Duras críticas de seis universidades a la consejera de Cultura de la Junta por “plegarse a las exigencias privadas” en la Feria del Libro de Guadalajara

Rosa Torres, Consejera de Cultura08/02/07 MÁLAGA. La consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Torres, se presenta al pleno de hoy en el Parlamento andaluz para rendir cuentas sobre la Feria Internacional del Libro de Guadalajara habiendo anunciado unas cifras de negocio infladas. 

Duras críticas de seis universidades a la consejera de Cultura de la Junta por “plegarse a las exigencias privadas” en la Feria del Libro de Guadalajara

Rosa Torres, Consejera de Cultura

08/02/07 MÁLAGA. La consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Torres, se presenta al pleno de hoy en el Parlamento andaluz para rendir cuentas sobre la Feria Internacional del Libro de Guadalajara habiendo anunciado unas cifras de negocio infladas (filtradas por la AEA, Asociación de Editores de Andalucía), con las duras críticas de seis universidades andaluzas todavía calientes, (por “plegarse –la Junta- a las exigencias” del sector privado y relegarlas al “olvido absoluto y al menosprecio” ya que no les invitaron a participar en ninguno de los 340 actos culturales programados), y con todos los grupos políticos de la oposición pidiendo transparencia y facturas que justifiquen los 2,1 millones de euros que ha costado el evento tras pagar el viaje de 360 personas a México. De momento, Torres afirmó anteayer que “en quien recayó la invitación oficial como invitada de honor de la FIL 2006” no fue en Andalucía -representada por su gobierno- sino en “la AEA”. Esta asociación empresarial, por su parte, arremetió contra las universidades calificando de “absurda” su crítica y de “desleal” su actitud. Hay que apuntar que la AEA (cuyo presupuesto depende en más del 60% de subvenciones y ayudas, como adelantó EL OBSERVADOR) incluyó en sus estanterías títulos universitarios “bajo los rótulos de editoriales privadas como Sarriá, Alfar o Formación Alcalá”, explica Manuel Castillo Martos, director del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.

EN un acto sin precedentes en Andalucía hasta seis directores de los servicios de publicaciones de las universidades de Sevilla, Granada, Málaga, Cádiz, Huelva y Almería hicieron pública esta semana la demoledora carta que enviaron el pasado 21de diciembre a la consejera de Cultura Rosa Torres a raíz de la FIL Guadalajara 2006. La misiva critica duramente que no les invitaran a participar en ninguno de los 340 de actos culturales y presentaciones de libros organizados por la Junta en la Feria del Libro de Guadalajara, que se les apartara del espacio reservado a la “invitada de honor” (Andalucía) y que algunas de sus publicaciones fueran presentadas como si fueran de editoriales privadas en las estanterías de la Asociación de Editores de Andalucía (AEA). 

AEA"EN este tipo de ferias la Junta está en manos de las sociedades privadas, y me refiero concretamente a la AEA”, indicó Manuel Castillo Martos, director del Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla; “que la Junta de Andalucía se haya plegado a las exigencias del sector editorial privado en detrimento del público hasta el olvido más absoluto es lo que queremos denunciar públicamente”, afirma el documento que el martes salió a la luz pública y no tardó en tener respuesta.

A través de un comunicado la consejera Torres elude responsabilidades organizativas ya que “en quien recayó la invitación oficial como invitada de honor de la FIL 2006” fue en la AEA y no en la Junta. Afirmación que contradice el esfuerzo propagandístico que se han empeñado en subrayar desde el gobierno andaluz con la FIL. “La palabra Andalucía sale más de 500 veces al día en los medios mexicanos”, decía Chávez en Guadalajara. Además, la consejera insinuó que era demasiada casualidad que la carta de las universidades se A la derecha, Félix Rodríguez de la AEAhiciera pública dos días antes del debate de hoy, pasando por alto que lleva en su poder desde el 21 de diciembre pasado. “La enviamos a los medios porque no nos contestaba” explica Manuel Castillo. La consejera dice también que la postura de las universidades es ridícula y sin fundamento.

POR su parte, el secretario general de la Asociación de Editores de Andalucía, Félix Rodríguez, acusó a las universidades de “deslealtad” y calificó la carta de “absurda”.

MANUEL Castillo Martos no quiso valorar las descalificaciones de Rodríguez “porque nuestra intención no es entrar en polémicas sino que la consejera tome conciencia de lo que hizo para que no se repita, en especial en lo relativo a no incluir al sector público y universitario en ningún acto cultural o presentación”. No obstante apuntó que no hay deslealtad posible “ya que las universidades editan estudios concretos o textos de corte científico que si no, no publicaría nadie y que no entran en competencia con el negocio de las editoriales privadas”. 

OFRECEMOS a continuación la carta abierta enviada a Rosa Torres el pasado diciembre:

 

LA JUNTA DE ANDALUCÍA MENOSPRECIA LA EDICIÓN UNIVERSITARIA

(Carta abierta a la Consejera de Cultura, doña Rosario Torres Ruiz) 

Distinguida señora:

    Como es sabido, Andalucía ha sido la invitada de honor a la Feria Internacional del Libro (FIL) celebrada entre el 25 de noviembre y el 3 de diciembre en Guadalajara (México), y con tal motivo la Consejería de Cultura, que usted dirige, ha organizado diversos actos culturales. Algunos de nosotros  -cinco directores de los servicios de publicaciones y editoriales de las universidades públicas andaluzas que asistimos a la FIL- hemos sido testigos presenciales de la oportunidad y del éxito de los mismos. Pero este reconocimiento no nos impide recordarle a través de esta carta abierta que esa Consejería ha tenido un olvido importante a la hora de presentar la producción editorial andaluza: no tener en cuenta la de las referidas universidades públicas andaluzas, que arranca cuando menos desde 1938, cuenta en la actualidad con más de 5.600 títulos vivos en catálogo, y produce 400 libros al año, además de un centenar de revistas científicas de diversas áreas de conocimiento.

    Olvido cuando menos incomprensible. El pasado mes de febrero se celebró en la sede de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa una reunión entre representantes de la Universidad de Guadalajara, miembros de la organización de la FIL, de la Consejería de Cultura y directores de las editoriales universitarias públicas. Aunque entonces los representantes de esta última Consejería manifestaron su compromiso de que contarían con la colaboración de las editoriales de las universidades, la verdad es que nunca se pusieron en contacto con los directores de las mismas. Antes al contrario: fue uno de nosotros, Manuel Castillo Martos, Director de las publicaciones de la Universidad de Sevilla, quien en nombre del resto, al aproximarse la inauguración de la FIL, se puso en contacto con la Consejería para recabar información. En vano: después de múltiples llamadas telefónicas, la única respuesta que obtuvo fue que se nos dejarían en nuestros respectivos hoteles invitaciones para algunos de los actos organizados por la Junta de Andalucía. La realidad fue otra muy distinta: no nos llegó ninguna. Aunque no hace falta decir que no era eso lo que pretendíamos, sino colaborar en la organización de actos para dar a conocer en ese foro nuestra abundante producción editorial, y la relevancia que tienen las universidades públicas en la edición del libro andaluz.

    Nuestro malestar aumentó cuando nos enteramos de que las actividades académicas de las universidades mexicanas en la FIL las habían organizado los responsables de las publicaciones universitarias, como conocedores de la realidad editorial de cada universidad. La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, en cambio, optó por tener en cuenta sólo a las editoriales privadas agrupadas en la Asociación de Editoriales Andaluzas (AEA), la cual, por cierto, ha contado con una sustanciosa ayuda económica y ha dispuesto de un espacioso stand en el que se exponía lo publicado por sus asociados. Esta asociación tampoco ha estado a la altura de las circunstancias, pues aunque nos pidió que les enviásemos algunos libros para exponerlos y, en su caso, venderlos, nuestra sorpresa fue mayúscula cuando visitamos dicho stand y comprobamos que los libros remitidos incluso el de las dos universidades que hasta ahora estaban asociadas a la AEA, estaban en el anaquel rotulado con el nombre “Formación Alcalá” junto a volúmenes de editoriales como Sarriá, Alfar, etc.

    Que la Junta de Andalucía se haya plegado a las exigencias del sector editorial privado en detrimento del público hasta el olvido más absoluto es lo que queremos denunciar públicamente a través de esta carta. Afortunadamente, sin embargo, ese menosprecio no ha impedido que hayamos podido exponer y vender (con similar éxito comercial al tan cacareado de las editoriales privadas) nuestras publicaciones, como viene siendo habitual en otras ferias del libro, en el stand de la Asociación de Editoriales Universitarias Españolas. También hemos participado activamente, entre el 28 y 29 de noviembre, en el II Foro Internacional de Edición Universitaria, cuyos organizadores tuvieron la sensibilidad de reservarnos la última sesión, la que cerraba el Foro, como reconocimiento a Andalucía. Ante una numerosa audiencia, en dicho foro tres de nosotros tuvimos al fin la oportunidad de exponer nuestra ya larga historia editorial, el proceso puesto en marcha para conseguir una marca unitaria que identifique al conjunto de las editoriales universitarias andaluzas en la publicación de obras de interés general y de reconocida relevancia, así como nuestros proyectos de futuro ligados a la edición electrónica, iniciada ya con la publicación de revistas científicas y tesis doctorales.

    Usted, señora consejera, ha tenido una ocasión pintiparada para haber programado algún acto en el que las editoriales universitarias andaluzas difundieran lo que estamos realizando en el ámbito de la edición pública, lo que hubiera redundado en beneficio de todos, y más ahora que estamos preocupados en solucionar el problema que existe con la distribución y difusión de las publicaciones. Por otra parte, pudo conocer todas nuestras inquietudes, pues le sobró tiempo para ello después de haber cumplido (en la sala de enfrente) con sus inexcusables obligaciones protocolarias de Estado. Aunque, a decir verdad, tampoco hubiera remediado el trato discriminatorio que, como máxima responsable de la Consejería de Cultura, ha dispensado a la edición universitaria andaluza. Confiemos en que, al menos, sepa que existe.

Atentamente,

 

Manuel Castillo Martos (Universidad de Sevilla), Rafael G. Peinado Santaella (Universidad de Granada), Encarnación Serrano Ramos (Universidad de Málaga), Antonio Frías Delgado (Universidad de Cádiz), Dimas Borrego Pain (Universidad de Huelva), Cayetano Aranda Torres (Universidad de Almería).

 

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