La prestigiosa publicación reseña varios “espacios que te hacen sentir como en casa, entre amigos” en un artículo titulado ‘Gastronomía moderna y ética en Málaga’. “Sus cocinas están basadas en productos de cercanía y calidad”
08/02/16. Cultura. Julia Bakery, El Mortal, El Bocarte Chico y Brunch It son los cuatro negocios que la revista Condé Nast Traveller ha reseñado en un artículo explicando que se tratan de ejemplos de comercio ético, sostenible y de calidad. Una nueva oleada de emprendedores en estas líneas florece en el Centro de la capital, en iniciativas y negocios a los que habría que sumar otros establecimientos...
...que ya son toda una institución como la cafetería El Último Mono, que desde su inauguración ha presumido de no ser una franquicia sino una “marca independiente”. EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com ofrece a sus lectores estas recomendaciones del medio de Condé Nast, al tiempo que recuerda cómo sus modelo de explotación se alejan diametralmente de lo que ha sido el hostelero en clásico en Málaga, cuyos arquetipos hoy día siguen siendo el fundador de la bodega El Pimpi, José Cobos, sobreexplotando el espacio público a pesar de las quejas vecinales; o el exedil de Cultura Damián Caneda, y su red de bares de ocio nocturno.
JULIA Cupcakes abrió hace unos años y en unos pocos meses se convirtió en toda una entidad. El local se les quedó pequeño y cerraron… por un tiempo: se han transformado en una pastelería. La regenta María, quien era profesora en la Facultad de Trabajo Social. Cuenta la Traveller que su apertura ha supuesto “un verdadero soplo de aire fresco en la pastelería local”. “Y también en la forma de vida malagueña: mesas compartidas, opción de take away y cafés especiales arábica recolectados en microfincas que dejan a la altura de los zapatos al clásico mitad malaguita. La relación entre calidad y precio te parecerá milagrosa. Y, además, ningún producto tiene químicos porque aquí prima la salud y la calidad”. Se encuentra en el número 44 de calle Carretería.
EN el número dos de la calle del Agujero, cerca de la fea Plaza Camas (la Traveller dixit, “una plaza tan fea como céntrica”), se encuentra El Mortal. “En el diccionario malaguita, decir que algo está mortal es que te ha gustado mucho. Así que, aunque las señoras mayores no lo vean así, El Mortal es un maravilloso nombre con guiño local”. “El Mortal es el sueño de Jana Sioufy y Juan Moreno. Ella es bióloga y él, diseñador gráfico. Ambos son de Marbella, pero se conocieron en Barcelona. Allí pasaron casi una década y de las muchas cenas que organizaban en su casa surgió el restaurante: se trataba de seguir haciendo lo mismo, pero con más gente. Influenciados por las abacerías de Sevilla o los espacios donde sólo se cenan embutidos en Barcelona, apostaron por trasladar la idea a su tierra y se centraron en productos nacionales. Ambos remodelaron con sus propias manos un viejo local, pidieron ayuda a sus amigos de Modular Estudio y se olvidaron de instalar una cocina porque no les hacía falta. Ni a ti, porque pruebes lo que pruebes, te parecerá recién hecho”.
“EN El Bocarte Chico lo mejor es olvidarse de la carta y dejarse llevar por las recomendaciones de Manuel Ariza, su propietario”. Está en el número dos de calle Nosquera. “Allí venden todos los productos que sirven al más puro estilo de una abacería. En sus estanterías hay vinos, cervezas artesanales y una interesantísima gama de propuestas locales que van desde las regañás al queso, mermeladas, conservas o un delicioso pan orgánico de Humilladero. Todo, mientras suena de fondo una playlist con canciones de Los Planetas, Dorian o Love of Lesbian”.
CONTIGUO a Julia Bakery, también en calle Carretería (pero en el número 46), está Brunch It. “Comida divertida, sana y ética en un espacio moderno y cómodo. Es la breve descripción que puede resumir la propuesta gastronómica de Lydia Nieto: Brunch It. Su pareja y socio en esta aventura procede de Italia, de ahí que hayan apostado por un restaurante de comida italiana centrado en productos ecológicos y orgánicos. Es decir, con sabor. Y si lo dudas, te los muestran, porque las verduras y frutas del día están en unas cuantas cajas a la vista, como también lo está la cocina, convertida en un escaparate donde pues ver cómo elaboran lo que te vas a comer. Sea a la hora que sea, porque los fogones no paran en todo el día desde las 9.30 de la mañana hasta las diez y media de la noche”.
FALTÓ en la lista un indispensable de las meriendas en el Centro malagueño. El Último Mono es una aventura empresarial de Sergio y Víctor que siempre presumen de ser una marca independiente. El negocio les ha ido bien y han prosperado de servir galletas y muffins caseros hasta servir wraps. Son unos expertos y unos apasionados del café y sorprenden con su variedad de batidos y zumos, además de originales productos propios como el té helado. Como el resto de locales, El Último Mono Juice & Caffe (EUMJC) ya es todo un punto de encuentro, junto a la Plaza de la Constitución, en el pasaje paralelo a Chinitas, calle Santa María.
EN ningunos de estos establecimientos hay exceso de ruidos ni exceso de ocupación de la vía pública. Son locales que se vuelcan en su entorno y disfrutan de la ciudad. Espacios con proyección y crecimiento en los que se explota uno de los factores más importantes en la gastronomía y en la hostelería: el humano.
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