Hablamos con el barítono Carlos Álvarez tras su triunfal debut en la Ópera de París

Carlos Álvarez18/05/06 MÁLAGA. El barítono malagueño Carlos Álvarez debutó triunfalmente el pasado 3 de mayo en la Ópera Nacional de París en el papel de Simón Boccanegra, uno de los personajes más complejos, junto a Rigoletto, de las obras de Giusseppe Verdi.

Hablamos con el barítono Carlos Álvarez tras su triunfal debut en la Ópera de París
 
Carlos Álvarez18/05/06 MÁLAGA. El barítono malagueño Carlos Álvarez debutó triunfalmente el pasado 3 de mayo en la Ópera Nacional de París en el papel de Simón Boccanegra, uno de los personajes más complejos, junto a Rigoletto, de las obras de Giusseppe Verdi. Poco después del estreno y con todavía ocho funciones por delante hasta el mes de junio, Álvarez habló con EL OBSERVADOR desde su apartamento de París acerca de lo que ha significado para él representar al protagonista del compositor italiano y la nula repercusión mediática que ha tenido en su Málaga natal.  

¿Por qué en Málaga no se le ha dado suficiente importancia al hecho de representar un papel tan difícil en un ambiente tan exigente?

Es normal, la prensa local en Málaga o se nutre de información de primera mano o se nutre de información de agencia. En todo caso, lo que hace es reaccionar a una noticia que haya aparecido ya en la prensa y que le parezca importante, pero la mayoría de las veces lo deja pasar. A mí no me extraña, este papel es importante pero es una parte más del trabajo. Los demás son los que tienen que valorar si es lo suficientemente importante como para verse reflejado en la prensa. Ahora bien, si todo lo que hago se publicara, se tendría que crear un diario de Carlos Álvarez, casi un blog… y, sinceramente, no creo que sea necesario.Libreto de Verdi 

¿Interpretar a Boccanegra le ha supuesto un reto especial, por eso de ser la primera vez que se enfrenta a este papel y por ser una producción hecha pensando en usted?

Espero que sea un paso más. La cuestión es que los hitos en la carrera artística ­– yo creo que no existen ­– se valoran en función de la repercusión que tiene a nivel mediático, pero lo más importante es como se siente uno haciendo el trabajo. El director de la Ópera de Paris, Gerard Mortier, me propuso personalmente que realizara mi primer Simón Boccanegra, lo que me produjo mucho placer. Significa que la gente que tiene la capacidad de darme el trabajo está contenta conmigo y con lo que hago. Darle la oportunidad a un cantante de hacer un estreno es algo muy importante en esta profesión. 

¿Cómo surgió esta oportunidad?

Yo había coincidido con el director en Salzburgo y no habíamos vuelto a trabajar juntos hasta el año pasado que estuve haciendo Otelo en La Bastilla. Y fue allí donde se planteó la posibilidad de hacer una nueva versión de Boccanegra. Ya hemos hecho dos funciones, con repercusiones distintas: hay gente a la que le gusta la producción y otra que la detesta. Hay gente a la que le parece que el reparto está a un altísimo nivel, y hay algunos que piensan que es más pobre. Pero lo entiendo perfectamente porque nuestro trabajo está expuesto a la opinión de todos; ya después, cada uno se forma la suya dependiendo de su criterio. El que sube a un escenario tiene que aceptar la crítica, uno siempre la aceptará de mejor grado si es buena y con menos agrado cuando es mala. En general las críticas han sido muy buenas para los cantantes y es una pena que haya habido pocos que hayan querido hacer una lectura positiva de la dirección escénica. 

La crítica ha alabado su interpretación y la de sus compañeros de reparto, pero ha sido muy dura con la escenografía. ¿Está de acuerdo con esta lectura?

Visto desde fuera puede tener esa lectura… Cuando uno está involucrado en un proyecto de equipo como es una ópera, aunque cada uno asuma su responsabilidad, las visiones ya no son tan objetivas. Yo entiendo que han sabido hacer muy bien una extrapolación de una historia del siglo XIV al siglo XXI. Que la historia se cuenta, que se puede contar con más detalle, o con más ornamentos, sí, pero lo básico está bien cubierto. Para mí sólo hay un problema: en un teatro tan grande como La Bastilla, situaciones tan íntimas como el segundo y tercer acto de la ópera, pasan un poco desapercibidos. Y eso posiblemente es lo que no termina de estar bien. A parte de eso, Simón Boccanegra tiene una historia lineal a la que se le van añadiendo otras cosas. Esa historia lineal, que es el trasiego político, está bien contada. La parte más intima, que es la relación paterno-filial entre Simón Boccanegra y su hija y el texto de relaciones, se queda un poco pequeñita en un escenario tan grande. Todo esto hace que nosotros nos sintamos obligados a asumir toda la responsabilidad ya que de escenografía no hay nada, apenas una plataforma en el prólogo coOpera de Parisn el cartel y otra en el resto con otro cartel de Simón Boccanegra. Y ya está. No hay nada más. Creo que en este caso la prensa hace un análisis económico, piensa en el presupuesto que debe tener la Ópera de La Bastilla mientras ve en el escenario a gente vestida normal (el vestuario está adaptado a la actualidad). Quizás el gasto mayor sean esas cortinas enormes de un tejido hecho de un material brillante. El resto de mobiliario son esas dos plataformas y pósteres electorales. A mí me gusta la producción y creo que se ha hecho un buen trabajo. Sin olvidar que el público parisino no es cualquier público. 

¿Cómo se siente en el papel?

Es un personaje que tiene muchas facetas y estados de ánimo. Tiene que presentar una cara pública, ya que es candidato político, y una cara privada, y todo esto tiene que reflejarse en el escenario. El trabajo es fantástico, y me ilusiona enormemente afrontar este papel. Un papel así es un regalo. 

¿Puede decirse que es un reto en su carrera?

Un reto es casi cualquier papel. Te pongo un ejemplo: el cantante que hace de Heraldo y de Capitán, es un papel con dos intervenciones muy pequeñas, el tipo necesita la misma concentración que si estuviera cantando como Boccanegra. La intensidad del trabajo es la misma, así que cualquier papel necesita de toda la atención. 

Ópera de París¿Cómo fue el día del estreno?

El estreno fue muy bien. La segunda función, era el domingo (el 7 de mayo) a las 14 horas, y fue apabullante. Era un público que iba a pasárselo bien, con toda su atención puesta en el escenario. Una recepción magnífica. Como no tenía que salir el director de escena a saludar, porque sólo lo hace la noche del estreno, fue todo redondo. El público de teatro tiene una cara esquizofrénica. Es capaz de aplaudir a la misma vez que abuchea (risas) si no le ha gustado la dirección escénica o alguna parte del montaje. Y en ese momento, te quedas con un poco de mal sabor de boca cuando sabes que alguien de tu equipo con el que has pasado un mes ensayando, no lo está pasando bien, o recibe un rechazo de su trabajo. Y ser director no es fácil. Los pintores, cantantes, todos tenemos un material con el que trabajar, el director depende del trabajo de los demás. Es muy complicado. Reciben a veces un varapalo que no se merecen. En este caso concretamente, no se lo merecían. Aquí en Paris no hay ni una sola producción que sea bien recibida. Es un público que está acostumbrado a ver grandes producciones. 

¿Cuántas funciones tiene programadas?

Ocho funciones (en el momento de la entrevista), la última será el 1 de junio. Después, me voy a Barcelona para participar en Madame Butterfly en el Liceo, donde yo hago de cónsul norteamericano. 

Y en Málaga, ¿tiene programada alguna función?

Laboralmente en Málaga no tengo nada. Intentaré pasar unos días en verano para descansar. 

PARA consultar la anterior noticia publicada sobre el estreno de Simón Boccanegra aquí: 

- 03/05/06 El barítono malagueño Carlos Álvarez debuta hoy como protagonista de Simón Boccanegra, de Giusseppe Verdi, en la Ópera de París