De Bob Geldof a Erica Bayú, de Faust a El Caserío: el criterio, la coherencia, el buen gusto y el negocio siguen como siempre en la gestión cultural malagueña

Salomón Castiel28/06/06 MÁLAGA. Aldo Ceccato afirma en la presentación del Festival de Música Antigua de Málaga: “Con esfuerzo Málaga puede convertirse en una Salzburgo”. En su primera entrevista como director del teatro Cervantes, Salomón Castiel expresaba una idea que seguro leyó u oyó de alguien de EL OBSERVADOR varias veces: “Málaga no es Bruselas ni Salzburgo”.

De Bob Geldof a Erica Bayú, de Faust a El Caserío: el criterio, la coherencia, el buen gusto y el negocio siguen como siempre en la gestión cultural malagueña

Salomón Castiel28/06/06 MÁLAGA. Aldo Ceccato afirma en la presentación del Festival de Música Antigua de Málaga: “Con esfuerzo Málaga puede convertirse en una Salzburgo”. En su primera entrevista como director del teatro Cervantes, Salomón Castiel expresaba una idea que seguro leyó u oyó de alguien de EL OBSERVADOR varias veces: “Málaga no es Bruselas ni Salzburgo”. Queda claro. Una tercera opinión: "Todo en esa ciudad está en contra de lo creador… la hipocresía es su fundamento, y su mayor pasión la falta de espíritu… Salzburgo es una fachada pérfida, en la que el mundo pinta ininterrumpidamente su falsedad… Mi ciudad de origen es en realidad una enfermedad mortal… su inhumana atmósfera provoca el ahogo y nada más que el ahogo”. Esto último es una selección de frases del escritor Thomas Bernhard, vinculado a esa ciudad hasta su muerte.

EL director de orquesta ve la posibilidad de que Málaga llegue a ser, porque no lo es, como Salzburgo; el director del teatro cree que Málaga no es como Salzburgo, ni falta que hace, y el escritor es el único que define (muy subjetivamente) la ciudad austriaca. Pero, una segunda lectura de las palabras de Bernhard, deja a los dos primeros sin razón: una ciudad en contra de lo creador, hipócrita, falta de espíritu, asfixiante… 

LA casualidad ha querido que la semana pasada se presentaran dos festivales musicales, el veraniego Terral y el de Música Antigua de Málaga, y por otro lado la temporada lírica 2006-07 del Cervantes: tres óperas, una zarzuela y un recital. La diferencia con Salzburgo está clara. El festival de esa ciudad, fundado por Hugo von Hofmannsthal, Max Reindhart y Richard Strauss, sigue siendo a estas alturas una referencia mundial en cuanto a festival y a programación, especialmente en el campo de la ópera, donde siempre se esperan, y a veces llegan, audaces novedades. En Málaga se presentan dos festivales y una temporada lírica y todo parece uno: música antigua y letra vieja. 

Francisco de la TorreDECÍA Hofmannsthal: "El espíritu dramático del hecho teatral en el más riguroso sentido de la palabra es nuestra intención; las representaciones rutinarias, mecánicas, no tienen cabida aquí”. El esfuerzo que pide Ceccato para que Málaga se parezca a Salzburgo él lo imagina grande, desde luego lo es, pero a lo mejor también debería mirarse lo suyo; si quiere Salzburgo y simultáneamente cumplir su obsesión nibelunga, Málaga aún tiene que hacer más esfuerzo, y él debería ser consciente de eso. La negativa de Castiel a que llegue a producirse algún parecido por la parte que le toca –programación, organización y gestión cultural-, es ejemplarmente coherente con su práctica: con él es imposible que se consiga ningún parecido con otra ciudad que no sea el Salzburgo de Bernhard. En cuanto a separar la ciudad de la ciudad que describe Bernhard, eso sí que va a costar esfuerzo. Así que, partiendo de la base de que hay que hacer un esfuerzo por que se parezca y un esfuerzo contra el esfuerzo para que siga Málaga pareciéndose de forma natural a Salzburgo, nos quedamos a echar un vistazo en lo realmente existente. 

LA capacidad de los gestores locales para la rutina y la mecánica es contrastable en sus elecciones. Es consecuencia de la falta de criterio, que es la primera condición que nunca debe faltar para que un grupo de espectáculos seleccionados para un periodo de tiempo convencionalmente determinado constituya lo que se denomina ‘programación’. Ejemplo,  Terral 2006:  Bob Geldof,  Toquinho,  Wayne Shorter,  Estrella Morente,  Eric Burdon,  Wynton Marsalis&Lincoln Center Jazz Orchestra, The Chieftains, Christopher Cross Quintet, Belle & Sebastián, Mercury Rev, Christina Rosenvinge, The Divine Comedy, Erykah Badú. Esto no es una programación, es escoger de lo que hay en gira este verano, contratarlo y darle calendario sin ninguna otra consideración.

Ejercito NaziEL festival de música antigua es uno de esos ejemplos de esfuerzo desperdiciado por politiqueo. La música antigua es un género en auge, tanto en el aspecto discográfico –se multiplican los sellos, las ediciones y las versiones desde los años 80- como en el artístico –proliferan los estudios, las agrupaciones especializadas y la diversidad de escuelas-; y la respuesta del público, mucho más variado que en otros géneros, es asimismo mucho más relajada. Es fácil echar una mirada al exterior y comprobar que los festivales de música antigua no sólo se han multiplicado, sino que tienen una magnífica recepción social. De hecho, en otros países de nuestro entorno, puede verse además que la música antigua se ha incorporado a la programación de temporada, saltando la excepcionalidad del festival a la cotidianidad del concierto semanal.

EL de Málaga se ha presentado sin mucho esfuerzo, como si el que han tenido que hacer la consejera de Cultura de la Junta y el alcalde de la ciudad para hacerlo juntitos les hubiera dejado sin ganas… o como si una selección de conciertos más bien flojita (que nadie se confunda: no se piden estrellas tipo Savall o Christie) no fuera suficiente demostración de falta de compromiso institucional. Más si se compara con el esfuerzo que Junta, ayuntamientos y diputaciones (y patrocinadores) sí están haciendo en los festivales de música antigua de Sevilla o de Úbeda-Baeza. A poco esfuerzo que se haga, no será como un festival de Salzburgo, pero ese de música antigua de Málaga podría recibir un apoyo social como no lo tiene ninguna otra cosa en la ciudad; hasta el punto de poder llenar las butacas sin reparto masivo de invitaciones.

LA temporada. Una palabra comprometida. La temporada lírica. Le proponemos al lector el mismo ejercicio: Faust de Gounod, el autor del himno del Vaticano (producción Opera de Avignon), Les Contes d’Hoffmann de Offenbach, ese judío bajito de origen alemán, el Woody Allen de la ópera, con sus diálogos chispeantes y sus alusiones mordaces a la realidad de su tiempo (producción OperaBayreuth Festspielhaus Brno); La Sonnambula de Bellini, “Bellini es una de mis predilecciones musicales: toda su música es corazón, ligada estrecha e íntimamente á la palabra”, dice Richard Wagner, el de los nibelungos de Ceccato (producción: sin especificar); El Caserío de Guridi, ese vasco que se estableció en Madrid en 1939 y se quedó allí (teatro Arriaga); recital de Mariella Devia. Básicamente se ha escogido cada ópera según esa mediocre noción utilitarista de éxito: ‘esto funciona muy bien’. Porque esos títulos puestos en fila, así como la asociación de esos centros de producción con unos conceptos -y condiciones- de la puesta en escena de ópera tan dispares, sólo pueden dar una idea: juntar sin criterio ninguno. O no; el aficionado atento podrá ver que el personal nacional contratado para cada ocasión no parece haber sido seleccionado sólo por sus cualidades. Acompañan a Ainhoa Arteta en el Faust Maite Arruabarrena y Ainhoa Zubillaga. Y en La Sonnambula participan Sandra Pastrana junto a Xavier Mendoza, Mireia Pintó, Alejandro Roy y Felipe Bou. No tiene nada que ver con la realidad nacional de la que provengan, sino de los repartos de giras y compromisos entre teatros, centros de producción, agencias y empresas de espectáculos, con sus respectivas conexiones políticas e institucionales (las hay, y gordas).

POR acabar con Ceccato; no sin esfuerzo se consigue un ambiente musical receptivo en una comunidad. El Salzburgo al que se refiere el director de orquesta es producto de muchas circunstancias que nunca se han dado en Málaga; entre las que sí, se encuentran la histórica prohibición del cante y la gestión cultural institucional, realizada sin criterio ni conocimiento, también históricamente.

LO segundo no implica lo primero; es difícil dudar de la solidez musical de Ceccato, Wagnerpero aún lo es más comprender que reivindique el Salzburgo de Mozart (el de La Flauta, el de Cosí, el de El rapto; el de las celebraciones de la libertad, la paz compartida y el derecho a la construcción individual con las necesidades básicas cubiertas) y pretenda hacer de Málaga otro Bayreuth, ese festival donde el desfile de polainas y gorras de plato dio paso al punto de reencuentro anual de los viejos camaradas ya en traje gris, algunos llegados directamente desde Fuengirola, con la habitual fotografía en grupo junto al busto de Wagner realizado por Arno Brecker. O quizás sueña con ese Salzburgo tan parecido a la sede wagneriana que Bernhard detestaba. Eso sería otra cosa: cuenta su paralelo en esta ciudad tomada por postfranquistas cada día uno más lejos de su stunde null, la terrible hora cero en que se les dejó la puerta abierta, cuando aún no les había llegado el prefijo post, a ocupar cargos institucionales por sufragio. Como aquel celebrado jovencísimo presidente de la Diputación de Málaga en 1972, hoy alcalde celebradísimo por aquellos que viven en la Málaga de Bernhard.