Cocoteros, lagunarias o jazmines celestes son algunas de las especies foráneas llegadas de ultramar que adornan los pulmones verdes de la provincia gaditana

08/04/10. Turismo. Los parques forman parte del patrimonio artístico de las ciudades o pueblos donde se ubican. Sirven además para contar cómo fue el pasado. Un buen ejemplo son los jardines de la provincia de Cádiz, donde especies autóctonas y foráneas conviven...

Cocoteros, lagunarias o jazmines celestes son algunas de las especies foráneas llegadas de ultramar que adornan los pulmones verdes de la provincia gaditana

08/04/10. Turismo. Los parques forman parte del patrimonio artístico de las ciudades o pueblos donde se ubican. Sirven además para contar cómo fue el pasado. Un buen ejemplo son los jardines de la provincia de Cádiz, donde especies autóctonas y foráneas conviven para contar la historia de un pasado exótico, llegado del otro lado del charco. Esta ruta le propone visitar los pulmones verdes más representativos de la geografía gaditana.

LOS parques y jardines de Cádiz enriquecieron su ornamentación con especies traídas del ‘nuevo mundo’ que se adaptaron a la perfección a las particularidades climáticas de este nuevo entorno. Muchos de estos espacios botánicos surgieron al abrigo del naturista José Celestino Muti, cuya herencia perdura en la estructura básica de estos espacios.

LA primera parada de este recorrido será en el Parque Genovés de Cádiz. Situado entre el Paseo de Santa Bárbara y la Avenida Doctor Gómez Ulla, en el extremo suboccidental de la ciudad, es la zona verde más importante y popular de la capital. El ingenio gaditano hizo que en sus orígenes fuera conocido popularmente como El Perejil, en alusión a la inicial modestia de su vegetación. Era el siglo XVIII. Luego fue paulatinamente ampliado con la incorporación de especies arbóreas exóticas y adoptó el nombre de Parque de las Delicias hasta que, a partir, de la más profunda de sus remodelaciones, a finales del siglo XIX, pasara a conocerse por su denominación actual, en honor al apellido del jardinero valenciano Gerónimo Genovés i Puig, responsable de la estructura que luce ahora. 

EL Parque Genovés muestra un paseo longitudinal, bordeado por cipreses cuidadosamente recortados y con frondosos parterres. Este es su eje principal, complementado con unas piezas verdes de estructura irregular repletas de árboles y plantas ornamentales, así como con grupos escultóricos dedicados a José Celestino Mutis, la duquesa de la Victoria y a José María Pemán. Entre sus especies arbóreas más destacables es necesario citar la presencia del metrosideros o pohuttakawa, un raro ejemplar originario de Nueva Zelanda de llamativas flores rojas que se ha aclimatado perfectamente a Cádiz. Tampoco desmerecen los dragos, Picus de porte respetable, diversas especies de palmeras y una amplísima selección de plantas, tanto locales como importadas, que dotan a este parque de un gran interés botánico.

OTRO de los lugares de obligada parada en este paseo por los jardines gaditanos son los Jardines del Palacio de los Infantes de Orleáns y Borbón de Sanlúcar de Barrameda. Su construcción data del siglo XIX, cuando los duques de Montpensier se trasladaron a la ciudad para disfrutar del verano. De estilo neomudéjar, el palacio se integraba en un gran parque propiedad por aquel entonces de la familia. Su artífice fue Lecolant, diseñador del parque María Luisa de Sevilla. Los trabajos de recuperación actuales tratan de redescubrir el diseño original, con sus merenderos, terrazas, estatuas, surtidores y especies exóticas como cocoteros, lagunarias, dragos y encinas dulces. La mayoría de las especies de este amplio catálogo proceden de Australia, Asia, Norteamérica y las islas del Pacífico.   

EN el Hotel Duques de Medinaceli de El Puerto de Santa María encontramos el jardín botánico de La Victoria, donde llama poderosamente la atención un cedro rodeado de adelfas y jazmines olorosos. Fuentes, estanques y bancos salen al paso del caminante en los senderos que nos llevan hasta el palo borracho, el jazmín celeste y el moruno, la altea, la cica recoluta y otras variedades exóticas pensadas para la burguesía más exquisita.

EL viaje prosigue hasta Bornos, donde se encuentra el jardín del Palacio de los Ribera, diseñado por el arquitecto italiano Benvenuto Tortelo por encargo del virrey de Nápoles. En su época fue uno de los más claros ejemplos de la jardinería del Renacimiento. Unas escalerillas conectan las dos alturas en las que está dividido este jardín, en el que conviven cítricos, rosales y una fuente con cenador.  

CON casi seis hectáreas de extensión, el Parque Alberto Durán de Jerez también merece una visita. Creado en 1869, hoy en día acoge 150 especies diferentes y 1.100 ejemplares entre los que destacan los ombúes, el árbol de Júpiter y palmeras de las variedades phoenix y washingtonia.

POR su carácter didáctico, es preciso destacar en esta ruta el Jardín Botánico de San Fernando –centro científico en el que están representados los distintos hábitats agrícolas y forestales de la provincia de Cádiz- y la Huerta del Rosario de Chiclana, un recuerdo de las antiguas explotaciones que abastecían de productos a la Bahía. Además de especies asiáticas, americanas y australianas, la antigua huerta aún conserva la noria y el pavimento de piedra.

EL jardín botánico El Castillejo, en El Bosque, en la Sierra de Cádiz, ha sido el lugar escogido para concluir este deambular por los jardines gaditanos. Este espacio resulta idóneo para descubrir especies autóctonas como el pinsapo, las encinas, los alcornoques, los quejigos y las sabinas.

MÁS información en la página web www.cadizturismo.com