

LOS contactos con colectivos ecologistas y de izquierdas radicados en Málaga, así como con particulares interesados en dar su apoyo desde esta provincia al nuevo partido político ecologista en ciernes, comenzaron cuando apenas el ex presidente de Greenpeace España, Juan López de Uralde, hizo públicas sus intenciones de presentar un nuevo partido político ecologista de cara a las elecciones generales de 2012.
COLECTIVOS como la Plataforma en Defensa de la Salud y la Sierra de Alhaurín

TAMBIÉN se han producido contactos telefónicos y cruces de correos electrónicos con particulares y personalidades del ámbito universitario, científico y ecologista de la provincia, a quienes se han dado a conocer las propuestas de una formación de la que en principio se sabe que tratará de confirmarse como una alternativa federal, verde y de izquierdas.
EL catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Málaga, Ángel Valencia, autor del libro ‘La izquierda verde’, sostiene que estamos ante un intento “serio, ilusionante y ecologista de verdad” que puede tener cierta representación parlamentaria. No obstante, Valencia considera que es aún pronto para prever el éxito del proyecto, dadas las actuales circunstancias económicas y el carácter heterogéneo y fragmentado del movimiento ecologista español, que adolece desde su nacimiento de una clara falta de liderazgo.

EL anuncio del ex presidente de Greenpeace ha sido una de las noticias políticas del verano. La organización dista todavía de ser una realidad, pero su simple voluntad de existencia responde a un movimiento ideológico, tan diverso, como creciente y asentado en la sociedad española, el ecologista. En cierto modo, es incluso una de las consecuencias de asimilación al mapa político europeo, en el que Los Verdes son un partido a tener en cuenta en democracias como la alemana.
AUNQUE el proceso de consolidación de Equo necesita tiempo, el horizonte de las próximas elecciones de 2012 es lo bastante corto como para que dos grandes formaciones como IU y PSOE asistan al nacimiento de esta plataforma con temor, ya que la formación amenaza con restarles un considerable nicho de votos. Con las preocupaciones ambientales relegadas a ser un asunto menor en España y con una opinión pública en la que cunde y fermenta un sentimiento generalizado de descrédito de los partidos tradicionales, el voto útil a una fuerza que luche teniendo como objetivo prioritario la conservación de la naturaleza puede tener gran predicamento en un tiempo en el que calentamiento global es percibido como un fenómeno que pone en riesgo la misma existencia del planeta.
EN este sentido, Equo está en condiciones de captar votos castigo de ciudadanos escépticos, y votos de esperanza de militantes y ecologistas aglutinados en las miles de asociaciones conservacionistas que existen en España. Y aunque es cierto que tanto la ley electoral como la división administrativo-territorial hacen de la creación de un nuevo partido algo casi imposible en este país, el reciente ejemplo de Rosa Díez ha demostrado que además de PP, PSOE, IU y nacionalistas, en el mapa político nacional hay sitio para más gente.
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