“Aunque algunos no necesitamos argumentos económicos para respetar la naturaleza, se ha cuantificado lo que se gana cuando se conservan algunas especies y se mantienen unos ecosistemas concretos”
OPINIÓN. ECOselección BlogSOStenible. Por Pepe Galindo
Profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la UMA04/07/25. Opinión. El profesor de la UMA, Pepe Galindo, comparte en su espacio de colaboración en EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com textos de su web BlogSOStenible. En esta ocasión comparte un artículo sobre el valor de la naturaleza: “Demasiadas veces se aprueban proyectos justificados con supuestos beneficios para una minoría cuando el objetivo es provocar...
...solo grandes ganancias a unas pocas empresas. Destruimos nuestra Tierra —nuestro futuro— para dar regalos —presentes— a unos pocos, que los despilfarran en lujos que, a su vez, contribuyen al desastre”.
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La naturaleza está de oferta. ¿Sabes cuánto vale?
Es triste tener que justificar que la naturaleza es valiosa para los humanos. Es triste pero necesario. Así, aunque algunos no necesitamos argumentos económicos para respetar la naturaleza, se ha cuantificado lo que se gana cuando se conservan algunas especies y se mantienen unos ecosistemas concretos (en dinero, en empleos, etc.).
Creemos que basta conocer mejor el funcionamiento de la naturaleza —del mundo— para entender que esos cálculos no tendrían que ser necesarios. A este propósito sirve el informe de la ONU titulado Evaluación de los Ecosistemas del Milenio (2005). Los servicios ecosistémicos se agrupaban ahí en cuatro categorías o, en otras palabras, cuatro familias de ventajas que nos regala la natura:
- Soporte. Son servicios que se requieren para que la vida exista, tales como la formación del suelo o la depuración del agua. Ya hablamos en otros lugares de la importancia del suelo y del agua.
- Provisión. La Tierra nos provee de multitud de recursos que queremos: agua, alimento, fibras, medicamentos, madera, etc.
- Regulación. Está bien demostrado que la naturaleza regula la vida —los ecosistemas— mejor que el ser humano (aunque les cueste admitirlo a algunos ingenieros de montes). Aquí se incluyen, entre otros, los procesos para controlar las (mal) llamadas plagas, los de regeneración o descontaminación, la protección ante eventos climáticos extremos (humedales, manglares…) y la polinización para que la vida continúe.
- Cultura. Los elementos naturales (paisajes, árboles, montes, animales, plantas, gargantas, lagunas…) tienen significados culturales o espirituales. Lo natural tiene un enorme valor estético y recreativo.
La vida —humana o no— sería imposible sin estos servicios ecosistémicos. Resaltar esto es importante porque ayuda a comprender que todo lo que dañe o perjudique tales procesos debe ser, sencillamente, evitado o, al menos, cuestionado y muy bien evaluado, justificado, informado y consensuado.
Demasiadas veces se aprueban proyectos justificados con supuestos beneficios para una minoría cuando el objetivo es provocar solo grandes ganancias a unas pocas empresas. Destruimos nuestra Tierra —nuestro futuro— para dar regalos —presentes— a unos pocos, que los despilfarran en lujos que, a su vez, contribuyen al desastre.
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