
CICO. 22/11/11. Ángela Rodríguez Bonachera. “Son
muchas las quejas que se vierten
a la UMA y su
Campus de Excelencia: su gestión, la insuficiencia de infraestructuras o
incluso la falta de comunicación resuenan con más fuerza en la que, se supone,
es una de las mejores universidades de Andalucía y de España. Alumnos,
profesores (los que no han declinado la petición de este medio) y demás
personal universitario se han prestado a ayudar a la persona que salga elegida
en las próximas elecciones en el Rectorado con algunas propuestas”, la
estudiante de Periodismo, Ángela Rodríguez Bonachera recopila para CICO / EL OBSERVADOR /
www.revistaelobservador.com algunas de las ‘patatas calientes’ con las que tendrá que lidiar
el próximo gobierno de la UMA.
Y con la UMA, ¿qué hacemos? Principales
quejas y propuestas de profesores, alumnos y personal administrativo
LA Universidad de Málaga y su Campus de Excelencia Internacional (Andalucía Tech) tienen carencias, muchas. Al menos eso es lo que reflejan las decenas de personas que han sido consultadas, al azar, para que den ideas y mejoras en lo concerniente a la universidad.
SON muchas las quejas que se
vierten: su gestión, la insuficiencia de infraestructuras o incluso la falta de
comunicación resuenan con más fuerza en la que, se supone, es una de las
mejores universidades de Andalucía y de España. Alumnos, profesores (los que no
han declinado la petición de este medio) y demás personal universitario se han
prestado a ayudar a la persona que salga elegida en las próximas elecciones en
el Rectorado con algunas propuestas que le presentamos a continuación:
INFRAESTRUCTURAS. Que a la Universidad le falta espacio donde meter alumnado es algo que ya se ha reseñado con anterioridad al referirse al ‘zulo’ de los alumnos de primero de Ciencias de la Comunicación. Pero no son los únicos. Theresa O’Shea, profesora del Centro de Idiomas de la Fundación General de la UMA así lo expresa: “El Centro de Idiomas necesita un edifico propio, no es normal que estemos dispersos por todas las facultades”. Tampoco hay lugares de trabajo para los alumnos de la Facultad de Filosofía y Letras. “Igual que en Periodismo o Derecho hay una planta baja con mesas para relacionarse, aquí los alumnos sólo tienen la biblioteca y la cafetería; hace falta más espacio para trabajar de forma estable”, comenta la profesora de Historia Moderna, Marion Reder Garroso.
DONDE tampoco parece haber buenas instalaciones es en la Facultad de Ciencias de la Educación, en la que, según varias alumnas de Pedagogía y Magisterio, no tienen mesas en las clases, sino sillas con una pequeña tabla al lado. “No te cabe ni un portátil que no sea ‘mini’”, indica una de ellas.
UNA idea novedosa sobe el
aprovechamiento del espacio viene de la mano de la conserje en Ciencias de la Comunicación, Olga
Sánchez Serrano, quien propone que se creen áreas de descanso para la comunidad
universitaria porque eso “fomentaría la creatividad; también estarían bien
salas donde los alumnos puedan comer: con microondas, sillones, duchas… igual
que hay en la Facultad
de Telecomunicaciones. La innovación educativa pasa por la redefinición del
espacio”, opina. Olga, asimismo, se refiere al hecho de que no hay un carril
bici que llegue hasta la
Universidad.
PERO las facultades no sólo
tienen aulas, también deben disponer de un sistema de aparcamientos que sea
eficaz. A eso se refiere, el vicedecano de Innovación e infraestructuras de la Facultad de Medicina, Rafael
Ruiz Cruces: “Lo primero que se viene a la cabeza es aumentar las zonas de aparcamiento externos para alumnos, reglados con
barreras que podrían entrar y salir utilizando un chip cargado en sus propias
tarjetas de identificación de la
UMA. Por ejemplo, se puede ampliar la zona de
aparcamiento que hay detrás de la Biblioteca General, que es un descampado sin
asfaltar, de esa forma se evitaría que los alumnos tengan que aparcar encima de
las aceras. Esperemos también que el Metro solucione este atasco de coches que
vivimos todos los días en esta zona colindante entre Derecho, la Facultad de Medicina y el
Hospital Clínico Universitario”. La estudiante de Turismo, Sara Gallegos Rojas,
también habla sobre el aparcamiento y denuncia que no haya luz suficiente en el
de su facultad: “Cuando sales a las siete de la tarde ya es de noche y no ves
nada”.
HABLANDO de infraestructuras no
siempre lo que falta es espacio, si no un mantenimiento de las mismas. La
estudiante de la Facultad
de Bellas Artes, Rocío Bueno, cuenta cómo las paredes se desconchan y hay
humedades, aunque matiza que este curso están mejor: “al menos han limpiado las
aulas”. Más espacio reclama también Dolores Martín Barquero, doctora y
profesora en Matemáticas: “necesitamos aulas suficientemente espaciosas para
poder realizar pruebas parciales fuera del calendario de exámenes oficiales”.
PLAN BOLONIA. Con el nuevo plan de estudios, Bolonia, los exámenes parciales y los
trabajos se han incrementado en todas las facultades, algo a lo que se refiere el
profesor de Periodismo, Carlos Pérez Ariza. “El plan Bolonia exige trabajar
demasiado y una persona sola dudo que consiga que esto funcione”, alega cuando
pide “mayores y mejores recursos” para el nuevo plan de estudios.
A este plan protestas no le faltan: son muchos los profesores que se quejan de que realmente los grupos no tienen ese supuesto máximo de 65 alumnos por clase y que eso impide que todo funcione como debiera. Así lo indican varias fuentes consultadas en Ciencias de la Educación, Matemáticas, Derecho y Filosofía y Letras. “Es uno de los grandes males”, comenta el profesor de Historia del Arte, José Márquez.
NO sólo los profesores le sacan
‘pegas’ al plan de estudios, los alumnos, principales afectados, reclaman que
su implantación a veces ha realizado ‘con calzador’, como en el Grado en Historia
del Arte. Una de sus alumnas, Blanca Caro Durán, opina que en las clases donde
la materia es teórica “no se empeñen en dar prácticas”. Por otro lado, son
muchos estudiantes los que se quejan de la organización de los horarios:
Candela Moliz Cordón, estudiante de Medicina, apunta que no deberían mezclarse
las clases de teoría con las de práctica, además de hablar de la necesidad de
tener “prácticas útiles”. Desde Administración y Dirección de Empresas (ADE)
protestan por lo mismo: “Que organicen los horarios de forma más cómoda para los alumnos, ya
que por ejemplo yo tengo una asignatura de primero y tengo que venir por la
mañana y por la tarde” son las palabras de Estefanía Cabrera. Un compañero
suyo, José Antonio García Perujo, se refiere a las calificaciones de evaluación
continua. “En ADE es muy importante la nota de los exámenes parciales y muchos
de ellos son sorpresa”. Por otro lado, también propone que el tiempo de clases
se divida de otra forma, alegando que si son de una hora y media seguida “se
hacen mucho más pesadas”.
DOCENCIA. Todo esto repercute en
la calidad de la enseñanza de los alumnos, el pilar fundamental la educación
universitaria. El profesor de Derecho Mercantil, Eugenio Olmedo Peralta,
advierte de que con tantos alumnos no se les puede dedicar mucho tiempo. “Al
fin y al cabo yo hago lo mismo, antes tenía dos grupos de doscientos alumnos y
ahora tengo cuatro, pero me preocupa que los alumnos aprendan”.
SOBRE la calidad a la hora de
enseñar también habla la profesora en Periodismo, Concepción Travesedo Castilla.
“La calidad de nuestras clases no puntúa ni tiene importancia a la hora de las
aspiraciones de los profesores para ascender o tener mejor sueldo, con lo que
la motivación es nula frente a otras cosas que sí se puntúan y valoran para
aspirar a esa mejor situación. Muchos problemas de los que se quejan los
alumnos provienen de ahí. Ya que el Ministerio no parece tomar medidas en este
problema, que la UMA
invente algo. Las encuestas -que realizan los alumnos acerca de la calidad de
sus docentes- están bien, pero es necesario algo más”.
PROFESOR contratado y Doctor del Departamento de Economía Aplicada en Matemáticas, Julián Molina opina en la misma línea de las motivaciones a los profesores: “La carencia fundamental en la universidad española es la falta de incentivos, prácticamente todo el mundo cobra lo mismo, tiene los mismos derechos y los mismos deberes, independientemente de la calidad de su trabajo o su productividad investigadora. Eso acaba desmotivando a la gente que hace mejor su trabajo y le dedica más tiempo y esfuerzo, y redunda muy negativamente en la calidad de la universidad. Yo dedicaría recursos a crear un sistema de incentivos propio que premiara a la gente que mejor está haciendo su trabajo, tratando de mantener así su motivación y su nivel de esfuerzo y, por tanto, elevando la calidad de la UMA por encima del resto”.
TECNOLOGÍA. Una buena educación
pasa, a su vez, por una buena adaptación a las nuevas tecnologías. “Cada
vez más gente utiliza el ordenador portátil en clase y no sólo los enchufes son
insuficientes sino que el wifi de la
UMA funciona sólo la mitad de las veces y, cuando lo hace, a
una velocidad malísima”, comenta el
estudiante de Derecho, Alejandro Castro Olivas.
Una opinión distinta sobre las nuevas tecnologías y su adaptación a las clases la
aporta el estudiante de Medicina, David López Marín: “Prohibiría los power
points, creo que las clases magistrales deberían estar basadas en explicaciones
y no en leer presentaciones”. Sobre los
ordenadores también habla una empleada de la biblioteca del Campus de El Ejido
que ha preferido mantener el anonimato: “Me gustaría que pusieran más aulas con
ordenadores para no tener que estar nosotras prestando todo el tiempo”.
SERVICIOS. “Si hablan de calidad en los servicios, sin personal no puede haber esa calidad”, así de tajante se muestra el conserje en Telecomunicaciones, José Alamilla Orellana. Este trabajador cuenta que en las conserjerías se prevé una reducción del personal y que, de ser efectiva, no podrán realizar su trabajo correctamente “nos vamos a quedar descolgados, sin poder cubrir todo lo que tenemos que hacer”, indica.
LAS bibliotecas no se libran de las quejas de los alumnos: algunos, como Alfonso Martín Manzano, estudiante de medicina, proponen que se amplíe el horario de las bibliotecas fuera de la época de exámenes y que las de las propias facultades lo hagan durante el periodo de examinaciones. Otros, como la estudiante de Turismo, Sara Gallegos Rojas, denuncia que su biblioteca no está bien insonorizada y que tienen muchísimo ruido.
INVESTIGACIÓN. La investigación es otro
de los pilares más importantes de una Universidad, y algunos profesores no se
muestran muy contentos con cómo se lleva a cabo en la UMA. La profesora en
Matemáticas, Dolores Martín Barquero, querría un acceso a mayor número de
revistas de investigación, mientras que el profesor de Lógica y Filosofía de la Ciencia, Alfredo Burrieza
Muñiz, comenta lo siguiente: “Un asunto que siempre me
ha interesando mucho es cómo transferir la investigación a las empresas, en la
universidad investigamos mucho y a menudo se queda sólo aquí. Esa no es labor
del profesor, si no del rector, como hacen en grandes universidades de EEUU,
donde el rector se convierte en vendedor de esa investigación. Se necesita más
contacto con el mundo de la empresa”.
TRANSPORTES. La conserje Olga Sánchez ya se ha referido anteriormente al hecho de que el carril bici no llegue hasta la Universidad y son muchas más personas las que se quejan del tema de los transportes: Nicolás Rojas Novo, estudiante de Ingeniería Mecánica, alude al hecho de que el autobús número 5 sólo lleva a estudiantes hasta la ampliación del Campus: “Tiene poco descuento y yo creo que debería ser gratis porque solo lo cogemos los alumnos”. Desde la conserjería de la Facultad de Medicina, Luis Mirones González comenta el tema de los atascos: “Es necesaria la mejora de medios de transporte, que haya más. Solo hay dos y se forman unos buenos atascos”. En este tema, parece que todo el mundo está expectante por la llegada del metro.
ESTUDIANTES. Si se habla de universidad es preciso hablar de estudiantes y estimular su participación en otros aspectos de la vida universitaria (más allá de las clases y los jueves de fiesta). Es una tarea pendiente en la UMA: “Hay pocas ayudas al estudiante y pocas actividades culturales, además, las que hay son caras. Por otra parte, si vives en Teatinos no hay transporte nocturno que te traiga o te lleve al centro”, explica la estudiante de Medicina, Rocío Lombardo Torre. Opinión que corrobora el estudiante de Periodismo, Álvaro Martín Corral: “El Centro de Idiomas debería ser más asequible. También creo que debería haber más actividades culturales, grupos de debate, de literatura, musicales, de danza… pero, sobre todo, que sean accesibles para los estudiantes”. En este mismo sentido reclama Nicolás Rojas, de Ingeniería Mecánica: “No puede ser que la UMA tenga unas pistas deportivas que cuesten diez veces más caras alquilarlas a un universitario que unas pistas privadas, así no se incentiva el deporte”.
COMUNICACIÓN. A la vista de todas las personas consultadas, una de las grandes carencias de la Universidad de Málaga es el tema de la comunicación. Desde todas las facultades la queja más repetida es la de que no se informa sobre diversos aspectos de la vida universitaria: Mª Carmen García, conserje en Ciencias de la Educación comenta que una de las primeras cosas a hacer sería “mejorar la comunicación. Hasta a los que trabajamos aquí nos cuesta encontrar datos en la web de la universidad”.
LOS representantes de la Asociación Ingenierías Sin Fronteras tienen la misma protesta: “Es muy complicado acceder a publicar algo en paneles digitales, no hay información de cómo hacerlo, cómo mandar correos al personal de la UMA, ni siquiera sabemos con quién podemos contactar. No se informa de cómo podemos informar”. En la misma línea, la alumna de Informática, Mª Carmen González García, explica que en la secretaría, “después de los códigos de las asignaturas, no saben darte nada más. Tienes que buscarte tú la vida pero tampoco sabes a dónde ir”.
LA Universidad de Málaga es de calidad, pero que le faltan muchas mejoras es algo que no se puede negar. Está muy bien que pueda presumir de ser Campus de Excelencia Internacional (http://www.educacion.gob.es/campus-excelencia.html) pero no se debe olvidar que, si su objetivo es crear “ecosistemas de conocimiento”, haber conseguido la acreditación no basta. Ahora es el momento de seguir trabajando para llegar, de verdad, a esa ‘excelencia’.
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