
MUJERES. 07/02/12. José Ángel Lozoya Gómez. “Puede parecer que el orden de factores no
altera el producto pero en este caso lo hace, al menos subjetivamente, porque
no es lo mismo pedirle a los hombres solidaridad que colaboración, ayuda que
corresponsabilidad, apoyo que implicación en el diseño y construcción de un
futuro compartido en el que mujeres y hombres tengamos los mismos derechos, las
mismas oportunidades y las mismas responsabilidad”. José Ángel Lozoya Gómez,
miembro del Foro de Hombres por la Igualdad destaca en este artículo para Mujeres / EL OBSERVADOR / www.revistaelobservador.com, la importancia de la
colaboración de ambos sexos en la lucha por políticas reales que aseguren la
igualdad social, jurídica y política de hombres y mujeres.
Los
hombres ante los recortes en las políticas de igualdad
LA falta de un proyecto
estratégico que orientara el trabajo con los hombres llevó al gobierno
socialista a perder la oportunidad de avanzar en su incorporación a las
políticas de igualdad, consolidar la colaboración institucional con el
Movimiento de Hombres por la Igualdad y contribuir a promover una mayoría
social capaz de oponerse al posmachismo.
EN lugar de esto usó la
crisis económica para justificar una ofensiva sin precedentes contra la
igualdad de oportunidades y la autonomía de las mujeres, sacrificando el
Ministerio de Igualdad y las iniciativas públicas que empezaban a considerar a
los hombres como aliados necesarios en el camino hacia la igualdad: el teléfono
para hombres o el compromiso de ampliación de los permisos de paternidad.
LO que hemos perdido los
hombres es insignificante si los comparamos con los recortes que se están
aplicando a los programas dirigidos a propiciar la protección de las víctimas
de la violencia machista o los que amenazan las conquistas de las mujeres de
los últimos años, en una ofensiva que se justifica por la necesidad de hacer
frente a una crisis económica que los recortes en políticas sociales
contribuirá a incrementar.
PERO el reconocimiento de
esta diferencia no puede ocultar la importancia de la pérdida de oportunidad
que supone la desaparición del teléfono para los hombres y la congelación de
los permisos de paternidad, porque eran las primeras medidas destinadas a
mejorar la vida de los hombres, implicándolos activamente en el cambio, que
hubieran contribuido, al mismo tiempo, a mejorar la vida de las mujeres.
SE trataba de avances
concretos en el modo de abordar la igualdad, basados tradicionalmente en
políticas centradas únicamente en las mujeres, aunque les llamaran políticas de
género o de igualdad. Hasta ese momento, el trabajo con los hombres solo se
planteaba como una táctica que favorecía a las mujeres en temas como la
prevención de la violencia machista o los embarazos no deseados, aunque también
ayudaban a mejorar la vida de los hombres.
PUEDE parecer que el orden de
factores no altera el producto pero en este caso lo hace, al menos
subjetivamente, porque no es lo mismo pedirle a los hombres solidaridad que
colaboración, ayuda que corresponsabilidad, apoyo que implicación en el diseño
y construcción de un futuro compartido en el que mujeres y hombres tengamos los
mismos derechos, las mismas oportunidades y las mismas responsabilidades.
RECONOCER que la igualdad
necesita promover el cambio de los hombres sin dejar por ello de destacar que
la mejora de su bienestar también es un objetivo legítimo de las políticas de
igualdad en áreas como los procesos de separación, las relaciones laborales, la
educación, la violencia machista o la vida afectiva y familiar es el resultado
de un proceso que se viene produciendo como consecuencia de una combinación de
factores: La conciencia de la mayoría del movimiento feminista de que tras
conquistar la igualdad legal ve que hace falta la participación de los hombres
para conseguir la real; el trabajo de los hombres por la igualdad que llevan
décadas criticando los modelos masculinos tradicionales e intentando implicar a
los hombres frente al machismo; las múltiples Conferencias sobre la Mujer y de
las Naciones Unidas que recomiendan alentar la corresponsabilidad de los
hombres en la promoción de la igualdad, y los buenos resultados cosechados por
las experiencias locales (Jerez, Euskadi,..) "para promover la
concienciación, participación e implicación de los hombres a favor de la
igualdad de sexos" (Gizonduz).
EL retraso en incorporar a
los hombres como beneficiarios directos de las políticas de igualdad ha tenido
consecuencias indeseadas, ayuda a explicar la existencia de un sector creciente
de la población que tiene la percepción subjetiva de que algunas leyes (sobre
todo relativas a violencia de género y la custodia de la prole en las
separaciones) van dirigidas contra los hombres y por tanto contra la igualdad.
Se trata de una percepción que no precisa de hechos contrastados pero que sirve
de caldo de cultivo en el que arraigan los discursos posmachistas,
desarrollados por personas contrarias a la igualdad que se presentan como las
defensoras más consecuentes de la misma y ven en la victoria del PP la
oportunidad de impulsar los cambios legislativos que promueven.
LA llegada del PP nos hace
temer que la poda de la igualdad que inicio Zapatero se convierta en la tala de
Rajoy y nos esperen años de movilizaciones en defensa de las conquistas
amenazadas. Pero tenemos que evitar el error de que las urgencias defensivas
nos impidan analizar y superar algunos de los errores del pasado que han
contribuido al desencanto electoral de la izquierda y el rechazo a las
políticas de igualdad.
SUPERAR las dudas sobre la
necesidad de contar con los hombres para defender las conquistas en peligro y
recuperar la iniciativa en el impulso de la igualdad, sin olvidar que la
prioridad sigue siendo promover el empoderamiento de las mujeres y la lucha
contra las desigualdades persistentes, implica asumir que es un error dejar en
segundo lugar el apoyo al cambio de los hombres. Un apoyo que siempre ha
contado con aquellos sectores del movimiento feminista que ven la igualdad como
una aspiración democrática inalcanzable sin aliarse con el movimiento de
hombres por la igualdad, que (todo hay que decirlo) nunca han puesto en peligro
los recursos destinados a las mujeres que tanto les ha costado conseguir. Que
las prioridades sean la erradicación de las violencias contra las mujeres y la
implicación de los hombres en lo doméstico (paternidad, cuidados,..), no impide
que haya áreas como el fracaso escolar, la exclusión social o la salud, en las
que la situación de los hombres parece ser peor que la de las mujeres, que
falten estudios sobre los hombres o el interés que tiene ayudar y apoyar a los
hombres a que elijan profesiones no tradicionales y estudios de humanidades.
DESDE el Movimiento Hombres por la Igualdad (MHXI), tras el proceso de confluencia iniciado el pasado mes de octubre en Barcelona con la aprobación de la Agenda, necesitamos crecer y afirmar nuestra autonomía, al tiempo que potenciamos las relaciones con el movimiento feminista y Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (LGTB), nos insertarnos en el movimiento 15M, nos acercarnos a los sindicatos, colaboramos con las instituciones que conserva la izquierda y vamos viendo las posibilidades con las gobernadas por el PP, conscientes de que podemos contribuir a construir la igualdad aportando temas y enfoques nuevos, comprometiéndonos en su promoción y añadiendo crédito a la idea de que la misma nos interesa tanto como a las mujeres.
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