“Si una petrolera reduce sus emisiones (y sus beneficios) su impacto en el clima puede ser notable a largo plazo. Las acciones de una persona particular, difícilmente podrán ser suficientes para conseguir cambios significativos”

OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA


08/11/24. 
Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión sobre la responsabilidad ambiental de las grandes empresas: “Hay informes que señalan a BP (y a otras petroleras) de financiar campañas para ralentizar las medidas que frenarían la crisis climática...

...Por si fuera poco, sabemos que solo 57 empresas son responsables del 80% de las emisiones globales, y BP está entre las peores”.

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La responsabilidad ambiental de las grandes empresas

Lo hemos repetido con insistencia: las grandes empresas no pueden ser respetuosas con el medioambiente. De hecho, si son grandes es a costa del destrozo ambiental. Si hay alguna excepción, nadie la conoce. Decir esto escuece, pero… ¿es mentira?

El concepto de huella de carbono fue popularizado por una petrolera, BP (British Petroleum). Su estrategia asoció el impacto ambiental a cada persona particular (a ti y a mí). Es cierto que cada uno de nosotros somos culpables de contaminar la parte que nos toque, pero no es comparable con la cuota de una petrolera. La responsabilidad ambiental de una multinacional de los combustibles fósiles es terriblemente mayor que la de una persona particular, por mucha huella ambiental que esta tenga. Pero es que, además, hay informes que señalan a BP (y a otras petroleras) de financiar campañas para ralentizar las medidas que frenarían la crisis climática. Por si fuera poco, sabemos que solo 57 empresas son responsables del 80% de las emisiones globales, y BP está entre las peores.

Con su sucia estrategia, BP consiguió diluir su culpa entre la de millones de individuos anónimos. Pareciera que la responsabilidad es de todos en tan pequeña proporción que la culpa es insignificante.


Si una petrolera reduce sus emisiones (y sus beneficios) su impacto en el clima puede ser notable a largo plazo. Las acciones de una persona particular, difícilmente podrán ser suficientes para conseguir cambios significativos.

Desde estas líneas seguimos defendiendo que las decisiones individuales son importantes (por ejemplo, a través de la Cadena Verde). Ahora bien, no todas son igual de relevantes. Por esto, es necesario ser conscientes de qué acciones son más valiosas, para que, como personas, no pongamos el foco en cuestiones de poca relevancia.

Sin embargo, no conseguiremos un cambio significativo del rumbo de la sociedad sin tener claros tres conceptos básicos. Aunque no son leyes, sí son normas generales:

  1. Cuanto más rico, más se contamina. La responsabilidad aumenta con el nivel de renta. Los ricos son los que viajan más (a veces, hasta en avión, o incluso en jets privados), conducen coches más contaminantes, compran joyas, y viven en un estatus en el que sus consumos son mayores y con mayor huella ecológica (más ropa, más zapatos, etc.). Véase este gráfico.
    • Atención: no solo es rico el que tiene un avión privado. Para Peter Singer, la «riqueza absoluta» es tener dinero suficiente para vacaciones, poseer ropa de sobra, o poder elegir el tipo de nuestra comida. En este caso, Singer sugiere donar al menos el 10% de nuestros ingresos para contribuir a alguna noble causa (ecologismo, animalismo, reducción de la pobreza, etc.).
  2. Cuanto más grande es una multinacional, mayor es su impacto y mayor es su dependencia de la voluntad de personas individuales. Somos los ciudadanos los que realmente damos poder a esas corporaciones, principalmente siendo sus clientes, pero también cuando nuestro silencio permite las aberraciones que cometen.
  3. Las corporaciones consiguen leyes que les favorezcan porque los ciudadanos consentimos gobiernos débiles y/o corruptos. Para defender la naturaleza, mucho más efectivo que nuestras acciones individuales es conseguir leyes adecuadas; y que se hagan cumplir. Los gobiernos no toman las medidas necesarias cuando la ciudadanía no muestra preocupación de forma explícita. Así, es importante lo que hablemos en los medios y en las redes sociales, pero más aún lo son las quejas oficiales o las peticiones de información ante los organismos competentes.

Resumiendo, no podemos engañarnos y pensar que nuestras acciones individuales son decisivas para evitar el colapso ambiental global. Tampoco debemos minusvalorar nuestra acción como individuos, especialmente si se une a otras, pero lo más importante es esto: nuestro mayor poder de influencia lo ejercemos cuando votamos y cuando compramos.

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