
La caja de ahorros
reabre un debate cerrado, impone sus criterios y repite los errores que
acabaron con el proyecto de la inmobiliaria en el Puerto en la papelera
03/02/10. Sociedad. Desde que el socialista Enrique Linde asumiera la dirección del Puerto
de Málaga en 1994 se han encadenado una tras otra hasta doce aprobaciones y
desaprobaciones de planes del Puerto. Un asunto que el PGOU de 1997 dejó
abierto y que aparece y desaparece de la agenda de la ciudad emulando la teoría
del eterno retorno de Nietzsche y prolongando las obras del principal
escaparate de la ciudad ‘ad eternum’. Dando otra vuelta de tuerca a la máxima
que dice que la política es el arte de crear un problema donde no lo hay, el
trío Unicaja & Ayuntamiento de Málaga & Autoridad Portuaria ha resucitado
un problema que ya estaba solucionado: ¿Qué hacer en la esquina más preciada
del Puerto de Málaga? EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com
retoma la historia de nunca acabar del Puerto de la
capital de la Costa del Sol.
LA intención de
la inmobiliaria multinacional Chelverton de levantar un gran bloque para su uso
comercial en la esquina de los muelles 1 y 2 del Puerto de Málaga provocó un
aluvión de protestas de la sociedad civil malagueña a comienzos de esta década
que lograron abortar el proyecto. Los arquitectos, geógrafos y artistas del
colectivo Rizoma (Rafael Reinoso, Eduardo Serrano, José María Romero, Alfredo
Rubio y Jorge Dragón), los arquitectos Salvador Moreno Peralta y Ángel Asenjo,
el ingeniero José Alba y el Instituto Internacional San Telmo son sólo algunos
de los muchos profesionales, ciudadanos e instituciones que, o bien presentaron
alegaciones, o bien mostraron su disconformidad en numerosos artículos
periodísticos.
LAS
críticas tuvieron una triple dirección. Por un lado se cuestionaba la idoneidad
de emplazar un edificio de gran volumetría en la fachada portuaria que tapara y
afeara una de las postales que identifican la ciudad. No tenía sentido, menos
aún con el derribo del edifico del silo, plantar un ‘mazacote’ que restará
valor a un paisaje urbano consolidado tras siglos de historia. Este argumento
censuraba también el símil comparativo con el ‘Maremagnum’ de Barcelona al que
Chelverton pretendía emular con llamadas a la singularidad y distinción del
proyecto.
EL
razonamiento estético se acompañaba de la argumentación ética. La esquina del Puerto
es emblemática, un lugar muy sensible cuyo destino no se podría dejar al albur
de intereses privados comerciales solapados por el Ayuntamiento y la Autoridad
Portuaria. Se exigía la legítima participación ciudadana para decidir qué hacer
en un lugar paradigmático, se pedía el cumplimiento de los plazos de exposición
pública y que se aportara de forma transparente toda la documentación de un proyecto que había
sido conocido por la opinión pública a través de filtraciones interesadas a los
medios de comunicación a modo de globos sonda.
POR
último, abundaron las reflexiones relativas a la toma de decisiones sobre el
planeamiento urbano. Si bien es necesaria una acción conjunta de las
iniciativas privadas y las administraciones públicas en el diseño de la ciudad,
el caso del centro comercial-multicines ideado por Chelverton avivó el debate
sobre cómo la capacidad del gran capital para injerir y determinar el gobierno
del territorio y el urbanismo de la ciudad había doblegado a las instituciones
públicas.
EN 2002
este debate se cerró con un gran consenso ciudadano en el que se decidió
mantener despejada la emblemática esquina. Así, el protocolo del Plan
Especial acordado por la Autoridad Portuaria y el Ayuntamiento de Málaga (ver AQUÍ el documento
original) especifica que el edificio a construir “sólo podrá levantar respecto
a la rasante de la Farola un volumen de 300 metros cuadrados para acceso al
mismo”. El asunto quedó zanjado, el alcalde Francisco de la Torre abogaba por
“planeamientos horizontales”, las obras del Palmeral de las Sorpresas
comenzaron, también las del muelle 1, e incluso parecía que las obras serían
terminadas en un horizonte no muy lejano.
ENTONCES un
desliz informativo del concejal de Urbanismo Manuel Díaz en una conversación
con periodistas en FITUR y posteriores constataciones en la propia Gerencia Municipal
de Urbanismo hicieron que el proyecto del nuevo edificio que impulsa Unicaja
saltara a la luz pública y se malbarató la posibilidad de que el proyecto se
aprobara ‘de tapadillo’ sin necesidad de una modificación especial del Plan del Puerto,
con su pertinente periodo de exposición pública.
DE esta
manera, Málaga se encuentra exactamente en la misma tesitura que tantas
discusiones provocó hace unos años.
HOY el
promotor privado ya no es Chelverton, si no el mayor actor económico de Málaga,
Unicaja. Donde antes se hablaba de hacer un ‘Maremagnum’ al estilo del Puerto
de Barcelona, ahora se habla ya de hacer un edificio modernísimo, “una obra de
arte”. Un edifico cuya belleza exaltan ya tanto el alcalde de la ciudad,
Francisco de la Torre (PP), como el responsable de la Autoridad Portuaria,
Enrique Linde. Y lo hacen cuando apenas se conoce una infografía de un boceto.
Porque al igual que entonces, se repiten los mismos errores: falta de
legitimación ciudadana, opacidad y carencia de participación de la sociedad
civil para un proyecto ‘pantalla’ que robará protagonismo y ocultará la imagen
de la ciudad que se pretendía poner en valor.
AHORA,
como antes, Ayuntamiento de Málaga y Autoridad Portuaria apoyan al promotor
privado por las plusvalías económicas que obtendrán con el proyecto. Y los dos
grandes partidos, PP y PSOE, están plegados al poder económico y financiero de
Unicaja, como quedó demostrado en el último pleno municipal cuando retiraron
una moción de IU para frenar este último órdago de la caja de ahorros
argumentando que respaldan "proyectos que supongan modernidad, innovación y dinamización de
nuestra economía" (PSOE) o que será “una obra arquitectónica muy bella,
una obra de arte” (PP).
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