“Los padres no son los propietarios de los hijos. Del mismo modo que no pueden matarlos o maltratarlos, tampoco deberían poder educarlos de forma aberrante”
OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA20/06/25. Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión comparte un artículo sobre el maltrato animal: “Taurinos y cazadores quieren ir con sus hijos a las fiestas de la sangre. No lo hacen por sentido familiar ni por amor a ellos. Sin duda, muchos...
...de esos padres machotes son incapaces de jugar con sus hijos e hijas a algo que no les guste a ellos mismos. Quieren ir con sus hijos a maltratar toros y fauna salvaje para educarlos en la falta de sensibilidad hacia el sufrimiento ajeno”.
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La infancia indefensa
Una triste noticia nos dice que un puñado de partidos políticos se han unido en una región de España para cambiar la ley vasca de caza y permitir que los menores participen en las batidas. Es la ECObarbaridad ambiental nº 315 del PP, con la estelar participación de PNV, PSOE y Vox (y no os perdáis la nº 314 sobre el retroceso cultural al volver a permitir la caza del lobo: todo muy lamentable, olvidando la ciencia y las ventajas de tener lobos libres).
Taurinos y cazadores quieren ir con sus hijos a las fiestas de la sangre. No lo hacen por sentido familiar ni por amor a ellos. Sin duda, muchos de esos padres machotes son incapaces de jugar con sus hijos e hijas a algo que no les guste a ellos mismos. Quieren ir con sus hijos a maltratar toros y fauna salvaje para educarlos en la falta de sensibilidad hacia el sufrimiento ajeno. Si no desensibilizas y engañas a los niños cuando son pequeños, luego será más difícil convencerlos de lo bueno que es matar a la fauna salvaje. Es como el fraude del tabaco. Si pasas la adolescencia sin fumar, no será fácil que las tabaqueras te enganchen después.
Al parecer, los que están obsesionados con llevarse a sus hijos a los toros o a cazar son exclusivamente hombres y se refieren a sus hijos varones. El porqué es fácil de intuir. No es raro encontrar algo de machismo entre los aficionados a maltratar animales, pero tal vez, sobre todo, es que los actos crueles —como la tauromaquia y la caza— gustan más a los hombres. ¿Hay relación entre eso y que la población reclusa sea mayoritariamente masculina? En España, casi el 51% de la población son mujeres pero el 92,4% de las personas encarceladas son hombres. Y también son mayoría entre los que hacen las leyes.
Con todo esto, nos encontramos una infancia indefensa ante la incultura de sus padres y de los legisladores, en una sociedad que tiene datos científicos suficientes para educar mejor y que es incapaz de aplicarlos. Los padres no son los propietarios de los hijos. Del mismo modo que no pueden matarlos o maltratarlos, tampoco deberían poder educarlos de forma aberrante. Y se hace, porque la educación ambiental y ecoanimalista está ausente de forma clamorosa. No la hay en la sociedad ni en los colegios. Y tampoco hay interés en que llegue, más bien al contrario.
En general, la infancia de hoy se encontrará al crecer con un mundo muy diferente, para el que ni sus padres ni la sociedad les han preparado.
Un dato para terminar: cuando salió el libro Gris que te quiero verde, me molesté en ir a todos los colegios relativamente cerca de mi casa —y algunos más no tan cerca— para regalarles un ejemplar. Fueron unos treinta libros. El regalo iba acompañado de una carta al director o directora del centro indicando que el libro podría usarse como manual para educación ambiental y que el autor se ponía a disposición del colegio para impartir charlas de forma gratuita. ¿Cuántos colegios se mostraron interesados en organizar una actividad gratuita de educación ambiental? Cero. Saquen sus propias conclusiones.
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