15MÁLAGA. 18/01/12. José Ruiz. “Esta bajada de impuestos no descompensó las cuentas públicas ya que hasta el año 1999 el estado ingresó grandes sumas debidas a las privatizaciones de las empresas públicas de Energía, Infraestructuras, Telecomunicaciones...

15MÁLAGA. 18/01/12. José Ruiz. “Esta bajada de impuestos no descompensó las cuentas públicas ya que hasta el año 1999 el estado ingresó grandes sumas debidas a las privatizaciones de las empresas públicas de Energía, Infraestructuras, Telecomunicaciones, Sector financiero, Industriales, etc. Empresas que formaban el núcleo industrial, energético y de telecomunicaciones del país. Pero esto nos convirtió en un estado débil al no contar con los ingresos aportados por los grandes beneficios de estas empresas y la reducción de ingresos fiscales”. José Ruiz, miembro de la Comisión de Educación Económica de Málaga, realiza en este artículo de 15Málaga / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com un análisis de la situación económica y social del país desde el Tratado de Maastricht.

De Maastricht al Pacto del Euro. Historia de una muerte anunciada

EN los acuerdos de Maastricht de 1992, bajo la excusa de una Europa unida que nunca fue la Europa de los pueblos, empieza a plantearse toda la política común europea posteriormente reafirmada en distintos acuerdos hasta llegar al colofón final del llamado Pacto del Euro. En el caso de España  hubo dos cambios importantes en nuestra  política económica. 

POR una parte empezó una espectacular bajada de impuestos, sobre todo los que afectaban a rentas altas provenientes del capital y grandes empresas, que ha dejado al estado con un déficit fiscal estructural importante. Sirva de ejemplo el impuesto del capital, en distintas    etapas bajó del 56 por ciento hasta el 19 por ciento de 2010. Siendo España el país de la zona euro con menos carga fiscal y en el que las rentas altas y grandes empresas menos contribuyen al erario público.

POR otra parte empezó la política de privatizaciones de empresas públicas, que alcanzo su cenit con la presidencia del sr. Aznar.

ESTA bajada de impuestos no descompensó las cuentas públicas ya que hasta el año 1999 el estado ingresó grandes sumas debidas a las privatizaciones de las empresas públicas de Energía, Infraestructuras, Telecomunicaciones, Sector financiero, Industriales, etc. Empresas que formaban el núcleo industrial, energético y de telecomunicaciones del país.

PERO esto nos convirtió en un estado débil al no contar con los ingresos aportados por los grandes beneficios de estas empresas y la reducción de ingresos fiscales. Es decir comida para hoy y hambre para mañana. Una comida que se llevaron las grandes fortunas y las empresas multinacionales vía rebaja fiscal. Además muchas de estas empresas privatizadas fueron a parar a manos extranjeras que se llevaron la producción y la toma de decisiones fuera en el país, quedándonos con un modelo productivo basado en el turismo, levemente en la agricultura, y posteriormente en el ladrillo. Sin el control de sectores vitales para el funcionamiento del país, con la consiguiente pérdida de soberanía que supone no poder decidir sobre tu industria, energía, comunicaciones o sistema financiero.

A partir de 1999 se produjo la burbuja inmobiliaria, que aumentó los ingresos de las administraciones públicas y otra vez se volvió a compensar esta continuada bajada de impuestos a las rentas altas y grandes empresas. 

PERO a partir de 2008 con la llegada de la crisis, al habernos quedado sin los ingresos procedentes de las empresas privatizadas, un sistema impositivo rebajado durante los últimos 20 años, y un sector financiero que cada vez engulle más recursos públicos, se pone de manifiesto el déficit estructural, difícil de atajar y sin fondos para mantener los servicios públicos y poner en marcha  políticas anticíclicas de activación económica.

ESO no es debido a que los habitantes del sur de Europa seamos vagos, de inteligencia limitada o no sepamos manejara la ‘cosa pública’, como nos acusan con argumento harto racistas desde Centroeuropa, es una estafa monumental al ciudadano a lo largo de 20 años  por parte de ese famoso 1por ciento poseedor de la riqueza del país, que no paga impuestos y exige ser rescatado por el estado cuando comete locuras financieras.

DENTRO de este panorama no cabe olvidar el art. 104 del Tratado de Maastricht. Prohíbe directamente a los gobiernos nacionales o a cualquier otro organismo público recibir financiación del Banco Central, lo que obliga al estado a recurrir a la financiarse vía inversores privados, impidiendo que los Bancos Centrales financien a los estados, lo cual nos ha llevado a esta crisis de deuda pública que estamos viviendo. Por el camino han quebrado técnicamente varios países europeos, estando España y Francia en el siguiente escalón esperando su turno.  No olvidemos que el Banco Central Europeo (BCE), financia los bancos privados al 1 por ciento y estos financian a los estados, en el caso de España a más del 6 por ciento. Todo consecuencia no poder financiarse los estados directamente por el BCE. ¿De locos?



ESTO no ha sido óbice para que el rescate con dinero público al sistema financiero europeo desde mayo de 2008 hasta finales de 2011 ascienda a 1,6 billones de euros, el 13 por ciento del PIB de Europa, mientras para ello se recorta en sanidad, educación, pensiones, además de casi desaparecer la inversión en la economía real, a las empresas productivas, que posibilitaría la creación de empleo y empezar a ver la luz entre tantas tinieblas.

COMO hemos visto primero vinieron por todas las empresas públicas y ahora entramos en la última fase de esta gran infamia, por desgracia le toca a los servicios públicos. Si por falta de recursos no funciona la sanidad, la educación o no hay dinero para pensiones obligarán a la gente a buscar estos servicios básicos en la empresa privada acabando definitivamente con el estado del bienestar, facilitando un nuevo negocio a ese famoso 1 por ciento que no paga impuestos y se lleva toda la riqueza del país a costa de la gran mayoría.

ESE 99 por ciento de los ciudadanos que pierde su empleo, le rebajan el suelto, le quitan servicios sociales y soporta la crisis sobre sus espaldas, hasta hace pocos meses estaban callados, solo contaban con ellos para intentar legitimar esta gran estafa, permitiéndoles votar cada 4 años a una clase política que en su mayoría no defiende los intereses de los de debajo y perpetúa su estatus amparada en una injusta ley electoral.  Ese 99 por ciento es cada vez menos silencioso, más activo al darse cuenta de este gran engaño y empieza a hablar de política con mayúsculas.

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