Una información del número 49 de EL OBSERVADOR (año 2006) desgranaba exhaustivamente la historia de la finca La Cordobesa, ahora ‘terrenos de Repsol’, en la picota a cuenta de una campaña que pretende convertirla en un bosque

01/02/16. Sociedad. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com recuerda hoy un artículo de su número 49 en el que se detallaba cómo la situación de la finca La Cordobesa es la que hoy es. La información se publicó hace diez años y este medio señaló entonces cómo De la Torre permutó árboles por cemento al aceptar el convenio urbanístico con la promotora que finalmente no pagó en su totalidad, quebró y dejó sus activos...

...al SAREB, al banco malo. Poco o nada ha cambiado realmente desde entonces. La plataforma por el bosque urbano en los antiguos terrenos de Respol convocará en una semana o dos su próxima reunión presencial para concretar sus grupos de trabajo y ponerse manos a la obra a la hora de buscar perfiles “más técnicos” que respalden la iniciativa, ya que a juicio de sus promotores existe la sensación de que el equipo de Gobierno no toma ‘en serio’ las ideas de los vecinos por no verse revestidas de informes profesionales exhaustivos. En este sentido, en el pleno municipal de la semana pasada el edil de Urbanismo citó a varios urbanistas de prestigio para defender el proyecto de los rascacielos que todavía pretende hacer el PP, si bien no citó al Colegio de Geógrafos de Andalucía que defiende la creación de este enorme parque de 177.000 metros cuadrados. Para más información, consulte las noticias relacionadas de este artículo.

HACE diez años este medio publicaba en papel una información sobre los terrenos de los antiguos terrenos de Repsol. En portada, el titular era ‘Las obras de Paco de las Torres’, en referencia a la pretensión de pelotazos del primer edil. Ahora ‘De las Torres’ es un término que, diez años después, vuelve a estar en boga. La información que a continuación se cita se puede leer desde la página 19 de la revista original, e informaba entonces cómo el alcalde incumplía la promesa “de un gran parque urbano” entre Cruz de Humilladero y Carretera de Cádiz, dos de los distritos más densamente poblados. Entonces se acababa de aprobar el convenio urbanístico por el que la promotora crearía cuatro rascacielos cuya altura supondría el doble de lo que ahora es la Catedral de Málaga. Lea la revista original pinchando AQUÍ. Después de este artículo la historia es conocida: promotora quiebra y nada avanza. La parcela sigue hoy, diez años después, en estado de semiabandono.

Por 82 millones de euros De la Torre permuta árboles por cemento

ESTABAN destinados a ser el pulmón de la ciudad. 100.000 m2 de zona verde y espacios libres para la zona más masificada de Málaga. Son los terrenos de Repsol, comprados por Comarex a la petrolera por 41 millones de euros. El alcalde De la Torre dijo entonces: «Recuerdo a los nuevos propietarios de los terrenos de Repsol que deben construir un parque urbano. Se lo habrán dicho a los compradores y si no, nosotros se lo diremos». Eso fue en 2005. Hoy, 82 millones de euros han hecho cambiar de opinión al Ayuntamiento del PP. Esta es la historia de la mayor operación urbanística de Málaga.

COMENCEMOS por lo que todo el mundo sabe en Málaga. En el cruce de la avenida Juan XXIII con la avenida de Europa Repsol tenía instalados unos depósitos que durante años provocaron numerosas quejas ciudadanas por la peligrosidad y riesgo cierto de contaminación que conllevaba su actividad en estos barrios superpoblados. Ante las protestas vecinales, en 1991 el alcalde Pedro Aparicio (PSOE) firma un Protocolo de Intenciones con la petrolera para desmantelar la planta y ubicar en esos terrenos un gran parque. Sus sucesores Celia Villalobos y Francisco de la Torre (PP)  mantienen dicha promesa -no hay más que revisar las hemerotecas para comprobarlo. Dieciséis años después allí no se ha plantado un solo árbol. El 31 de marzo de 2000 el Ayuntamiento (PP) firma un convenio con Repsol por el que ratifica el acuerdo de 1991. Se decide y aprueba «la demolición y desmantelamiento de las construcciones de instalaciones de Repsol». Por el mismo contrato el Consistorio percibe «15.000 m2 de zona residencial» y a continuación se añade: «entre las cesiones obligatorias se incluirá una zona verde y espacios libres de al menos 100.000 m2». A cambio, la administración municipal paga a la petrolera 3.000 millones de pesetas y le ofrece la concesión de suelo para tres gasolineras en la ciudad. Este documento se aprobó en pleno siendo alcaldesa Celia Villalobos y concejal de Urbanismo Francisco de la Torre, quien actúo en dicha sesión como máximo defensor del proyecto y explicó «los términos del convenio y los beneficios para el Ayuntamiento». Sin embargo, ese contrato nunca se llevó a cabo pese a que el Plan General de Ordenación Urbana de 1997, todavía en vigor, estipula que esa es zona verde.

LA
cosa empezó a cambiar de color cuando en 2005 Daeca Comarex, sociedad formada por la inmobiliaria Dae, Caixa Galicia y Comarex, uno de los brazos inmobiliarios de la dinastía de banqueros granadinos de los Rodríguez-Acosta, compra esos terrenos a Repsol por 41 millones de euros. No deja de ser extraño que una constructora compre unos suelos con tan poca edificabilidad y en los que se incluía un gran parque. Quizás por eso en declaraciones a Europa Press en 2005 el alcalde de Málaga recuerda «a los nuevos propietarios de los terrenos de Repsol que deben construir un parque urbano». «Se lo habrán dicho a los compradores y si no, nosotros se lo diremos», les advertía De la Torre. Hasta ese momento quien había hecho un negocio redondo era Repsol ya que ese pedazo de tierra le había salido gratis: esos suelos no eran suyos. Habían sido expropiados en 1962 para hacer viviendas de protección oficial. Tres años después, en el 65, pasaron a ser del Ministerio de Industria (de este modo al gobierno franquista le salía más barata la expropiación). En concreto, se los concedieron a la empresa nacional Calvo Sotelo, Encaso, conglomerado que luego se llamaría Enpetrol, y que más tarde se llamaría Repsol, fusiones y absorciones mediante. Esta gran corporación estatal se imputó esos suelos como suyos en 1989 cuando comenzó su privatización. A la familia Fernández, los antiguos propietarios de esa finca -por cierto llamada Cordobesa Chica- nadie dijo nada. Lo público era ya legalmente privado. Los Fernández, labradores de la que era una de las últimas huertas de la ciudad, habían sido expulsados por cuatro millones de pesetas de 1962. El patriarca murió del disgusto días antes de ser desalojado.


COMO
predijo De la Torre, hubo contacto entre Daeca Comarex y el Ayuntamiento. Y debieron ser jugosas las conversaciones para que el PP se convirtiera en la única formación política que sustenta el megaproyecto conocido como las Torres de Repsol.

CERCA
de 600 millones de euros de inversión para levantar cuatro rascacielos de entre 24 y 44 plantas, uno de ellos de 168 metros de altura, justo el doble que la catedral. «Serán una nueva calle Larios para Málaga», en palabras del director de Negocio de la inmobiliaria granadina José Salas. Es curioso que De la Torre y Manuel Rodríguez-Acosta, representante de Daeca Comarex, invitaran a cenar a los directores de los principales diarios de la ciudad para explicarles de qué iba la cosa antes incluso de que supieran del proyecto la mayoría de los concejales del equipo de gobierno, y por supuesto la oposición.

MÁS
curioso aún, la tramitación urbanística de las torres. Lo lógico hubiera sido incluir los cambios en el nuevo PGOU. Pero esta opción, la que se merece una transformación urbana de tales dimensiones, corre el peligro de quedar paralizada por el Consejo Consultivo de la Junta de Andalucía ya que se está triplicando la edificabilidad en un área considerada zona verde. Por eso, a última hora y por la vía de urgencia se introdujeron los cambios en el PGOU del 97. Política de hechos consumados que impide molestas intervenciones de la Junta.

ASÍ,
en el nuevo convenio del 21 de marzo de este año entre Daeca Comarex y el Ayuntamiento se dice adiós a ese parque prometido de «al menos 100.000 m2» a cambio de 82 millones de euros.

ASÍ se diseña Málaga, a golpe de talonario. No está de más recordar ahora la observación del presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua y catedrático de Economía de la Universidad de Zaragoza, Pedro Arrojo: «El que la financiación municipal dependa tanto y de una manera tan libre de la recalificación y del urbanismo está llevando
a que los ayuntamientos se estén transformando en organismos copados por el poder de los constructores y de los especuladores». Por su parte, el informe sobre Corrupción en España 2006 de Transparencia Internacional dice textualmente: «El ámbito donde la corrupción es más elevada es el del nivel local de gobierno, sobre todo en la costa o en las inmediaciones de las grandes ciudades, la calificación del suelo urbano es el origen de los mayores casos de corrupción». En lo que llevamos de 2006 la Gerencia de Urbanismo ha firmado sustanciosos convenios urbanísticos, entre ellos: convenio de Sánchez Blanca en Teatinos, 28 millones de euros; convenio con Telefónica en Martiricos, 23 millones de euros; convenio con la inmobiliaria Echeverría en la zona de la Universidad, 13 millones de euros; convenio con Comarex para las Torres de Repsol, 82 millones de euros. Suma y sigue.

DE
la Torre asegura: «Estos edificios van a ser muy positivos. Nos permitirán contar con más espacios libres y lograr una zona verde». Contra lo que asegura el alcalde, en la zona de Repsol no se logra ninguna zona verde. Lo que se ha hecho es descartar el parque para urbanizar, desobedeciendo el anterior convenio que él mismo firmó y desoyendo una antigua reivindicación ciudadana. Las zonas verdesm liberadas son en realidad los terrenos que se ganarán con el soterramiento del AVE y las parcelas de calle Bodegueros que está sumando el nuevo convenio. Los «80.000 m2 de zonas verdes» que se anuncian desde los medios de comunicación no son más que los jardines que rodearán a los rascacielos.

PARA
poner la guinda, en una entrevista al diario La Opinión, De la Torre afirma: «Fui testigo de una reunión de los vecinos del entorno de Repsol y su opinión fue muy ilusionante. Me da la impresión de que no están en contra». ¿Con quiénes ha hablado? Las dos principales federaciones de vecinos de Málaga han mostrado su rechazo al proyecto: Solidaridad a través de su vicepresidente Salvador Pérez, y Unidad a través de uno de sus portavoces, Ramón Carlos Morales. ¿De verdad cree que los vecinos de San Andrés o de la carretera de Cádiz prefieren cuatro rascacielos al parque que no tienen?

Empeño y resistencia

LA
sino el modelo de ciudad que se hereda mientras el criterio primordial sea el de la rentabilidad inmediata que imponen ciertos señores con maletines. Más que obedecer a un plan público de ordenación razonado, la ciudad se expande y metamorfosea sin otra razón que la que marca la necesidad de las finanzas municipales.

EL
caso de las Torres de Repsol es paradigmático porque «parece una actuación aislada, endogámica, una miniciudad» en palabras del decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Málaga, Andrés Álvarez de Toledo. Porque se van a construir 1.400 viviendas donde había previstas 150 en una de las zonas con mayor densidad de población. Por no hablar del tráfico o los aparcamientos. Son muchas las voces autorizadas, (José Seguí, Agustín Benedito, el colectivo Rizoma, por citar a algunos) que han señalado lo inadecuado de un proyecto de tal envergadura en ese área. La oposición en bloque se ha situado en contra. Incluso el PSOE ha prometido «un central park» en esos suelos si gana las elecciones.

PERO
no parece que el rechazo que suscita esta faraónica construcción vaya a detener el empeño que promotores y políticos del PP han puesto en este asunto.

A
las alegaciones presentadas por IU y PSOE desde la oposición se les une las del clan de los Fernández, que ven impotentes cómo un suelo que se les quitó en aras de interés general es ahora objeto de la mayor operación inmobiliaria privada de la ciudad en décadas. Para negarles el derecho de reversión -al que pueden apelar para conseguir la devolución de la finca- el alcalde ya ha puesto a trabajar a los técnicos de Urbanismo, que argumentan que este derecho ya ha prescrito.

A
todo esto hay que añadir otra circunstancia. Desde el desmantelamiento de los bidones se ha mantenido que esos terrenos estaban contaminados. Este era el motivo que esgrimían las autoridades para mantener la finca tal y como estaba. Pero, ¿cómo está ahora? ¿Ya están limpios desde que son de Comarex? El informe de impacto ambiental elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente para las obras de soterramiento del AVE y publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) especifica que el estudio «hidrogeológico recoge la presencia de acumulaciones de hidrocarburos en la zona de los antiguos depósitos de Repsol, por lo que el proyecto de construcción asegurará la no movilización de dichos contaminantes como consecuencia de las previsibles alteraciones del nivel freático». La advertencia de no remover el terreno es clara, por lo que cabe preguntarse ¿cómo se levantarán semejantes moles de edificios sin remover cientos de toneladas de tierra para asentar los cimientos?

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