reclusa. En España, casi el 51% de la población son mujeres y más del 92% de las personas encarceladas son hombres. Es una prueba evidente de que los hombres actúan —de media— peor que las mujeres. Aunque no es garantía de éxito, todo apunta a que un mundo gobernado principalmente por mujeres estaría mejor gestionado que lo que tenemos ahora (lo cual es, ostensiblemente, muy mejorable). En realidad, lo que pedimos en este punto es reflexión y educación para cambiar este rumbo tan equivocado.
- En el centro de cada ciudad, quitar las papeleras y estar una semana al mes sin limpiar el suelo. ¿Qué pasaría? ¿Nos daríamos cuenta de lo incívicos que somos? ¿Elegiríamos ser responsables de nuestros actos? ¿O culparíamos a otros de la situación? Hacer efectivas multas por ensuciar sería también buena idea.
- Poner un límite legal al tamaño de las multinacionales. Con la experiencia acumulada, ya sabemos que cuánto más grande es una empresa, mayor es su impacto negativo, tanto ecológico como humanitario. Tenemos datos suficientes para evitar empresas gigantescas, que son más un estorbo que una ayuda para construir un mundo sostenible. Las grandes multinacionales son tan eficientes ganando dinero como destrozando la Tierra.
- Proteger los árboles urbanos como «ciudadanos». No podemos permitir que se talen más árboles, ni que se poden sin medida. Solo el trasplante es medianamente aceptable, siempre que la especie lo tolere y esté bien justificado. Es necesaria una ley nacional que defienda a los árboles urbanos, para evitar arboricidios como los que pasan en Málaga, Sevilla, Madrid y tantos otros lugares.
- Obligar a renaturalizar TODOS los ríos europeos a su paso por las ciudades. El éxito del río Manzanares en Madrid, ha lanzado proyectos similares en otras localidades. En cambio, ayuntamientos como el de Málaga se resisten y prefieren usar cemento gris en vez de plantas verdes. Tapar un río debería estar prohibido.
- Prohibir las motosierras y todos los mecanismos para talar y agredir a los árboles con fuerzas externas al humano. Decía Joaquín Araújo: «Pocos inventos han sido más nefastos para la Natura en general que las motosierras». Es innegable que son máquinas que se emplean sistemáticamente mal (talas sin argumentos, podas excesivas…). Al exigir que estas actividades se hagan solo con la energía de nuestros músculos, seguro que se lo pensarán mejor antes de acometerlas. Puedes ver aquí otros inventos bastante inhumanos.
- Los que viajen en avión por placer deberán trabajar un tiempo gratis para la comunidad. Dado el enorme perjuicio que provoca viajar en avión, es justo que los viajeros compensen (por adelantado) ese daño de alguna forma. Podrían ser, por ejemplo, diez horas por cada mil kilómetros recorridos. El doble si es en compañías low cost (por razones obvias).
- Todos los aeropuertos deberán cerrar dos días a la semana. Los que no apoyan esta medida es porque ignoran el daño del transporte aéreo. Estamos subvencionando nuestra propia desgracia. No solo los aviones expulsan una contaminación ingente, sino que también llenan el planeta de turismo poco responsable. Dos días de respetuoso paréntesis son, de hecho, pocos.
- Las compañías de transporte deben pagar una fianza por cada contenedor que trasladen. Debería ser de mínimo unos mil euros por contenedor. Ese dinero se le devolverá cuando la carga llegue a su destino. De esta forma, sin duda, se reducirían los contenedores que las navieras pierden en el mar. Además, si alguno de ellos provoca daños ambientales (como los pellets en Galicia y en otras partes del mundo), el dinero serviría para hacer frente a los costes. Por supuesto, para esto último se usará también la fianza de otros contenedores de la misma compañía, hasta cubrir toda la cuantía.
- La ganadería extensiva debe atenerse a la densidad de ganado ecológica que indique la ciencia. Por ejemplo, para el ganado vacuno una hectárea de pastizales puede compensar las emisiones de metano de solo 1,25 cabezas de ganado. Hay que tener límites claros de sostenibilidad para no sobrepasarlos. Si se alimentan con piensos, se debe certificar el origen cercano (menos de mil kilómetros, por ejemplo) y que no procedan de la deforestación. Por supuesto, para establecer esos límites se puede dar un margen de error razonable a favor del ganadero. Los niveles actuales no son admisibles porque propician ecocidios por toda la geografía mundial: contaminación y sobreconsumo de agua, graves emisiones de GEI, pérdida de hábitats, maltrato animal, etc.
- Todas las granjas de ganadería intensiva deben reducir a la mitad el número de individuos en dos años. Tenemos leyes de bienestar animal que dan derechos a los perros, pero no a las vacas o los cerdos, que son mamíferos e igual de sintientes. La ganadería intensiva debe, sencillamente, desaparecer lo antes posible, por su impacto ambiental y por el maltrato animal. También por egoísmo y por altruismo. Son razones suficientes.
- Aprobar protocolos para reducir el consumo de productos de origen animal. La industria cárnica es poderosa y paga cátedras, estudios científicos falsos y hasta a la ONU, para ocultar lo que no quieren que sepamos. Se debe empezar por la educación y por el encarecimiento de productos procedentes de la explotación animal: carne, pescado, cuero, lácteos, huevos, lana, etc.
- Todos los productos a la venta tendrán etiquetas que indiquen claramente si en su cadena de producción tienen esclavitud humana, exceso de maltrato animal o exceso de polución. Además, los alimentos tendrán otras etiquetas propias como ya se está haciendo en decenas de países (por el azúcar, las calorías, las grasas saturadas o la sal).
- Cerrar los criaderos de animales para mascotas, empezando por perros y gatos. El maltrato animal en los criaderos es excesivo. Aunque el trato fuera digno, es una explotación de los animales para el placer de unos pocos. Además, se genera un grave perjuicio a toda la sociedad. Cientos de miles de individuos son abandonados cada año, solo en España. Mientras eso sucede, no es admisible que unos pocos hagan negocio vendiendo animales. Las mascotas no deben tratarse como productos con los que comerciar. Esa esclavitud también debe ser abolida. Por supuesto, también debe terminar la hípica y el negocio con los caballos. Nos ahorraríamos toneladas de contaminación y de sufrimiento.
- Todos los niños y niñas, al terminar la educación obligatoria, deben haber visitado al menos diez centros de esta lista. Se trata de lugares en los que educarse —en vivo— en valores que les servirán toda su vida: huertos urbanos, vertederos, depuradoras, mataderos, centrales de energía, etc. ¿Por qué algunos no quieren que los chavales vean un matadero por dentro? ¿Qué podría pasar?
- La ONU debería obligar a los países a pagar proporcionalmente por su contribución a los problemas ambientales y climáticos por acción u omisión. La propuesta es simple y está expuesta en este artículo. Resumiendo, se basaría en pagar por las actividades contabilizadas anualmente para cada país y sus industrias, según la cantidad empleada de combustibles fósiles, plástico, cemento, fitosanitarios, aeropuertos y coches en activo, animales de granja existentes, el incremento de la población y los incendios forestales.
- Frenar a las empresas más contaminantes en todos los tipos de contaminación. Lo primero sería crear un registro de las empresas más contaminantes en distintos ámbitos (plásticos, CO2, químicos, ruido, textil, térmica, genética, radiactiva…) y ordenarlas. El siguiente paso sería frenarlas con medidas fiscales y regulatorias. Las diez empresas más contaminantes por cada tipo de contaminación, tendrán: a) impuestos más elevados; b) prohibición para anunciarse en cualquier medio; c) ningún organismo público podrá contratar o consumir sus productos; y d) prohibición de venta de sus bienes cerca de colegios, hospitales y otros centros sanitarios y educativos; además de otras medidas similares. Por ejemplo, respecto al plástico, algunas de las compañías más contaminantes son Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé, Danone y Altria. ¿Te imaginas lo que esas empresas harían solo para poder hacer publicidad?
- Convertir el ecocidio en un crimen a nivel nacional e internacional. Aunque sea lentamente, vamos avanzando. Chile ya tiene el ecocidio penado en sus leyes. Esperamos que —lo antes posible— se sumen todos los países del mundo y organizaciones internacionales como la ONU y el TPI. La propuesta de ecocidio de Polly Higgins es cada vez más necesaria para evitar abusos de multinacionales. La plataforma Stop Ecocidio, fundada por la propia Higgins, trabaja incansablemente para este objetivo.
- Elevemos los impuestos a los carburantes de forma progresiva, para abaratar productos esenciales. El precio de las gasolinas podría aumentar un 10% anual. Para evitar conflictos sociales, hay que educar a la población y hacerles ver que, a cambio, se abaratarán cosas que utilizarán más que el coche: alimentos y transporte público, por ejemplo.
Si te parece que estas 40 medidas son utopías, es que no lo has pensado bien. Cosas más difíciles hemos conseguido sin proponérnoslo. Una utopía es pensar que podemos hacer lo que nos plazca, sin sufrir las consecuencias.
Puede ver aquí anteriores artículos de Pepe Galindo