Sguiglia es el único militante del partido que ha cobrado de él en la provincia. El ejercicio de transparencia viene desde la dirección estatal, en Madrid. Las agrupaciones locales siguen viéndose obligadas a los tradicionales ‘mochos’

16/10/15. Sociedad. Podemos presentó este miércoles sus cuentas en su web. Están actualizadas a junio de este año. Para muchos militantes de las agrupaciones periféricas, los números resultan decepcionantes. Las reorganiza, prepara y publica el Consejo Ciudadano estatal. Y aunque es un ejercicio de transparencia, no se han colmado las expectativas puestas en la organización. Hay varios ejemplos de ello. No aparece el salario que...

...percibió el activista italoargentino afincado en Málaga, Nicolás Sguiglia, que coordinó la campaña electoral para las andaluzas en Córdoba y Málaga. Según publicó EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, Sguiglia acudió al profesor de Economía de la Universidad de Málaga Alberto Montero, miembro del Consejo Ciudadano estatal, y le pidió trabajo. Lo consiguió, obviando todo proceso democrático para elegir a una persona de las bases que pudiese afrontar en mejores condiciones esa tarea. Otro ejemplo: un salario de 1.600 euros brutos está a nombre de S.I., una identidad que se oculta, y de la que solo se sabe que se encarga de asuntos de logística (?). El partido de Iglesias gasta más que ingresa.

NICOLÁS Sguiglia cobró de Podemos durante la campaña electoral de marzo, ya que él la coordinó en Córdoba y en Málaga. Sin embargo, su salario no figura en las cuentas que Podemos ha colgado esta semana en su web. El hecho de que Sguiglia cobró del partido es un hecho confirmado incluso por candidatos de la organización, algunos de los cuales han concretado de qué forma el activista logró su empleo. Pidiéndoselo a un miembro del Consejo Ciudadano estatal. Eso ya desencadenó a principios de año una bronca en Podemos Málaga, con un grupo de militantes molesto por la falta de democracia interna a la hora de desempeñar cargos como este. Ahora la bronca se comienza a suceder desde el momento en el que la publicación de estas cuentas por parte del partido son “insuficientes” para una organización como Podemos. Las expectativas de transparencia no se han cumplido en muchos casos.

DE Sguiglia sí hay facturas pagadas de gasolina, fotocopia y otros productos de imprenta, como se puede ver en el gráfico de a continuación. Nada similar a una nómina.


EL partido, aun así, sí ha presentado una lista de cargos orgánicos que cobran de la formación, si bien no han llegado a publicar el documento con la propia nómina y sus deducciones. El partido se ha limitado a informar sobre el salario bruto mensual y el gasto que supone ese trabajador para las cuentas de la formación política.

ENTRE esos cargos se encuentran Íñigo Errejón o Irene Montero, habituales de platós televisivos, así como otro buen puñado de miembros del Consejo Ciudadano estatal o afines al mismo (hay militantes de Granada, por ejemplo, que también perciben un salario y se encuentran en esta lista). Sí ha llamado la atención que hayan nombres ocultos. Justo debajo del salario de S. Pascual (Sergio Pascual, militante y hombre de aparato de Podemos en Andalucía) se encuentra la nómina de S.I. Ni un nombre ni ningún otro tipo de identificación. Solo se concreta que es un chico y que se dedica a labores de logística. Nada más. ‘S.I.’ cobra unos 1.600 euros brutos.


EL que solo se enumeren las cuentas del Consejo Ciudadano estatal y de las campañas electorales de las europeas y autonómicas demuestra, además, que el dinero lo maneja Madrid. Las marcas autonómicas de Podemos, como la andaluza, siguen operando bajo mínimos y sobreviviendo gracias al salario de sus parlamentarios regionales. Podemos Andalucía, por ejemplo, no ha actualizado su página web desde que terminó la campaña electoral.

ESTA circunstancia obliga a las directivas municipales como la malagueña u otras muchas a llevar una política de bajo perfil y bien modesta, donde en muchos casos los actos e iniciativas que se llevan a cabo siguen dependiendo del ingenio de los militantes o de los tradicionales ‘mochos’ (se pasa una hucha donde se deposita dinero).

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