Juan García vive en el Centro de Málaga, en la Plaza de las Cofradías, ha “malvendido” su piso porque “aquí no tenemos el derecho a dormir ni de día, ni de noche, ni a mediodía, a ninguna hora”. Por la mañana un parque infantil y el resto del día bares ruidosos18/10/21. Sociedad. Los vecinos del centro de Málaga están desesperados con el ruido que no les deja descansar en sus propias viviendas. Concretamente en la Plaza de las Cofradías, donde reside Juan García, se turnan el ruido de los bares por la noche con el de los niños que juegan en el parque infantil por la tarde, por lo que asegura que vivir en el centro es insoportable, “ya que...
...los ruidos son constantes”. De esta manera ha decidido vender su casa, antes de que ocurra “una tragedia más gorda, porque los nervios los tenemos a flor de piel, imagínese todos los días sin poder dormir”. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com.
García explica que el ruido empieza “a las ocho y poco de la mañana, que ya hay gente en el parque con niños. Los traen al colegio y mientras abre se vienen al parque”, y no termina hasta que cierran los bares de madrugada. Los fines de semana es peor, ya que hay “un bar que abre a las 5 de la mañana, que no se sabe cómo se puede sostener que se abra a esa hora, y es que está a dos metros de la ventana, y muchas veces se ponen ahí 20 o 30 personas chillando con el tema de la copas, con drogas, de todo”.
Para García la situación es insostenible, ya que “aquí no tenemos el derecho de dormir ni de día, ni de noche, ni a mediodía, a ninguna hora. Son ruidos constantes. Cuando llegas de trabajar lo del parque, pero es que por la noche está el tema de lo de los bares”. Denuncia que el ruido le ha obligado a vender su piso para marcharse a otro sitio más tranquilo. “He malvendido mi casa para irme, porque esto es insoportable”, y cree que la situación seguirá igual “hasta el día que uno de los vecinos se enganche con alguno y haya aquí una tragedia más gorda, porque los nervios los tenemos a flor de piel, imagínate todos los días sin poder dormir”.
Asegura que llevan protestando por su situación “prácticamente desde que nos vinimos a vivir aquí, pero no nos hacen caso, es que no nos hacen caso. Y llamas a la policía, y antes o después viene, pero al cabo de dos minutos empiezan otra vez”. Por eso indica que “parece que lo que quiere el señor alcalde es que la gente del centro nos vayamos y dejemos esto para inversores, para pisos turísticos. Que ya es lo que va quedando en el bloque, porque esa es otra, los turistas entran y salen con las maletas de ruedas traqueteando durante todo el día”.
García invita a cualquier ciudadano a darse una vuelta por la plaza y comprobarlo por sí mismo. “No es que lo digamos nosotros, nada más hay que venir aquí y verlo, es insostenible y ya no es normal”. Este verano, estando cerca de los 40 grados, para “poder dormir una siesta hemos tenido que cerrar la ventana, y sin poder poner el aire acondicionado por el tema de la luz, pasando un calor que te morías. Pero con la ventana abierta es imposible echar una cabezada”.
Respecto al parque, García asegura que al estar menos de cinco metros de su ventana es insoportable. “El otro día estaba viendo la tele, que la tengo que tener a toda voz para no escuchar el griterío de los niños, y de repente veo a tres o cuatro niños escalando por la reja de mi ventana. ¿Y ahora qué les dices? Te tienes que callar encima”, explica. García entiende que los niños no hacen las cosas con maldad, pero lamenta que “los padres no les dicen nada. Ve esas marcas en la pared al lado de mi ventana, el otro día estaban los niños pintándome la pared y los padres en frente. Y le digo pero caballero, es que no es normal, el niño no entiende, pero por lo menos ustedes que son los padres. Pues así siempre”.
García está desesperado, “es que de la cabeza uno va a terminar malamente y lo que le diga poco es”. Cuenta que ha tenido encontronazos con algunos progenitores. “El otro día casi me busco la ruina con un padre. Estaban jugando con la pelota y la portería era mi pared, y les dije que por favor que no pegaran balonazos, y encima me dice el padre “tú te callas”. ¿Como que yo me callo?, hombre, que yo estoy en mi casa, que yo lo que quiero es descansar y nada más, no pedimos nada más”.
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