MUJERES. 10/01/12. Beatriz González Romero. “Resulta
perverso separar la trata de la prostitución. Al hacerlo revisten a esta última
de un componente de libertad que deja las conciencias de los clientes de
prostitución, que son muchísimos en España, muy tranquilas. ‘La prostitución es
una cosa señores y la trata es otra muy distinta’. Peligrosa afirmación”. Beatriz
González Romero, presidenta de la ONG Mujer Emancipada,
analiza en este artículo para Mujeres / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com la indefensión real de
las mujeres que ejercen la prostitución en España.
Las
mujeres prostituidas son multadas con total alevosía en lugar de ser protegidas
y consideradas potenciales víctimas de trata
MUJER Emancipada es
una ONG de ámbito autonómico andaluz que trabaja para ayudar de forma
desinteresada a cualquier mujer en situación de exclusión social en general y en
particular apoyamos a mujeres que han sido drogodependientes, han ejercido la
prostitución y, dentro de éstas últimas, aquellas otras que hayan sido víctimas
de trata de seres humanos con fines de explotación sexual.
LA asociación Mujer Emancipada fue
creada en el año 1995 con el objetivo de proporcionar ayuda a las mujeres que
ejercían la prostitución en Málaga. En los primeros tiempos de trabajo nos encontramos
a un colectivo de mujeres prostitutas muy deteriorado por el consumo de drogas.
Las mujeres españolas eran la mayoría de las personas prostituidas en España en
esa época y conformaban un colectivo social muy desarraigado, marcado por el
VIH y el transeuntismo.
EN el año 2002 empezamos a vislumbrar
que el panorama de la prostitución estaba cambiando radicalmente. La mayoría de
las mujeres que ejercían en Málaga eran ahora extranjeras y buena parte de
ellas no lo hacía ya por problemas de drogas sino por pobreza y por problemas
de tráfico de seres humanos con fines de explotación sexual.
AUNQUE en el año 2000 la ONU empieza a vislumbrar este
nuevo gran problema social delictivo (publicando el protocolo de Palermo) los
propios países firmantes de dicho protocolo han ido necesitando un tiempo de
reacción, no sólo para incorporar dicho protocolo a sus propios ordenamientos
jurídicos sino también, para empezar a darse cuenta de que en sus territorios
se están produciendo nuevas formas encubiertas de esclavitud.
EN la última década en España y en
Europa la oferta de prostitución no sólo es ya mayoritariamente extranjera sino
que también ha crecido abrumadoramente. El fenómeno está tomando tales
dimensiones que los gobiernos se están viendo obligados a empezar a reaccionar.
NUESTRO Parlamento Estatal emite un
Informe Ponencia sobre Prostitución en el año 2007, con el consenso de diversos
partidos políticos, grupos de expertos y agentes sociales, que viene a resaltar:
que la prostitución se ha multiplicado, que es abrumadoramente femenina, que es
ejercida mayoritariamente por extranjeras y que tiene claros vínculos con el
crimen organizado a nivel mundial.
ESTE informe posiciona en ese momento
al Estado español como un estado abolicionista que no reconoce la prostitución como
“una profesión normalizada para nadie” porque está claramente asociada a la
feminización de la pobreza y a la trata de seres humanos y esto es contrario a
nuestra Constitución y a los principios que en ella se propugnan para ambos
sexos.
LA corriente abolicionista dice
claramente que hay que perseguir al proxenetismo y a los clientes de la
prostitución pero nunca a las mujeres que la ejercen porque son víctimas.
FRUTO de esta sensibilidad, nacida en
nuestro Parlamento, y en cumplimiento de normativas internacionales, España
viene a aprobar con posterioridad a dicho Informe del 2007, el Plan Integral de
Lucha contra la Trata
de Seres Humanos (2009-2011), prorrogado un año más, y el Protocolo de Lucha
contra la Trata
de Seres Humanos con fines de explotación Sexual (noviembre 2011).
RECIENTEMENTE, en diciembre de 2011,
he tenido la oportunidad de asistir al II Congreso Nacional sobre Trata de
Seres Humanos con fines de explotación sexual, celebrado en Granada.
MI impresión, tras 16 años trabajando
con las mujeres, fue dual.
POR un lado tuve el placer de
comprobar que siguen aprobándose documentos jurídicos de protección a las
víctimas de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y que existe
por tanto una gran sensibilidad ante el problema.
NO obstante mi sabor fue agridulce.
Agridulce porque muchos de los ponentes que hablaron de la trata a nivel
jurídico nunca han visto una prostituta ni una mujer tratada. Agridulce porque
se dejó caer una perversa y muy peligrosa separación del término ‘prostituta’
por un lado y ‘mujer tratada con fines de explotación sexual’ por otro (como si
éstas últimas se dedicaran a coser). Si bien a nivel jurídico y de protección a
las víctimas es necesario separar conceptos: Está claro que la trata de seres
humanos es para más fines que para la explotación sexual (puede ser explotación
laboral, tráfico de órganos...). Hasta aquí todos llegamos. También es fácil
comprender que no todas las prostitutas que ejercen en España han sido tratadas.
Hasta aquí todos también llegamos.
PERO en el ambiente había personas
interesadas en separar la trata de la prostitución y esto me parece muy
perverso. Esto fue patente en cuanto a comentarios expresos de algunos ponentes
y patente también en cuanto a que ninguna ponencia habló de la prostitución simplemente
(cuando las mujeres tratadas con fines de explotación sexual lo que hacen es
prostituirse).
YA nuestro Congreso de los Diputados
en el año 2007 nos recordó que la prostitución se ha multiplicado y que la
ejercen de forma abrumadora mujeres extranjeras que son potenciales víctimas de
trata, aunque no se haya podido demostrar jurídicamente con un procedimiento jurídico
concreto ni con un periodo de reflexión. De hecho el Plan Integral y el
Protocolo surgen después de la sensibilidad surgida de dicho informe, y dicho
informe habla de prostitución. ¿Qué pasa? ¿Es que hay miedo a llamar a las
cosas por su nombre? Prostitución, sí, prostitución. Es una palabra que
despierta ampollas entre todos los sectores políticos, económicos y sociales.
Parece políticamente correcto hablar de trata pero no de prostitución. Porque
si hablamos de prostitución tenemos que hablar de la responsabilidad de cientos
de miles de españoles que son clientes de prostitución y que también son
cómplices silenciosos de la esclavitud que la trata produce. Porque estamos
poniendo en juego mucho dinero, ni que decir tiene el dinero que mueven los
clubes de alterne en España, incumpliendo el código penal. Porque hablar de
prostitución es hablar de feminismo y éste también resulta hasta incómodo para
mucha gente, tanto de izquierda como de derecha.
¿SABÉIS lo complejo que resulta sólo
entender el concepto jurídico de trata? Sin embargo ya no hablamos de
entenderlo sino de demostrarlo. En la práctica existen en el país montones de
mujeres que ejercen la prostitución que han sido tratadas y que no saben ni lo
que esto es. Existen pocas mujeres que llegan a saberlo (por el contacto con la Guardia Civil,
Policía u ONG) pero el proceso es tan complejo y peligroso para ellas que nunca
llegarán a denunciarlo. Son realmente muy pocas al año en España las que lo
hacen.
EN realidad lo que ocurre es que
estas mujeres lejos de ser protegidas son multadas por autoridades locales que
ni entienden de protección a las víctimas ni quieren entender.
Resulta perverso separar la trata de la prostitución. Al hacerlo revisten a
esta última de un componente de libertad que deja las conciencias de los
clientes de prostitución, que son muchísimos en España, muy tranquilas. ‘La prostitución
es una cosa señores y la trata es otra muy distinta’. Peligrosa afirmación.
NO obstante no se trata de un debate
Abolición o Reglamentación. El debate es sobre hacer prevalecer lo global a lo
local. Se trata de entender que es un tema de derechos humanos de las mujeres.
Que si la ONU o
nuestro Parlamento nos están diciendo que el asunto de la prostitución y de la
trata es muy grave, las administraciones locales no pueden ignorar estos
mandatos multando a las prostitutas y olvidando así el superior cumplimiento de
la protección que se debe dar a las víctimas.
POR otra parte sabemos que en la
actualidad lucrarse de la prostitución ajena en España es un delito y traficar con
mujeres para explotarlas sexualmente también lo es. Se están incumpliendo dos
delitos de forma independiente con total impunidad. Sin embargo en España los
clubes de alterne campan a sus anchas vulnerando la legislación que prohíbe lucrarse
de la prostitución ajena. Enmascaran la actividad de cualquier forma y manera
que, revestida de hostelería, acaba pareciendo que brindan un servicio a la
sociedad masculina, cuando en realidad están violando de forma flagrante
delitos contemplados en nuestro código penal.
NO hace falta traficar sexualmente
con mujeres, basta con tener un negocio de alterne para estar incumpliendo la
ley. Sin embargo como esto ocurre a espaldas de las respetables familias de
nuestras respetables ciudades lo que importa en realidad es que las mujeres no
enseñen sus atributos sexuales delante de nuestros hijos e hijas.
SI un empresario se salta la ley y se
enriquece además con ello no importa. Si otro empresario somete y trafica con
mujeres en contra de su voluntad esto tampoco importa.
PERO las mujeres, venidas de los
rincones más pobres del mundo sin embargo tienen que callar resignadas viendo
cómo los ciudadanos españoles se las pasan por la piedra, viendo cómo se
enriquecen otras personas de su actividad, aunque ello sea un delito. Sufriendo
en muchos casos palizas y extorsión para ejercer la prostitución y teniendo
como banderilla final que aguantar cómo la Policía Local (en
cumplimiento del orden público) les impone multas por haber cometido la
infracción del ofrecimiento sexual en la vía pública, como ya ha ocurrido con
la aprobación de Reglamentos en este sentido en muchas ciudades de España).
PUEDE
ver aquí anteriores publicaciones de Mujeres / EL
OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com:
- 07/12/11 Violación por
confianza
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