
MUJERES. 07/12/11. Angélica Cuenca Pérez. La discriminación hacia las mujeres se presenta en forma de
múltiples actos de dominación cotidiana. Uno de los más duros y peligrosos es
la violencia sexual, algo que, como afirma la psicóloga Angélica Cuenca
Pérez en este artículo para el suplemento Mujeres / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, tiene su origen en la
naturalización de los comportamientos machistas desde tempranas edades su mejor
aliado.
Violación por confianza
¿SABÉIS qué es la violencia física? Si,
es empujar, pegar...
¿SABÉIS qué es la violencia psicológica? Sí, es insultar, humillar...
¿SABÉIS qué es la violencia sexual? Sí...una
violación.
¿ALGUNA vez os habéis sentido víctima de violencia sexual? ¡¡NO!!
¿OS
habéis sentido alguna vez presionadas de cualquier manera por vuestro novio
para hacerlo? Mmmm... sí.
LA violencia sexual básicamente se refiere
a que tu pareja te insista, te presione, te haga chantaje emocional, se enfade
o te extorsione a fin de conseguir lo que quiere: tener sexo contigo, aunque a
ti no te apetezca. Ahhh.....
¿CONSIDERÁIS ahora que habéis vivido situaciones de violencia sexual con vuestras
parejas? Mmmmm... no sé...
BUENO, tampoco es eso...es tu novio y ya sabemos
que los hombres siempre tienen ganas... y para que se vayan con otras... además
como termina pronto, pues a mi me da igual.
A ver... yo me acuerdo que cuando
tenía ganas se ponía muy pesado, yo le decía que no, que mi madre nos iba a
escuchar o que nos iban a ver cuando se ponía así en la calle... el pasaba de
todo... parecía que cuanto más lloraba yo, más energía tenía... me decía: “¿cómo
que no? Ahora va a ser por cojones”.
PUES ya ves el mío... cuando le dio
la 'picá' de que quería hacerlo por detrás porque lo había visto en una peli
porno...no me dejaba tranquila...eso era un martirio chino...me hacía mucho
daño, iba a saco...hasta que no me hacía sangre no paraba...después no podía ni
sentarme...le cogí un miedo que cuando me bajaba la regla ni se lo decía para
que no tuviera excusa...
¿Y cómo os sentíais cuando esto
pasaba? Pues mal. Yo siempre tenía
molestias, me dolía mucho después.
DEPENDE, si se vestía y se iba me sentía como
utilizada pero si se quedaba conmigo y se ponía cariñoso me sentía bien.
YO sabía que eso no estaba bien, pero
era mi novio, peor es que te pegara, ¿no?
BUENO, después siempre me llamaba
como si nada y yo ya me planteaba que era yo la rara y que era una frígida,
supongo que cuando tienes un novio es lo que hay, tampoco lo hacen con mala
intención...
¿QUÉ es robar? Pues quitar algo que no es tuyo.
¿TE lo quite quien te lo quite? Sí.
¿AUNQUE sea alguien de tu familia? Bueno, sí, es lo mismo, robar es robar y
encima si es de tu familia pues te fastidia más, ¿no?
¿QUÉ es violar? Pues obligar a mantener relaciones sexuales a alguien.
¿TE obligue quien te obligue? Mmmmm... bueno, si es tu novio...
¿Y
si es tu novio? Pues bueno, sí, violar es
violar y si encima es tu novio pues más te duele ¿no? Por eso supongo que
ninguna de nosotras lo vemos así...para no morirnos de la pena...
LA violencia sexual representa la
punta del iceberg de la discriminación hacia las mujeres, producto invisibilizado
y último de la subordinación a los hombres.
EL derecho que la historia ha
concedido a los hombres de satisfacer sus impulsos sexuales más allá de los
deseos y los derechos de su pareja deja patente la naturalización de esta
máxima desigualdad.
Y precisamente esta es la fórmula
mágica de la violencia sexual: invisibilizarla y naturalizarla como manera
eficaz de perpetuarla.
TAL vez me quitaría un poco de
inquietud pensar que esto le pasa a pocas mujeres y que además son adultas, pero
resulta que no, son niñas, niñas que han empezado a vivir, niñas con no más de
15 años, niñas que ya saben el ABC del machismo sin pensar que otra manera de
vivir la pareja y la sexualidad es posible.
ESTAS adolescentes no eligen ni el
momento ni las condiciones de la relación sexual, ejerciendo sus novios, como
en muchos otros ámbitos, el poder de decidir sobre un cuerpo que no es el suyo.
SON nuestras sobrinas, nuestras
hijas, la primita de la vecina, futuras mujeres insatisfechas sin respeto
alguno por su cuerpo, niñas que se van a desarrollar pensando que en la
construcción de su sexualidad ellas solo ponen el material pero que no deciden
dónde, cuándo o cómo se construye su casa. ¿Pero dónde han firmado este acceso
carnal forzado? ¿En qué contrato? Para mí sigue siendo un gran misterio.
SABEMOS del poder de la socialización
de género, de cómo los roles se van aprendiendo, pero, encontrarse con esto en
tu trabajo, es como creer que se ha colado en tu casa una cucaracha y de
repente te encuentras que lo que se ha colado es un elefante.
PUEDE ver aquí anteriores publicaciones de Mujeres / EL OBSERVADOR:
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