Dejó el Congreso en octubre de 2014. En julio de ese año una web afín al PP culpó al cocinero Dani García de la ruina en los negocios de Narváez. “Un chef quemacocinas al que la Junta le pagaba sus caprichos”

09/09/15. Sociedad. Margarita del Cid anunció en junio del año pasado que abandonaría el Congreso de los Diputados. Lo hizo apenas unos meses después de que las deudas de su marido, Miguel Narváez, comenzasen a embargar el piso que ambos comparten en Torremolinos. Las principales anotaciones de embargo, tanto judiciales como administrativas, llegaron entre finales de 2013 y el primer semestre...

...de 2014. No obstante, para explicar su marcha de la Cámara baja, Del Cid comunicó a los medios que su intención era centrarse en las elecciones municipales de mayo. Los embargos que cargan ahora su propiedad son fruto de los impagos de su marido, impulsor de una franquicia de hostelería, Lamoraga, ya arruinada. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com también da cuenta de que, mientras en sede judicial se decretaban los embargos, una página web afín al PP provincial -todavía activa- cargaba tintas contra el cocinero Dani García (AQUÍ), a quien acusaba de ser el culpable de la ruina de Narváez. Definía al chef, al principio socio de Narváez, como un “quemacocinas al que la Junta le pagaba sus caprichos”. Narváez es también íntimo amigo de Elías Bendodo, presidente del PP malagueño.

DEL Cid, como diputada, tuvo que realizar una declaración jurada al inicio de la presente legislatura en las Cortes generales. En ella solo especifica que está casada en régimen de separación de bienes y enumera sus propiedades; a saber, un piso, un trastero y dos plazas de garaje, todo al 50% con su cónyuge. Sin embargo, esa declaración jurada nunca fue actualizada. A partir del año 2013, cuando los juzgados de Málaga comenzaron a decretar anotaciones de embargo, su propiedad se vio gravada y cargada con hasta un millón de euros, tal y como informaba esta revista el pasado lunes (ver El piso de Margarita del Cid, secretaria del PP provincial, tiene más de un millón de euros en cargas. La mayoría son anotaciones de embargo. Las deudas de su marido ahora la ahogan a ella). Nada de eso se reflejó en ninguna declaración de Del Cid, y ni siquiera ahora la política, que continúa siendo la presidenta de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental, ha aireado ninguno de estos asuntos. Tampoco como concejala en el Consistorio torremolinense donde este año se sienta en la bancada de la oposición.

LA secretaria general del PP de Málaga, número dos en la formación provincial, anunció en junio de 2014 que abandonaría la Cámara baja para centrarse en su partido y en las elecciones municipales. Finalmente perdió su condición de diputada en octubre de ese mismo año. La nota simple que obra en poder de esta revista señala que la propiedad de Del Cid y Narváez está gravada por varias anotaciones de embargo. Una es para reparar cerca de 100.000 euros a Pylsa, la empresa que suministraba el material de cocina a los negocios de Narváez. El juzgado de Primera Instancia número 15 de Málaga decretó esta anotación en septiembre de 2013 (si bien hay una nota posterior de noviembre de 2014, con ya Del Cid fuera del Congreso, que certifica la carga).

OTRAS anotaciones de embargo, no obstante, fueron dictadas a pocos meses de que Del Cid anunciase su marcha de la política nacional. Una, para reponer 172.000 euros al BBVA, fue dictada el 6 de mayo de 2014. Un mes antes de que Del Cid anunciase su decisión. Otra anotación, también al BBVA y por valor de unos 45.000 euros, está fechada en abril de 2014.

YA fuera de la política de largo alcance, Del Cid siguió recibiendo malas noticias. La Tesorería General de la Seguridad Social le impuso dos anotaciones de embargo administrativo en diciembre de 2014 y en junio de este año, por un montante superior a los 200.000 euros.

LA secretaria general de los populares malagueños señaló hace ya un año a los medios que ella carecía de ningún tipo de responsabilidad “sobre este tema” (ver AQUÍ). El empresario comenzó a deber miles de euros a particulares y a la Seguridad Social cuando su esposa todavía desempeñaba un cargo en el Congreso. Narváez, también íntimo amigo del presidente del PP de Málaga Elías Bendodo, impulsó la marca Lamoraga como una cadena de restauración y hostelería de comida andaluza. La empresa matriz de toda esta iniciativa era Andalusian Gourmet Concept (AGC), de la que Narváez siempre ha señalado tener el 30% del accionariado. AGC estuvo años sin pagar la Seguridad Social, y la matriz acabó entrando en concurso de acreedores con un pasivo de 4,1 millones de euros, e incluso una deuda de 600.000 euros de la Junta andaluza que logró tras recibir un préstamo participativo de la Consejería de Turismo que en su momento dirigía Luciano Alonso (ver El anterior consejero de Turismo, Alonso, dio 600.000 euros al marido de la secretaria general del PP malagueño para La Moraga. El empresario, Narváez, echó a Dani García, hizo obras ilegales, no pagó ni al arquitecto, quebró y no devolverá el dinero).

UNO de los negocios más emblemáticos de Lamoraga era el restaurante de La Malagueta. Para abrirlo, Narváez y sus socios hicieron uso de un local erigido en dominio público marítimo-terrestre, el paseo marítimo de La Malagueta, en el que años más tarde realizó obras ilegales. Creó una terraza en su azotea sin permiso de la Junta. La terraza, ya declarada ilegal por el Gobierno andaluz, fue elogiada por políticos y cargos del PP o afines al partido, como la exconcejala de la capital Mariví Romero (ver AQUÍ) o el todavía portavoz del Cuerpo Provincial de Bomberos, Marmolejo (ver AQUÍ), quien invitaba a tomar “una cervecita” en el negocio a Isabel Naranjo, la mujer de Elías Bendodo.

A finales de julio del año pasado, coincidiendo con la polémica por la decisión de Del Cid de abandonar el Congreso, la página Toca Málaga, un portal de noticias proclive al PP provincial, cargó tintas contra el exsocio de Narváez Dani García, un chef de prestigio internacional (AQUÍ). “Dani García es uno de los grandes iconos de la gastronomía española, tan de moda desde hace algunos años gracias a los innovadores Adriá, Arzak, Berasategui y compañía. Pero una cosa es ser un gran cocinero y otra gestionar bien un negocio o una empresa. Y el malagueño es una ruina se mire por donde se mire”. No solo culpaba al chef de la deriva de la franquicia Lamoraga, también exculpaba a Narváez de su responsabilidad. “Y es que cuando soñaba a lo grande con un imperio gastronómico, las deudas ya devoraban sus ilusiones. Pero ni caso a los impagos a proveedores ni a la Seguridad Social. Tampoco la Junta se preocupaba de mirar las cuentas. Con salir en las fotos con Dani García ya era suficiente. Hasta que Miguel Narváez fue convencido para adquirir el 30 % de las acciones de la empresa. Participó en el diseño de esa expansión nacional e internacional… pero poco tiempo después de su llegada se dio de bruces con la realidad de que el negocio era una ruina. Tuvo que tomar decisiones antipopulares para salvar el barco: cerrar restaurantes, despedir a personal… y todo hasta hacer un proyecto viable, menos ambicioso pero más realista”.

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