Profesor de Ecología de la Universidad de Málaga
07/04/10. Opinión. Desde 2002, el profesor de Ecología de la Universidad de Málaga (UMA) Francisco J. López Gordillo investiga los efectos del Cambio Global en macroalgas de los ecosistemas polares, tanto Árticos como Antárticos, los lugares donde antes y con mayor contundencia...
Por Francisco J. López Gordillo
Profesor de Ecología de la Universidad de Málaga
07/04/10. Opinión. Desde 2002, el profesor de Ecología de la Universidad de Málaga (UMA) Francisco J. López Gordillo investiga los efectos del Cambio Global en macroalgas de los ecosistemas polares, tanto Árticos como Antárticos, los lugares donde antes y con mayor contundencia se están observando las modificaciones, como puede verse en esta GALERÍA DE IMÁGENES. Este experto reflexiona sobre la materia en este artículo con el que se estrena una nueva sección de EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com dedicada a la investigación, el desarrollo y la innovación, que se hace en colaboración con la Universidad de Málaga.
Cambio global sí, pero en su justa medida
DESDE que en 1961 se dijera por primera
vez que los niveles de CO2 estaban aumentando progresivamente y que eso podría
tener consecuencias en el balance térmico de la Tierra, hasta hoy, hemos
asistido a la instauración de una conciencia social respecto a nuestra
capacidad como especie de cambiar el clima de la Tierra a escala global.
POR supuesto, esta visión no es compartida por todos, de tal manera que actualmente existen dos bloques de opinión perfectamente definidos y organizados. De un lado los que quieren salvar al planeta (no exento de un sentimiento de culpabilidad) de una catástrofe ambiental de consecuencias impredecibles para nuestra especie, y de paso, para las otras. De otro lado los conocidos como negacionistas del cambio.
ANTES de exponer las argumentaciones de unos y de otros tendríamos que aprender a diferenciar de una vez por todas entre Cambio Climático y Cambio Global. El primero es un cambio en las características climáticas de una región determinada (o de la tierra en su conjunto), por lo tanto sólo debe usarse cuando queremos ceñirnos a hablar de clima. Muchos científicos (sobre todo los que no son meteorólogos ni climatólogos) utilizan el término Cambio Global para referirse a todas las alteraciones antropogénicas de cualquier naturaleza (el aumento de CO2 en la atmósfera per se, el cambio de uso de suelos, la reducción de la diversidad biológica -mal llamada biodiversidad-, la eutrofización de costas y ríos, la contaminación de acuíferos, etc.) Así las cosas, los preocupados lo han tenido mucho más fácil que los negacionistas.
EXISTEN muestras de cambios en el medio ambiente provocados por el hombre allá donde miremos, y sólo falta saber mirar para darse cuenta de que el ritmo de afección no es sostenible en el tiempo. La secuencia argumental de los negacionistas ha sido más ardua, más difícil, han luchado a contra corriente y, al menos eso piensan ellos, han conseguido grandes victorias, aunque sean parciales. Hay que reconocerlo, tienen cierto mérito. Pero de todo lo que hayan podido conseguir hay algo que tiene un valor científico incuestionable y que muchos preocupados reconocen como positivo, la duda. Dudar de si las conclusiones científicas están basadas en evidencias irrefutables o no, dudar de si se está favoreciendo un tipo de conclusiones en detrimento de otras quizá igualmente válidas pero de signo opuesto. No sólo es positivo sino deseable en general y estrictamente necesario en lo científico.
COMO consecuencia, los preocupados han tenido que redoblar esfuerzos en conseguir nuevas metodologías más fiables, corregir trayectorias erróneas de los satélites, buscar donde antes no se les había ocurrido, aprender a mirar de otra manera. El resultado de esta batalla ha sido un aluvión de nuevas evidencias a favor de la existencia de un Cambio Climático y Global de origen antrópico. Pero eso no va a detener a nuestros esforzados negacionistas, que no son un grupo de locos sin argumentos, al menos no en muchos casos. El ejemplo más notorio lo tenemos en Estados Unidos, cuyos anteriores gobiernos negaban el Cambio Climático, y cuya sociedad, hoy día y a pesar de Obama, sigue dividida prácticamente en un 50% entre unos y otros. Eso contando los que puedan tener cierta opinión sobre el tema, puesto que para una gran masa de la sociedad ni les va, ni les viene.
¿Y por qué tienen los negacionistas tanta notoriedad? Existen grandes grupos de presión interesados en que se oigan sus voces: las petroleras, la industria del carbón y la automotriz son sus principales valedores. El instituto ultraconservador Heartland es su catalizador, y los medios de comunicación afines como la televisiva Fox sus altavoces.
AUN así juegan en desventaja, lo saben, lo denuncian y en parte tienen razón. No es que la toma de conciencia del Cambio Global sea una conspiración judeomasónica para desviar fondos hacia el “enemigo” como las energías alternativas, como ellos reclaman, pero sí es cierto que los propios científicos procuran que sus investigaciones estén relacionadas con el cambio global para obtener fuente de financiación para sus proyectos. “Si no colocas la expresión Cambio Global en el título de tu solicitud, no vas a ser financiado” se dicen unos a otros.
VERDAD, pero ¿es eso tan terrible? los gobiernos tienen asesores expertos que determinan las líneas prioritarias de investigación, es decir, se prioriza el tipo de investigación que se quiere producir en base a lo que los expertos consideren como campos de conocimiento en los que es necesario avanzar. Nadie pone en duda que la investigación sobre el cáncer o en busca de la vacuna del SIDA es más prioritaria que conocer los genes implicados en el color del pelo, aunque ambos son retos científicos equiparables en cuanto a la tarea de investigación y descubrimiento se refiere.
DE igual manera, a la investigación de un ecólogo, no se le da la misma prioridad si se dedica a establecer patrones de migración de aves, que sí pretende observar como los cambios en la temperatura del aire, o en las precipitaciones anuales, pueden llegar a modificar esos patrones. La necesidad de este tipo de conocimiento, repito, en parte se ha revelado por la puesta en duda de las evidencias preexistentes por parte de los negacionistas.
UNA cosa está clara: como especie capaz de generar conocimientos y a la vez responsable de tanto destrozo, necesitamos saber más. Necesitamos conocer hasta qué punto el sistema (clima, diversidad biológica, corrientes oceánicas, nivel del mar,…) va a depender de lo que nosotros hagamos a escala local y global. Pero, ¿no es suficiente ya? Parece que no. Las predicciones más pesimistas del principal organismo internacional, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) plasmadas en el último informe de 2007 se nos han quedado cortas ya en el 2009-2010. Hay procesos que no se habían contemplado en los modelos y que ahora empezamos a conocer…, y no son buenas noticias.
EL permafrost, el suelo helado que cubre buena parte del hemisferio Norte, se descongela a una tasa más deprisa de lo previsto, entre otras cosas, porque el aumento de temperatura ha promovido que la vegetación de raíces superficiales anterior se vaya sustituyendo por especies con raíces más profundas que favorecen la abertura de grietas y, por tanto, acelera la descongelación, con el concomitante aumento en la liberación de CO2 y metano a la atmósfera. Aproximadamente el 50 por ciento del CO2 emitido a la atmósfera es absorbido, por simple dilución, por las capas superficiales de mares y océanos. Pero recientemente se ha descubierto que esa capacidad absorbente está disminuyendo.
BIEN, así las cosas, los negacionistas tienen de nuevo que apretar el puño y buscar nuevas argumentaciones. Sí señor, aceptamos Cambio Climático como proceso actualmente en marcha. Ojo, pero que no nos digan que la culpa es del CO2 o de ninguna actividad humana, nosotros apostamos por el “business as usual”. Además tenemos una enorme capacidad de reírnos de todas las tonterías que sueltan los preocupados por su boquita. Y lamento decir que el objetivo de este artículo no es otro que el de denunciar a aquellos que contribuyen a que esto sea así. Estamos asistiendo a bienintencionadas pero mal informadas expresiones que pretenden alertarnos de la catástrofe, tanto en medios de comunicación como en distintos foros de corte ecologista, pacifista, antisistema, antiglobalización y otras cuantas facciones más, a los que se les suele considerar juntos y revueltos.
CONSULTE esta GALERÍA DE IMÁGENES para ver algunas de las fotografías de las expediciones realizadas por López Gordillo a los polos Norte y Sur. Estas investigaciones y experiencias también han sido expuestas en este blog (http://ublogs.uma.es/charran), el primero de corte científico nacido en la Universidad de Málaga.