Es una intervención de un grupo que se hace llamar la ‘Patrulla Secreta’. Pidieron permiso a Dreucol para hacer ese trabajo, quien accedió encantado. La Diputación aprovecha la polémica para hacer autobombo de un acto suyo
08/05/15. Cultura. El arte emerge en Málaga al margen de las instituciones. Un grupo de jóvenes anónimos pidió permiso al grafitero Dadi Dreucol para intervenir en uno de sus últimos murales, en calle Madre de Dios, que no pudo ni terminar porque fue sancionado por la policía local con una multa de 251 euros. El grupo, que se hace llamar ‘Patrulla Secreta’, intervino, autorizado por Dreucol, sobre su obra. La pintó de blanco...
...entero, la ‘borró’ del muro, y escribió sobre la pared la cifra de la sanción, 251. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com informó la semana pasada sobre cómo Dreucol vendió un boceto pintado sobre el boletín de denuncia de la policía local que había recibido precisamente por pintar en la vía pública. Con la ganancia de la venta, Dreucol pudo así sufragar su sanción, e incitar a reflexionar sobre el arte urbano y su relación con las instituciones. Una relación que la Diputación de Málaga de Elías Bendodo (PP) asume como buena; ya que usó la controversia la semana pasada para hacer autobombo con una nota de prensa.
LA Patrulla Secreta intervino a finales de la semana pasada un mural de Dadi Dreucolen calle Madre de Dios que se había visto inacabado, ya que al artista urbano agentes de la policía local le sancionaron con 251 euros. Este grupo anónimo se define como un grupo de personas con interés en un “arte diferente a lo que suele verse últimamente, de tantos museos y demás”. “No somos profesionales”, señalan, “nos gustó lo que vimos de Dadi y le planteamos eso porque creímos que tenía sentido”. “Nos gusta que haya otras perspectivas en la calle y creemos que esto puede ser un buen comienzo. Ha sido un poco abrir la mente de que otras cosas puedan ser consideradas arte, por eso nos interesó lo de que se refiriera a lo de la multa como un gesto. Ojala vayan saliendo más cosas así y menos pintadas inocentes sin ningún trasfondo”, señaló el colectivo a esta revista.
DREUCOL ya señaló a esta revista la semana pasada su parecer sobre el asunto de su multa. “Estas multas se dan a menudo, a veces con razón y otras sin ella. Según la ley es, incontestablemente, una falta. La pregunta sería si estamos de acuerdo con esta ley y sus posibles excepciones. Creo que ésta es la reflexión que puede generar el gesto que he llevado a cabo y la respuesta de algunas personas al mismo”. Dreucol participó en el Málaga Arte Urbano Soho, el festival MAUS que celebró su primera edición en 2013. Pintó una de las calles del Ensanche Heredia con el permiso del Ayuntamiento de Málaga, organizador de esa iniciativa. La nueva intervención de estos artistas anónimos sobre su trabajo abre un periodo de interacción en el arte urbano malagueño inédito hasta entonces, y que emerge de forma paralela y alternativa a las instituciones.
LEJOS de entrar en esa reflexión, la Diputación provincial de Málaga aprovechó la sonoridad de la iniciativa de Dreucol para lanzar una nota de prensa haciendo promoción de una de sus actividades. El artista vendió la multa recibida con un boceto y una frase del artista Isidoro Valcárcel, que el viernes pasado participó en un coloquio organizado por el ente provincial. Así, la Diputación señalaba, sin pudor, que Dreucol había intervenido una de sus obras con una frase de Valcárcel, quien intervendría “el viernes 5 de junio con la conferencia Estática, estética en la Sala Isabel Oyarzábal, Diputación de Málaga, con motivo de la celebración de la IV Edición del Festival de Poesía Irreconciliables”.
EL mural por el que Dreucol fue sancionado ya contemplaba otra frase, “El hombre que lee debería estar intensamente vivo”. Proviene de un libro, “La Facción Caníbal. Historia del Vandalismo Ilustrado”, cuyo autor es Servando Rocha, Rocha, de origen Canario, de 41 años, “participa desde hace veinte años en distintas expresiones radicales relativas a la creación artística y el activismo político”. Es “miembro undador del Colectivo de Trabajadores Culturales La Felguera, surgido en 1996, gestiona una editorial bajo el mismo nombre y que desde el 2010 ha adoptado la apariencia de una sociedad secreta de espías literarios con el objetivo de “revelar los mejores secretos de nuestro tiempo”, detallan en la web cultura-libre.org. Un debate abierto, que llega a Málaga, y que las instituciones obvian.
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