CICO. 27/12/11. Alberto
R. Aguiar. Es
lógico pensar en la universidad como una institución que, además de la evidente
labor educativa que se le presupone, mantiene unos estándares de calidad en
cuanto a sus instalaciones: tecnología básica, salubridad e higiene o accesos y
lugares de estacionamiento adecuados, nada de lo que no goce cualquier centro
comercial por muy arcaico que sea. En estas fotodenuncias, el coordinador de CICO / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, Alberto
R. Aguiar pone en evidencia gráfica la ‘excelencia’ del campus malagueño de El
Ejido.
FOTODENUNCIAS: La odisea de aparcar en El Ejido…
EL alumno se levanta a las ocho de la mañana. Sus clases
comienzan a las nueve y media, pero, aunque vive cerca de la facultad, no se
fía de los posibles (y probables) embotellamientos en la Avenida Andalucía.
Se sabe con poco tiempo y apenas un cuarto de hora después, tras asearse,
vestirse y desayunar algo, sale de casa. A las ocho y media ya conduce de
camino a clase. El alumno ya se acerca a la plaza de El Ejido por la calle
Padre Modéjar. Y entonces, se encuentra esto:
ESTA es la estampa
habitual que los estudiantes del campus de El Ejido deben soportar día a día al
entrar y al salir de clase. Aparcar el coche en un emplazamiento como este es
una auténtica odisea. Lo corrobora un ex alumno de la facultad de Económicas,
Marcos Rodrigo Serrano: “Falta muchísimo sitio. Muchas veces llegamos tarde a
clase, no hay manera”.
EL Ejido fue uno de
los barrios malagueños elegidos por la recién constituida Universidad en el año
1972 para albergar las primeras dependencias de la institución. El Rectorado, la Escuela Politécnica
Superior, la
Escuela Universitaria de Estudios Empresariales, la Escuela Técnica
Superior de Ingenieros Industriales, los vicedecanatos de Relaciones
Internacionales y alumnos, entre otros edificios. Tras la construcción del campus
de Teatinos, muchos de estos edificios se trasladaron a la ampliación del
mismo, salvo el edificio de gobierno, que ahora se encuentra en la antigua sede
de Correos y Telégrafos de la Avenida Cervantes, junto al Paseo del Parque.
CADA día, los
problemas de tráfico colman la paciencia de los alumnos de Económicas, Bellas
Artes y Arquitectura, entre otras carreras que allí se imparten. El profesor de
Matemáticas Aplicadas a la Economía, Julián Molina, en declaraciones para esta
revista, resucita la urgente necesidad de trasladar estas facultades. “Es muy
incómodo el asunto, pero desgraciadamente no tiene más arreglo que trasladarse
del centro. No hay sitio donde poner más aparcamientos”.
LA UMA ya está en ello. Las obras de la futura facultad de
Ciencias de la Salud,
actualmente ubicada en Martiricos, han comenzado. Pero hasta la fecha no parece
haber indicios de más proyectos y el proceso de traslado puede alargarse mucho
más del que los conductores desearían. Un ejemplo contundente puede ser el del
aulario de Ciencias de la
Comunicación, prometido para principios de este año. El
vallado para el inicio de las obras comenzó el pasado martes día 20.
… y la ‘Excelencia’ hecha basura por los suelos
CUANDO pensamos en una institución pública, imaginamos que ésta colma sus necesidades básicas con relativa eficacia. O al menos, que lo intenta. En una universidad pública, por ejemplo, imaginamos que se trabaja en la implantación de planes de estudios y programas coherentes, garantes de una docencia adecuada. Imaginamos, también, que se intentan usar y aprovechar las tecnologías más punteras para asegurar a los alumnos una formación adecuada a las competencias laborales que se exigen hoy día. Imaginamos, aunque nos cueste, una administración eficaz y rápida. Damos por hecho que se trata de una institución transparente, sin necesidad de realizar algún tipo de desplante ante ningún medio de comunicación. E imaginamos una universidad pública capaz de dotarse de una infraestructura no necesariamente envidiable, pero sí al menos necesaria.
PERO lo que nuestra inocencia podría haber obviado es que una institución académica y pública seguramente cuente con unas condiciones óptimas de salubridad e higiene.
NO siempre es así.
ASÍ se encontraba
la puerta de la Facultad
de Ciencias Económicas y Empresariales, del campus de El Ejido, el pasado lunes
19 de diembre, sobre las once de la mañana. Una universidad como la de Málaga,
que de ser excelente ha pasado a aspirar a la excelencia, no puede permitirse ‘extasiar’
a su comunidad con semejante hediondez. Una excelencia de verdad, más allá del
papel mojado, no aparece de la noche a la mañana. No es tan simple.
PARA lograr la
bienquerida excelencia hace falta que, no sólo la universidad, sino todas las
instituciones de la ciudad arrimen el hombro. A una ciudad como Málaga le
interesa, y muchísimo, que su universidad sea un referente académico en el
panorama nacional e internacional (no sólo en Incheon, Corea del Sur). Sólo con
el apoyo fehaciente de entidades como el Ayuntamiento de Málaga podría
lograrse. Una universidad no puede ser excelente si la plaza en torno a la que
se levanta un campus (plaza de El Ejido) es conocida entre la juventud como ‘la Plaza de los Yonquis’. No
puede ser excelente si a las puertas de las facultades, las bolsas de basura
desbordan los contenedores desde las primeras horas de la mañana.
ESTE medio contactó con Limasa para averiguar si la empresa de limpieza
conocía la situación de este campus universitario. Contactamos en un primer
lugar con la sede, que nos remitió al Ayuntamiento de Málaga para que
interpusiésemos una solicitud. Tras esto, el mismo Ayuntamiento de Málaga nos
remitió a otro teléfono que finalmente no nos cogió. No tuvimos respuesta
alguna.
PUEDE ver aquí anteriores publicaciones de CICO / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com:
- 22/11/11 ¿Qué es CICO?
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