El ente lleva 4 meses sin cerrar la cesión de un edificio al Museo Taurino y ha permitido que el coso de La Malagueta se convierta en un ruinoso negocio hostelero. También estalla la bronca en la empresa provincial de turismo

05/10/15. Sociedad. La Diputación provincial de Málaga es ahora una institución de naturaleza polémica. En la legislatura anterior, la mayoría absoluta del PP de Elías Bendodo permitía que muchas cosas, sin ningún o poco decoro, se pasasen por alto. En esta ocasión, con el PP gobernando gracias a la muleta de Ciudadanos, muchas cuestiones que denuncian la oposición...

...prosperan, sobrepasan el fleco de los medios locales y se tratan en el pleno provincial. Ejemplos recientes es el conflicto en la empresa pública de turismo, donde el interventor ha lanzado varios comunicados contundentes sobre cosas que se han hecho mal en ellas. Otros ejemplos son los proyectos de calado taurino que la institución puso en marcha este mismo año. En abril permitió a la concesionaria de la plaza de toros de La Malagueta convertir el ruedo en una oferta gastronómica ruinosa, en la que puestos hosteleros ya han cerrado. También ha cedido un edificio en la céntrica Plaza del Siglo a un coleccionista privado para hacer el Museo Taurino, pero a día de hoy no se ha formalizado el contrato final de cesión. También a finales de julio la misma Diputación de Bendodo ofertó tres puestos de trabajo como personal laboral no funcionarial en los que casualmente han encontrado acomodo tres excargos de confianza del PP (que no pueden volver a ser eventuales en virtud del convenio cerrado entre PP y C’s para garantizar la investidura y la legislatura a Bendodo). O mismamente el caso de Antonio Jesús López Nieto, que compatibiliza su función como director del Gabinete de Presidencia en la entidad provincial con sus tareas en una comisión de la Liga de Fútbol. Y lo hace por encima de la oposición. Llegados a este punto, EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com se hace una pregunta: ¿por qué se permite a Elías Bendodo seguir gestionando así una institución con fondos públicos?

EL mes pasado la Junta de Andalucía abría un expediente a Coso de Badajoz, la sociedad limitada que explota desde hace dos años la plaza de toros de La Malagueta. La empresa paga un canon anual a la Diputación, pero este no es fijo, como es habitual en contratos públicos similares. Al contrario, lo que paga Coso de Badajoz a la Diputación de Málaga (propietaria del ruedo) es el 4% de las ventas de entradas a espectáculos taurinos. Sin embargo, José Cutiño encontró un negociazo en los pasillos del tendido. Los transformó en un corredor de puestos gastronómicos en los que alquiló una docena de puestos a empresarios hosteleros. La Diputación aceptó esta circunstancia siempre y cuando esa oferta se justificase mediante una iniciativa cultural continua que tuviese lugar en La Malagueta. Sin embargo, también el mes pasado los propios hosteleros comenzaron a denunciar que esa oferta cultural era insuficiente y que los negocios eran una ruina, y que tenían que pagar unos alquileres excesivos. Esta ‘Plaza Gastronomía’ fue inaugurada en abril con la connivencia de la institución que dirige Elías Bendodo, y solo entonces esta revista comenzó a escribir de otra cuestión fundamental que ha motivado el expediente del Gobierno autonómico: para transformar la plaza se acometieron obras que afectarían a la estructura del ruedo. La Diputación, en un comunicado por su inauguración, aseguró que en absoluto, ya que los puestos eran retráctiles. Este medio documentó y comenzó a denunciar que al contrario, los suministros de electricidad y agua habían requerido la instalación de soportes sobre la estructura. La Diputación de Málaga de momento no ha dado la cara contundentemente, y solo el diputado responsable de Cultura lo hace tibiamente para atender a los empresarios que empiezan a marcharse de la plaza (ver Lento y mal. La Junta ha tardado cinco meses en expedientar a la concesionaria del ruedo de La Malagueta. La empresa hizo obras en el edificio protegido sin permiso de Cultura y con el auspicio de la Diputación (PP)).

OCURRE algo inédito en otra iniciativa taurina. El año pasado Bendodo anunció que convertiría el edificio de la Plaza del Siglo que antes había ocupado el Patronato de Turismo en un Museo Taurino. Su inauguración se fijó, a los meses, en plena precampaña electoral. Una denuncia de la oposición ante la Junta electoral no paró esa inauguración, ya que fue entonces cuando se descubrió que la iniciativa de este nuevo centro expositivo no era en realidad provincial o pública, sino la de un privado que había optado a un contrato de condiciones muy ventajosas para arrendar el inmueble. La cesión continúa, y aunque por la polémica la institución provincial afirmó que cerraría un nuevo contrato y lo formalizaría de inmediato, a día de hoy no se ha hecho efectiva dicha rúbrica. El contrato de cesión no está firmado y ya han pasado cinco meses desde que el Museo Taurino abrió (lea las condiciones originales del contrato entre la Diputación y Juan Barco en Rebajas finales. Bendodo (PP) le deja una ganga al coleccionista Juan Barco. Pagará 4.270 euros al mes por el alquiler de todo un bloque en pleno centro para tener su museo taurino. Incluye un restaurante en el ático, una tienda y un plazo fijo a 20 años).


A finales de julio esta revista dio cuenta de un decreto de la presidencia de la Diputación, publicado en el Boletín Provincial. El mismo exponía una oferta de tres plazas como personal laboral. La entidad buscaba entonces tres nuevos directores de área, tan bien pagados como el personal de confianza de la institución. Esta revista ya alertó lo que después sería una obviedad. Las necesidades y requisitos que la institución buscaba para los candidatos al puesto eran sorprendentemente concretos. Tanto que se cumplió el pronóstico de este medio; y excargos de confianza de la institución provincial como Marta Olea entraron a formar parte del plantel supramunicipal (ver Otra predicción acertada de EL OBSERVADOR. Marta Olea, Carlos García y Germán Gémar, del PP, vuelven a la Diputación, lo que adelantó esta revista en julio. Los puestos salieron en un edicto con requisitos ‘sorprendentemente’ concretos).

LA polémica con Antonio Jesús López Nieto continúa, por poner otro ejemplo. El exárbitro internacional continúa sirviendo al mundo del fútbol participando en el comité de la Liga española. Su cometido, junto a otros dos directivos, es designar los colegiados que pitan jornada a jornada los encuentros de primera y segunda división. López Nieto tiene muchos enemigos, dentro y fuera de la Diputación. Y además es la mano derecha del presidente provincial Bendodo, tanto que la legislatura pasada fue el director de la Oficina del Alcalde y esta lo es del Gabinete de Presidencia. Su nómina es la mayor de la institución, aunque se ha visto recortada en un 10% porque le han comenzado a aplicar el régimen de no exclusividad que se le aplica a los propios diputados provinciales. El hecho es que ya en la legislatura pasada López Nieto se empleaba en el comité de la Liga y en la Diputación sin haber solicitado compatibilidad para ello, por lo que contravino al Estatuto del Empleado Público. La Diputación, lejos de castigarle (es una infracción grave), le facilitó esa compatibilidad. Ahora tiene el régimen de no exclusividad no concedido. Pero, aunque lo parezca, el caso López Nieto no está, ni de lejos, cerrado (ver Oscurantismo en la Diputación y en la Federación de Fútbol sobre los 40.000 euros que podría cobrar López Nieto. El PP dice ahora que la mano derecha de Bendodo solo cobra dietas y gastos por su otro trabajo en un comité arbitral).

OTRAS polémicas recientes es la famosa ayuda al Impuesto de Bienes Inmuebles que la Diputación prometió a equis número de familias. Lejos de haber sido un beneficio para las unidades familiares más necesitadas, ha sido un auténtico quebradero de cabeza, ya que al subvención originó problemas con Hacienda. Otro ejemplo es la cafetería con desayunos gratis que mantuvo Bendodo en herencia del anterior presidente provincial, el socialista Salvador Pendón. Los diputados y técnicos podían tomar café y tostadas a cuenta de la institución, y la única ocurrencia de Bendodo fue poner una hucha a la caridad para quien quisiese pagar algo lo hiciera (?).

A estas alturas de la película surge una pregunta de difícil respuesta. ¿Cómo es posible que se le permita a Bendodo seguir presidiendo una institución y manejando así fondos públicos de cientos de miles de malagueños?

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